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Testa frena su salida a bolsa hasta que Sacyr refinancie el crédito por el 9,2% de Repsol
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LA INMOBILIARIA NEGOCIA CON LA CNMV

Testa frena su salida a bolsa hasta que Sacyr refinancie el crédito por el 9,2% de Repsol

Testa reconoce en el folleto enviado a la CNMV que existe un riesgo de cambio de control si Sacyr no consigue refinanciar el crédito por el 9,2% de Repsol

Foto: El presidente de Sacyr, Manuel Manrique. (Reuters)
El presidente de Sacyr, Manuel Manrique. (Reuters)

Testa, la sociedad patrimonialista del grupo Sacyr, quiere ser la cabeza de carrera de ese pelotón destacado de sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (SOCIMI) que vienen irrumpiendo en bolsa como anticipo de una supuesta recuperación del sector del ladrillo en España. Pero el liderazgo exige una mayor responsabilidad y los últimos acontecimientos que han sacudido el mercado de valores obligan a caminar con pies de plomo tanto a los nuevos emisores como a la propia CNMV.

La filial de Sacyr ha presentado al organismo regulador que preside Elvira Rodríguez el folleto continuado de la oferta pública de suscripción (OPS) que supondrá su puesta de largo en el parqué. La ampliación de capital, entre 300 y 500 millones de euros, permitirá la cotización efectiva en bolsa de Testa, cuyas acciones están sometidas desde hace tiempo a contratación oficial, si bien con un mero y simbólico free-float de tan sólo el 0,5% del capital.

La constructora que preside Manuel Manrique controla el 99,5% de Testa, una participación que para más señas está totalmente hipotecada como garantía del crédito sindicado que permitió financiar la entrada de Sacyr en el capital de Repsol a finales de 2006. El préstamo tiene ahora un saldo vivo de 2.396 millones de euros y un vencimiento ‘bullet’ que obliga a reembolsar de golpe y porrazo todo el principal en enero del próximo año 2015.

Testa no oculta que la pignoración de los títulos entraña un posible cambio de control. El folleto reconoce que los acreedores no estarían obligados a ningún pacto de transmisión a terceros y, si acaso, lo que deberían hacer es una OPA de exclusión por el capital residual. Existe pues un riesgo latente que “al margen de afectar a la liquidez de las acciones, podría limitar o retrasar los esfuerzos de desarrollo y tener un impacto negativo en el negocio, la situación financiera y los resultados” de la compañía.

A tenor de estas restricciones, los bancos directores de la colocación en bolsa, JP Morgan y Morgan Stanley, están recomendando a los responsables de Testa que apuren el proceso con la CNMV para dar tiempo a la refinanciación del crédito de Sacyr. La constructora ha comenzado ya las negociaciones con el sindicato de acreedores que encabeza el Banco Santander a fin de recortar el importe del préstamo con la venta parcial de la participación en Repsol y alargar los reembolsos pendientes en un plazo de tres a cinco años.

Objetivo de Sacyr: 70% de Testa y 7% de Repsol

Sacyr cuenta con un 9,2% de Repsol y su objetivo es mantener un 7% como garantía para asegurar al menos un puesto de los dos que ostenta ahora en el consejo de administración de la petrolera. La compañía que preside Antonio Brufau tiene un valor de mercado de 25.000 millones de euros, lo que permitiría a la constructora liberar más de 500 millones con la venta del 2,2%. Esta desinversión debería servir de estímulo para completar la refinanciación y despejar las incertidumbres subyacentes sobre la oferta pública de Testa.

La colocación en bolsa no superará en todo caso el 30% del capital de Testa, ya que Sacyr ha expresado su deseo de asegurar la consolidación fiscal de la inmobiliaria, lo que requiere una participación mínima del 70% del capital. Ambas compañías, matriz y filial, están estudiando la implementación de un nuevo acuerdo marco que regulará el ámbito de actividad de Testa como aliado preferente del Grupo Sacyr, tanto en la gestión patrimonial como en los negocios de construcción y mantenimiento.

El papel predominante que la constructora asignará a la inmobiliaria es fundamental para afrontar los riesgos que Testa observa sobre el futuro de su propio negocio básico. La información remitida a la Comisión de Valores es elocuente en señalar que, “pese a los signos de mejora en el sector inmobiliario español no se puede asegurar que la recuperación del mismo vaya efectivamente a producirse, y en caso de que ésta ocurriera si va ser sostenible en el tiempo”. Testa no puede predecir -añade- la tendencia del ciclo económico en los próximos años, ni si se producirá un agravamiento mayor de la actual recesión del sector.

Testa, la sociedad patrimonialista del grupo Sacyr, quiere ser la cabeza de carrera de ese pelotón destacado de sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (SOCIMI) que vienen irrumpiendo en bolsa como anticipo de una supuesta recuperación del sector del ladrillo en España. Pero el liderazgo exige una mayor responsabilidad y los últimos acontecimientos que han sacudido el mercado de valores obligan a caminar con pies de plomo tanto a los nuevos emisores como a la propia CNMV.

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