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Los bonistas ejecutan a los Sampedro, toman Codere y la excluyen de bolsa
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se quedan con el 98% del líder de juego en españa

Los bonistas ejecutan a los Sampedro, toman Codere y la excluyen de bolsa

Tras meses de arduas negociaciones, los acreedores han impuesto su ley y se han quedado con el 98% del capital del líder de juego, condenado a quebrar

Foto: Uno de los locales de apuestas de Codere.
Uno de los locales de apuestas de Codere.

Cuatro meses después del principio de acuerdo alcanzado por los acreedores y los Sampedro, máximo accionista de Codere hasta el día de hoy, las dos partes han firmado un documento por el que se salva a la compañía de la suspensión de pagos. El sacrificio correrá a cargo de la familia, que pasará de tener el 70% del capital a apenas el 2%, por lo que el control de la líder español de la industria del juego pasa a manos de los bonistas.

Según han indicado fuentes próximas a las negociaciones, el acuerdo, adelantado por este diario el 11 de mayo, consiste en la aceptación por parte de los acreedores de una quita de unos 400 millones de euros sobre los 1.100 millones originales y el canje de algo más de 670 millones de deuda por capital, por el 98% de Codere. Además, los bonistas inyectarán otros 450 millones de euros mediante dos emisiones de deuda subordinada (200 millones) y senior (250 millones) para que la compañía tenga liquidez para poder continuar con su operativa diaria.

Posteriormente, los bonistas obligan a la familia Sampedro a comprar un 20% de Codere a un precio de mercado por determinar, lo que permitirá al actual presidente, José Antonio Martínez Sampedro, mantener su puesto y la influencia en la gestión. De esta manera, las dos partes intentan alinear los intereses de los acreedores y al mismo tiempo accionistas con los del equipo directivo, la mayoría de los cuales seguirá en el grupo.

No obstante, el control de las decisiones pasará por un consejo de administración que ya no estará controlado por la familia. El nuevo órgano de poder estará formado por nueve miembros, tres de los cuales los designará José Antonio Martínez Sampedro, cinco correrán a cargo de los bonistas, y el último se seleccionará de forma paritaria.

Una vez se ejecuten todos estos acuerdos, la voluntad de los bonistas es excluir la compañía de bolsa mediante una Oferta Pública de Adquisición (OPA) para los inversores minoritarios que aún mantengan las acciones. De esta manera, Codere pondrá fin a una trayectoria en los mercados de capitales que inició en octubre de 2007 cuando debutó a 21 euros por título. Hoy se cambia por debajo del euro por acción después de que un camino aciago empezado en julio de 2013 cuando reconoció por primera vez que era incapaz de pagar los intereses de su abultada deuda.

De esta forma, se pone fin a una batalla de José Antonio Martínez Sampedro con los que el denominada buitres carroñeros y a los que había amenazado con demandas en los tribunales por presunto fraude de ley. El presidente de Codere consiguió el apoyo de los sindicatos para atacar a los bonistas al tiempo que estaba ejecutando un plan de despidos para cerca de 4.000 empleados del grupo de bingos y máquinas tragaperras. Un severo ajuste que ha coincidido con la condonación a los directivos de una préstamos impagados que la empresa les concedió para comprar acciones.

Pese a estas intimidaciones, en las que Sampedro siempre pedía el anonimato, la realidad se ha impuesto. La compañía pasa desde hoy a manos de unos acreedores que llevan cuatro trimestres sin cobrar los intereses de sus bonos. Ahora solo falta saber qué ocurrirá con la deuda personal de la familia Sampedro, la cual supera los 500 millones de euros y que vence a corto plazo.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha suspendido la negociación de las acciones de Codere tras la publicación de esta información.

Cuatro meses después del principio de acuerdo alcanzado por los acreedores y los Sampedro, máximo accionista de Codere hasta el día de hoy, las dos partes han firmado un documento por el que se salva a la compañía de la suspensión de pagos. El sacrificio correrá a cargo de la familia, que pasará de tener el 70% del capital a apenas el 2%, por lo que el control de la líder español de la industria del juego pasa a manos de los bonistas.

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