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Bill Gross, el 'rey de los bonos' que contribuyó a bajar nuestra prima de riesgo
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el fundador de pimco ha anunciado su marcha

Bill Gross, el 'rey de los bonos' que contribuyó a bajar nuestra prima de riesgo

El hombre que en 1971 fundó Pimco, la gran gestora de renta fija, y desde ella apostó por la deuda española, se marcha a una firma, para él, de juguete

Foto: Bill Gross, en una imagen de archivo. (Reuters)
Bill Gross, en una imagen de archivo. (Reuters)

Imaginen. Newport Beach, California. Entran en el despacho de un tipo de 70 años que gana 200 millones de dólares anuales y se lo encuentran cabeza abajo en una de las clásicas posiciones de yoga. “Así la sangre me fluye a la cabeza, pienso más claro y se me ocurren grandes ideas de inversión”, dice. Después le ven vagar por los despachos de uno de los mayores fondos de inversión del mundo, Pimco, con activos por valor de un billón y medio de euros, un tercio más que todo lo que produce España en un año. Escuchan cómo les grita a otros ejecutivos, caballeros trajeados que también ganan millones de euros al año: “Os he hecho ricos. ¡A ver cómo os va sin mí!”. Y ahora miran sus cuentas de resultados: Pimco Total Return, el fondo estrella dirigido por este anciano, tuvo épocas gloriosas no tan lejanas en las que daba hasta el 10% de rentabilidad, pero en el último año ha tenido un retorno negativo de casi un 2%. Su responsable ha sido llamado a declarar ante las autoridades por haber mentido en los resultados de uno de sus productos estrella, destinado a las masas de inversores.

¿Dirían que este señor es "excéntrico", que "está a la deriva" o que es “demasiado temperamental para que Pimco lo sostenga”? Todo esto ha ocurrido, y con estas palabras se le ha descrito en la prensa. Él mismo reconoce que es difícil de tratar. Ha abroncado en varias ocasiones al Consejo de la empresa, ha amenazado con dimitir, ha enviado un ultimátum con diez puntos que exige cambiar de la compañía, ha pedido la cabeza de la ejecutiva que inició su propio plan de ampliar el fondo de la renta fija a la variable…

Bill Gross, el gran gurú inversor de la renta fija, iba a ser despedido por estas y otras razones, según fuentes citadas por el diario Wall Street Journal. Antes de ser sometido a la humillación, el viernes presentó su dimisión y una carta pública en la que anunciaba que se marchaba a un fondo pequeño “por su deseo de volver a pasar el grueso de su día gestionando los activos de los clientes”.

Bill Gross es a la renta fija lo que Elvis Presley al rock o Michael Jackson al pop. “Es el bond king, una institución de los mercados de renta fija”, asegura José Gonzales, director de la ECG Asset Management en Nueva York; “es un pionero”, opina desde Wall Street para El Confidencial Jon Najarian, trader y cofundador de TradeMonster.com. “Era de esos que levantaban el teléfono y hablaban con el secretario del Tesoro de Estados Unidos o con el Tesoro español”, subraya José María Luna, de Profin.

“Estoy harto de limpiar tu mierda”

Casi todos los grandes inversores tratan de dibujar una imagen pública de cuasi-infalibilidad en los negocios. Gross no era menos. Mítica entre los inversores en Wall Street es ya la disputa entre Gross y Mohamed El-Erian, destapada por el diario Wall Street Journal. Frente a una docena de ejecutivos, Gross le reprochaba al que en realidad era su jefe, el CEO de Pimco El-Erian, estar socavando sus iniciativas.

–Yo acumulo un historial de 41 años de excelentes inversiones –le espetó Gross a El-Erian–. ¿Tú qué tienes exactamente?

–¡Estoy harto de limpiar tu mierda! –le respondió El-Erian, quien decía que su actitud errática estaba dañando a la compañía.

Gross nació en Ohio en 1943, en una familia presbiteriana de clase media. Estaba estudiando psicología en la universidad de Duke cuando se fue de 'vacaciones de primavera' (spring break) a las Bahamas. Según cuenta la leyenda que él mismo se ha encargado de alimentar, allí ocurrió el hecho que le cambiaría la vida: en un casino de la isla se jugó al black-jack los únicos 50 dólares que tenía para esos días de farra. Lo perdió todo y se quedó frustrado porque “odiaba perder”. Un tiempo más tarde leyó el libro Gane a la banca (Beat the Dealer), en el que Ed Thorpe explicaba cómo contar cartas para lograrlo. Tras licenciarse en Psicología en 1966, se fue a Las Vegas con 2.000 dólares para vengar su humillación de las Bahamas. “Jugué al black-jack 16 horas diarias, siete días por semana, durmiendo en un hotel de mala muerte. Todo lo que hacía era levantarme y volver a empezar”. Asegura que estuvo cuatro meses así, hasta que ganó 10.000 dólares. “Ganaba sólo unos cinco dólares por hora. Pero gané. Aprendí el sistema y puse las probabilidades de mi parte”.

Sirvió como guardacostas del Ejército en Vietnam sin ver ni de lejos la guerra en la selva. A la vuelta, tras unos años como analista de inversión, junto a sus dos amigos Bill Podlich y Jim Muzzy fundó la empresa Compañía de Gestión de Inversiones del Pacífico (Pacific Investment Management Company, Pimco). Era 1971 y sólo contaban con una cartera para gestionar de 12 millones dólares en activos. Este pasado viernes 26 de septiembre el fondo contaba con una cartera de 1,97 billones de dólares. La empresa pertenece ahora a la aseguradora alemana Allianz. Gross no era ya ni el Presidente, ni siquiera el Consejero Delegado. Era el jefe de inversión, un puesto que encima compartía con El-Erian.

La deuda española con Bill Gross

Gross controlaba el Pimco Total Return Fund. Se trata del mayor fondo de inversión en bonos del mundo: 225.000 millones de activos están incluidos en él, en su mayoría títulos del gobierno estadounidense, pero también deuda pública de muchos países, entre ellos España.

No ha sido el único problema profesional del gurú de las finanzas en los últimos años. “Hizo varias calls (llamadas a la inversión) equivocadas el año pasado, desaprovechando un mercado alcista para la deuda del tesoro norteamericano”, explica Gonzales. Gross se salió de la deuda americana en 2011 porque la consideraba artificialmente cara, inflada por las continuas compras masivas por parte de la Reserva Federal (los famosos Quantitative Easing). Llegó a recomendar a los inversores que redujeran la cartera en bonos del Tío Sam porque sus cuentas están “mucho peor que las de Grecia” por una deuda enorme que compromete el futuro del país; o a decir que “España tiene un balance mejor que Estados Unidos”.

Y no eran sólo declaraciones: mientras el resto se iba como la peste de la deuda emitida por Madrid, él decidió poner un 1,7% de su fondo en esta deuda. De hecho, la empresa ha reconocido a principios de este año que tenía la mayor exposición de su historia en deuda de los países periféricos del euro. Todo con el sello Bill Gross.

“Este gurú fue de hecho de los primeros que opinó púbicamente e invirtió en deuda pública española en los peores años”, explica a El Confidencial José María Luna, director de análisis y estrategia de Profin. “La gente dijo: qué verá Gross, o Blackrock, que no veamos nosotros: Y empezaron a invertir”. Si al euro lo ha salvado el banquero central Mario Draghi, Bill Gross y su decisión de entrar en deuda periférica sin duda ha contribuido a hacer caer la prima de riesgo española, opina Luna.

Bill Gross y su fondo, por supuesto, se hicieron aún más ricos por el camino. Ahora, con su marcha, muchos temen que el fondo deje de apostar por la deuda periférica. El precio de los bonos españoles e italianos cayó nada más conocerse la marcha de Gross, y el tipo de interés subió entre cuatro y cinco puntos básicos.

Así que Bill Gross ha contribuido a reducir drásticamente el precio al que el contribuyente español paga el dinero que se presta al Estado para el funcionamiento de hospitales y escuelas en el país. Lo hizo por dinero, no por amor. De hecho en 2012 aseguró en Twitter “Grecia era un grano; Portugal, un forúnculo; y España es un tumor”, solo para después pedirle al presidente Mariano Rajoy que se “tragara su orgullo y pidiera ayuda inmediata porque el que duda está perdido y el orgullo precede a la caída”.

De lo muy grande a lo muy pequeño

Bill Gross tiene un nuevo trabajo, y está buscando una nueva casa para comprar. Ya tiene una mansión en Laguna Beach, una localidad playera del Orange County californiano conocida por la abundancia de artistas. Ha comprado a la actriz Jennifer Anniston su casa de Beverly Hills por 37 millones de dólares; en 2009 adquirió otra en una pequeña isla de millonarios, Harbour Island, que le costó 27 millones. Tiene muchas más propiedades: una en Corona del Mar; una mansión en Indian Wells, un condominio en Cupertino, además, claro, de una casa en Pebble Beach, todo eso en California, a lo que se añade un apartamento en Utah. Porque a Bill Gross lo que le gusta es el dinero, aunque 'sólo' ocupa el lugar 771 de la lista Forbes de multimillonarios.

Es, también, uno de los mayores donantes de Médicos Sin Fronteras y de su antigua universidad, la Duke de Carolina del Norte. Ha estado casado dos veces. Tiene tres hijos. Ha escrito un libro: Todo lo que has oído sobre inversiones está mal (Everything You've Heard About Investing is Wrong, de 1997).

Ahora, Gross se marcha a una empresita casi de juguete, dirigida por un buen amigo suyo. Se llama Janus Capital, y en ella Gross va a gestionar una cartera de activos similar a Pimco cuando arrancó: 13 millones. “Janus es justo lo que necesito en este momento de mi carrera y de mi vida”, ha dicho el septuagenario en su carta de despedida. “Su marcha va a dar una excusa a los que quieren deshacerse de fondos de Pimco”, explica Jon Najarian, que estima en otro 5-10% la caída del súper fondo global en bolsa, tras perder el viernes casi un 6%. Al mismo tiempo Janus, con la llegada de Gross, ha ganado en unas horas 600 millones de dólares de capitalización de mercado. “Es curioso ver que la cifra es la misma que supuso para el equipo de la NBA Cleveland la llegada de LeBron James”. Es lo que ocurre cuando llega una vieja estrella a un nuevo equipo.

Imaginen. Newport Beach, California. Entran en el despacho de un tipo de 70 años que gana 200 millones de dólares anuales y se lo encuentran cabeza abajo en una de las clásicas posiciones de yoga. “Así la sangre me fluye a la cabeza, pienso más claro y se me ocurren grandes ideas de inversión”, dice. Después le ven vagar por los despachos de uno de los mayores fondos de inversión del mundo, Pimco, con activos por valor de un billón y medio de euros, un tercio más que todo lo que produce España en un año. Escuchan cómo les grita a otros ejecutivos, caballeros trajeados que también ganan millones de euros al año: “Os he hecho ricos. ¡A ver cómo os va sin mí!”. Y ahora miran sus cuentas de resultados: Pimco Total Return, el fondo estrella dirigido por este anciano, tuvo épocas gloriosas no tan lejanas en las que daba hasta el 10% de rentabilidad, pero en el último año ha tenido un retorno negativo de casi un 2%. Su responsable ha sido llamado a declarar ante las autoridades por haber mentido en los resultados de uno de sus productos estrella, destinado a las masas de inversores.

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