Es noticia
Mas quería a Société y Fainé iba de farol: la historia oculta de la puja de Catalunya Banc
  1. Empresas
BOTÍN SE CONFIÓ Y FG LO apuesta TODO A LA RECUPERACIÓN

Mas quería a Société y Fainé iba de farol: la historia oculta de la puja de Catalunya Banc

La reciente subasta de Catalunya Banc, ganada por BBVA, fue una auténtica partida de póker con una gran cantidad de claves ocultas económicas y políticas

Foto:

La reciente subasta de Catalunya Banc, ganada por BBVA con una oferta de 1.187 millones menos garantías, fue una auténtica partida de poker con una gran cantidad de claves ocultas no sólo económicas, sino también políticas -ante la situación en que se encuentra Cataluña- que explican la actuación de los numerosos actores implicados y, a la postre, su resultado final. Unas claves que deben interpretarse en función de los objetivos de cada uno, que, en la mayoría de los casos, no son los que habían declarado públicamente y que derivaron en una partida llena de faroles y cartas marcadas.

1. Mas: prefería a Société y el peor era La Caixa

La postura de la Generalitat no es determinante en estas pujas puesto que el que vende es el Estado a través del FROB -y tiene que vender a quien más pague, que para eso es una subasta-, pero sin duda influye. En el caso de Catalunya Banc, la tesis generalizada es que Artur Mas pretendía preservar la 'catalanidad' del banco, por lo que, tras el rechazo a pujar del Sabadell -que prefiere integrar todo lo que se ha comprado ya en España y mirar cosas fuera-, su apuesta era La Caixa.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. La apuesta de Mas, con mucha diferencia, eran los franceses de Société Générale: un gran banco extranjero sin apenas presencia en España que iba a tener su sede en Barcelona y a operar únicamente en Cataluña (debe desprenderse o cerrar las oficinas fuera de la región que no se han cerrado ya por imperativo de Bruselas, después del intento fallido de venderlas por parte del FROB). Además, al no tener presencia en banca minorista, no habría necesidad de despedir a nadie. Un auténtico sueño hecho realidad para el president, que presionó cuanto pudo para que SG se presentara. De hecho, el propio FROB le compró el argumento para añadir competencia a la puja y elevar así el precio, lo filtró a los medios afines e incluso dijo públicamente que esperaba cuatro ofertas. Finalmente, los franceses -que no tenían ninguna sinergia y entraban en un mercado desconocido- decidieron no pujar.

Si la opción de Société no era factible, las preferencias de Mas se regían no por la catalanidad, sino por el mantenimiento del mayor empleo posible en las antiguas cajas. No quería de ningún modo que el proceso derivase en un conflicto social que diera munición a la izquierda catalana. Este objetivo iba en proporción contraria a la presencia de los candidatos en Cataluña: el mejor era Santander (el que menos oficinas tiene), seguido por BBVA y, en último lugar, La Caixa, en contra de la teoría general. Si ésta hubiera ganado, habría suprimido todos los servicios centrales y el grueso de la red, habida cuenta de las enormes duplicidades de las dos entidades.

2. Fainé: puja testimonial por el temor al desgaste

Precisamente, ese argumento fue el que provocó que La Caixa tampoco hiciera una oferta seria, sino meramente testimonial. Según fuentes conocedoras del proceso, la puja de la entidad presidida por Isidre Fainé fue de sólo 80 millones, una cantidad a años luz de la pagada finalmente por BBVA y destinada claramente a perder la subasta. Un portavoz de la entidad no hizo comentarios sobre esta cifra.

La posición de Fainé era muy compleja. Por un lado, debía mantener una imagen catalanista -en línea con la tesis ya referida-, lo que le obligaba a presentarse a la subasta. El propio presidente de la entidad con la mayor red de oficias de España había declarado en mayo en Catalunya Ràdio que estaba interesado en Catalunya Banc por muchas razones, "sobre todo porque se trata de una entidad catalana". Desde La Caixa se insistía en que tenían que defender su mercado original -donde era el líder indiscutible con más del 30% de cuota- de la entrada de los dos grandes bancos españoles.

Pero nada más lejos de las verdaderas intenciones de la entidad. Para La Caixa era mucho más importante el desgaste que le supondría en Cataluña el cierre masivo de oficinas con los correspondientes despidos, que la imagen de "salvador de la patria" que le habría proporcionado la compra de Catalunya Banc. Y, como se ha dicho, Mas quería evitar ese potencial conflicto social, con lo que ambos estaban de acuerdo. Resultado: La Caixa pujó, pero para perder.

3. Botín: la música había dejado de sonar

El gran favorito para hacerse con Catalunya Banc era Santander, por muchas razones: su cuota en Cataluña está lejos de la que tiene en el resto de España, era el único banco sano que no se había quedado con ninguna entidad rescatada, tenía capital de sobra y podía ofrecer más que nadie, envió al equipo más numeroso a la plaza de Antoni Maura a examinar las tripas de la entidad y ya estuvo a punto de comprarla en el segundo intento de subasta de marzo de 2013, cuando el Gobierno le pidió que se la quedara en el último minuto (no había presentado oferta) porque sólo tenía en la mesa la puja del Popular; pero Botín pidió un EPA (esquema de protección de activos) de 1.000 millones y Luis de Guindos se negó a aceptarlo, por lo que la puja quedó desierta.

Sin embargo, el mayor banco español se confió demasiado. Y no sólo por este favoritismo, sino porque pensó que en esta subasta se estaba jugando al mismo juego de las sillas que en la del año pasado y que en todas las subastas anteriores del FROB. Es decir, ante la falta de interés generalizado del resto del sector, bastaba con hacer una puja pequeña para llevarse el gato al agua. Sabía que esta vez no podía pedir EPA, habida cuenta del importante saneamiento de Catalunya Banc y de la segregación de 6.500 millones de 'hipotecas basura', pero pensaba que podía quedársela muy barata. Así, su oferta se situó en torno a los 300 millones, según las fuentes citadas.

Esta idea se basaba en la presunción de que La Caixa no iba a pujar en serio por la cuestión de la mala imagen, que no iba a aparecer un Banesco en este proceso y que BBVA, que ya se había comprado Unnim en Cataluña, tampoco iba a ir con una oferta ganadora. Ese fue el error de Botín. La música del juego de las sillas había dejado de sonar. Había ocurrido justamente con la subasta de NCG Banco, en la que no sólo pujó fuerte el banco venezolano, sino también La Caixa y el fondo Guggenheim. Los tiempos han cambiado y esta vez sí había que rascarse el bolsillo para ganar. Tuvo una oportunidad de último minuto cuando el Ejecutivo le pidió que subiera el precio para competir con BBVA, pero era demasiado dinero. Tampoco es que este fallo preocupe demasiado en Boadilla, porque sus miras llevan años fuera de España, pero sí han reconocido que tendrán que buscar una forma de crecer en Cataluña para contrarrestar la pinza de Caixa y BBVA.

4. FG: un precio que lo fía todo a la recuperación

La gran sorpresa del proceso, lo que rompió los esquemas de Botín, fue justamente que BBVA hiciera una oferta tan elevada, después de mantener un perfil muy bajo durante todo el proceso. En realidad, no tanto: a los 1.187 millones hay que restarles toda una pléyade de garantías estatales -litigios de preferentes, anulación de cláusulas suelo, riesgo Sareb, ruptura de acuerdos de seguros, etc.- que ya se habían concedido en NCG, a las que se suma otra para los créditos fiscales de Catalunya Banc, adelantada por El Confidencial: en el caso de que Hacienda no los salve todos, el precio se reducirá en 267 millones más.

¿Por qué decidió Francisco González pagar tanto? Porque el precio se sitúa en torno al valor en libros o ligeramente por encima (es decir, no genera fondo de comercio negativo, badwill), algo que jamás había ocurrido en las subastas del FROB. Según las diferentes fuentes, era una oportunidad de oro para convertirse en líder en España por encima de La Caixa, aparte de que duplicaría su cuota en Cataluña, impediría que ese crecimiento fuera a parar a su eterno rival, y si se cumplían las expectativas de recuperación económica, solucionaría sus maltrechas cuentas en España. Ahí está la principal pega que le ponen los expertos a la operación, incluso los que creen que es razonable: que confía demasiado en la mejora de la economía.

O más bien, en que suban los tipos. "El precio no es excesivo si le puedes sacar 300 millones de beneficio en tres años, teniendo en cuenta que le han quitado la 'podredumbre' y la necesidad adicional de provisiones es muy pequeña. El problema es que esta previsión es muy optimista porque asume una subida de los tipos en ese período, cuando el mercado espera que se mantengan planos, en cuyo caso la cartera de hipotecas seguiría sin rentar nada", explica un analista. Otros son más críticos y aseguran que "no se justifica pagar tanto por una franquicia tan deteriorada y que no dará beneficios hasta 2018, cuando hay entidades mucho mejores que cotizan por debajo de valor en libros. Además, con esto el capital de BBVA (fully loaded) se queda por debajo del doble dígito, que es el mínimo que exige el mercado".

5. Boada: el 'pagano' de la fiesta

Si el precio de BBVA genera pitos y palmas, en lo que está de acuerdo todo el mundo es en que Blackstone -donde el histórico Claudio Boada, antecesor de Guindos en la presidencia de Lehman Brothers España, es el encargado de buscar oportunidades de inversión en nuestro país- ha pagado una barbaridad por la cartera de hipotecas basura de Catalunya Banc. Esta cartera de 6.392 millones, calificada por los algunos de los que la examinaron como "la mayor de Europa y la peor de España", tenía provisiones por 2.205 millones, lo que dejaba el importe neto en 4.187 millones. El precio pagado por el fondo norteamericano fue de 3.615 millones, lo que supone el 86% del nominal, lo que permitió que el FROB sólo tuviera que poner 572 de ayudas públicas, cuando se esperaban 1.500. No es de extrañar que su director general, Antonio Carrascosa, diera una rueda de prensa -selectiva, eso sí-para celebrarlo a bombo y platillo.

"El mayor problema de la venta de Catalunya Banc lo tiene Blackstone. Nadie entiende el precio que ha pagado; yo no habría ofrecido más del 70% del nominal. Es un deal magnífico para el FROB y muy malo para Blackstone", opina uno de los analistas consultados. De hecho, inicialmente iba en consorcio con TPG, pero este otro fondo se retiró porque la parecía excesivo el importe de la operación. Mucha pericia van a necesitar sus gestores para rentabilizar la operación.

La reciente subasta de Catalunya Banc, ganada por BBVA con una oferta de 1.187 millones menos garantías, fue una auténtica partida de poker con una gran cantidad de claves ocultas no sólo económicas, sino también políticas -ante la situación en que se encuentra Cataluña- que explican la actuación de los numerosos actores implicados y, a la postre, su resultado final. Unas claves que deben interpretarse en función de los objetivos de cada uno, que, en la mayoría de los casos, no son los que habían declarado públicamente y que derivaron en una partida llena de faroles y cartas marcadas.

Artur Mas Isidre Fainé Emilio Botín Francisco González Generalitat de Cataluña Société Générale
El redactor recomienda