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Emilio Botín el campechano: el banquero sin complejos que sabía reírse de sí mismo
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frases, indumentaria y un inglés irrepetibles

Emilio Botín el campechano: el banquero sin complejos que sabía reírse de sí mismo

"I am Emilio Botín, chairman of Banco Santander". Más allá de la figura histórica del banquero, Botín era un personaje campechano, polémico y muy divertido

Foto: Emilio Botín, junto al deportista Fernando Alonso (i) en una imagen de archivo. (Efe)
Emilio Botín, junto al deportista Fernando Alonso (i) en una imagen de archivo. (Efe)

"I am Emilio Botín, chairman of Banco Santander". Más allá de la figura histórica del banquero, Botín era un personaje campechano, polémico, ingenioso y muy divertido. Es más, cultivaba a propósito esta faceta y sabía reírse de sí mismo, algo nada frecuente en el mundo financiero. Su muerte nos deja un dechado de frases antológicas, momentos inolvidables como aquel recibimiento al rey Juan Carlos vestido con bermudas y, por supuesto, ese inglés celtibérico suyo al que recurría sin complejos cuando era necesario pese al ímprobo esfuerzo que le suponía hablarlo.

Siempre se ha dicho que 'Emilín', como le llamaba su padre (Emilio Botín 'el viejo', porque se jubiló a los 83 años), era el hermano más tosco, mientras que Jaime es el refinado, que lee a los clásicos en latín -como ha vuelto a demostrar esta semana con un artículo titulado Sit ei terra levis en su diario de cabecera- y se dedica a la filosofía. Lo cierto es que Emilio estaba mucho más cerca de la calle y de las preocupaciones de la gente, por lo que su modo de tomarse la vida era mucho más llano y espontáneo.

Sus momentos de gloria en el año eran la presentación de los resultados anuales del banco en febrero y la junta general de accionistas en junio. Precisamente, fue antes de la reunión de 2008 -aún no había quebrado Lehman- cuando soltó una de sus perlas más recordadas: "La crisis es como la fiebre de los niños, que empieza fuerte y luego baja". En la presentación de las cuentas de ese año, en febrero de 2009 después de que el mundo se hundiera, se retractó de aquello con otra ocurrencia: “La verdad es que el niño se nos ha puesto muy malo”, ante la hilaridad de directivos del banco y periodistas.

Un inglés inolvidable

En 2008 también protagonizó otro de sus momentos más memorables al grabar un vídeo para la cena de entrega de los premios Euromoney de banca con una alocución en su inglés particular en la que decía aquello de "If you are here tonight it is because you are a winner" y "You will be a better banker, my son". El programa 'La batalla de los clones' de Intereconomía siempre terminaba con otra frase de Botín en inglés: "Thank you very much for coming and see you in another acquisition".

Pero no le daba ninguna vergüenza esa pronunciación tan abrupta e hispánica, e incluso era capaz de improvisar respuestas a periodistas extranjeros en el idioma de Shakespeare. Alguna vez sí llegó a perder los nervios por este asunto, como cuando le espetó a una corresponsal china que "yo hablo muy mal inglés, pero a usted no se le entiende nada".

Indumentaria sin complejos

También es inolvidable el recibimiento que dispensó al anterior rey en una visita oficial a Brasilia en 2012, vestido con polo, bermudas y zapatillas del color rojo corporativo del Santander, y unos inenarrables calcetines blancos. El propio don Juan Carlos tuvo que hacer visibles esfuerzos para mantener la compostura y que no se le escapara una carcajada al verle aparecer de esa guisa. Y es que tampoco tenía ningún complejo en cuestiones de indumentaria; basta recordar la famosa imagen junto a Rodrigo Rato, ambos con sombrero panamá, u otra con una gorra de piloto demasiado pequeña al lado de su gran apuesta de marketing, Fernando Alonso.

A Botín también le encantaba hacer declaraciones provocadoras que sabía perfectamente que iban a desatar la polémica. El ejemplo más reciente se produjo el año pasado en Nueva York, cuando dijo que “es un momento fantástico, está llegando dinero a España por todas partes". Y añadió que "ha habido un cambio drástico de la percepción de nuestro país en el extranjero en los últimos meses. Existe una confianza en España como no se pueden imaginar”. Se refería a la inversión extranjera, pero le llovieron infinidad de palos en los que se aseguraba que ese dinero debía de ser sólo para los ricos como él.

Irónico consigo mismo

Lo mismo le pasaba hablando de sí mismo: "Cada vez lo hago mejor porque cada vez hago menos cosas", dijo en su última presentación de resultados, los de 2013. Su explicación era un espaldarazo para el debutante Javier Marín: "Tengo un consejero delegado que lo hace casi todo. Y me divierte muchísimo".

Precisamente, las preguntas sobre la sucesión y los avatares judiciales de su anterior consejero delegado, Alfredo Sáenz ("el mejor consejero delegado del mundo") eran las dos únicas cuestiones que le agriaban el carácter. Respecto a la primera, siempre respondía que "seguiré todo el tiempo que haga falta mientras tenga la confianza del consejo". Aunque incluso en esos temas hacía gala de humor. Hace un par de años le preguntaron qué le parecía que el Gobierno retrasara la edad de jubilación a los 67, y respondió: "No lo sé, cuando llegue a los 67 ya le diré" (ha muerto al filo de los 80).

"El BBV es un gran banco"

También tenía su ración de mala leche para el eterno rival, BBVA: siempre decía que “el BBV (sin “A”) es un gran banco". En Azca todavía se recuerda el monumental cabreo de Francisco González cuando el Santander le hizo la jugarreta de publicar sus resultados anuales de 2008 en plena presentación a la prensa de los de BBVA, lo que le robó todo el protagonismo en su comparecencia anual ante los medios. Este año volvió a repetir la jugada en junio, cuando FG daba su discurso en los cursos de economía de la Universidad Menéndez Pelayo (que patrocina el BBVA) y Botín envió unas declaraciones para responder a las acusaciones de Durao Barroso en el mismo foro de que el Banco de España tuvo la culpa de la crisis. Todos los medios publicaron dicha respuesta y casi nadie dio una palabra del discurso de su competidor.

Finalmente, Botín también tenía su corazoncito, ese que le falló el martes pese a que siempre tenía cerca un desfibrilador. Le preocupaban mucho más de lo que parecía los temas sociales. Así, remitió una carta manuscrita a un 'indignado' que intervino en la junta del banco de 2011, en la que le recordaba la fuerte inversión en educación que realiza el banco a través de Universia. Ese mismo año, ofreció un período de carencia de tres años a los hipotecados que se quedaran en paro o sufrieran un descenso del 25% en sus ingresos.

Precisamente, Botín era uno de los propulsores de que la AEB se acercara a los colectivos perjudicados por algunas de las prácticas de la banca (cláusulas suelo, preferentes, desahucios, etc.) para tratar de mejorar la imagen del sector ante la sociedad. Una tarea en la que, de momento, José María Roldán no ha satisfecho a sus patronos.

"I am Emilio Botín, chairman of Banco Santander". Más allá de la figura histórica del banquero, Botín era un personaje campechano, polémico, ingenioso y muy divertido. Es más, cultivaba a propósito esta faceta y sabía reírse de sí mismo, algo nada frecuente en el mundo financiero. Su muerte nos deja un dechado de frases antológicas, momentos inolvidables como aquel recibimiento al rey Juan Carlos vestido con bermudas y, por supuesto, ese inglés celtibérico suyo al que recurría sin complejos cuando era necesario pese al ímprobo esfuerzo que le suponía hablarlo.

Emilio Botín
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