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El enigma Gortázar: un ejecutivo maniatado con el reto de cerrar el exceso de oficinas
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LA COMPRA DE CATALUNYA BANC O BARCLAYS, PRIMERA TAREA

El enigma Gortázar: un ejecutivo maniatado con el reto de cerrar el exceso de oficinas

El nombramiento de Gonzalo Gortázar en sustitución de Nin como consejero delegado de CaixaBank plantea grandes incógnitas derivadas de su origen

Foto: Gonzalo Gortázar (i), Isidre Fainé (c) y Juan María Nin.
Gonzalo Gortázar (i), Isidre Fainé (c) y Juan María Nin.

El nombramiento de Gonzalo Gortázar (48) en sustitución de Juan María Nin como consejero delegado de CaixaBank plantea grandes incógnitas, que se derivan de su origen: es un ex Morgan Stanley experto en cuestiones de capital sin ninguna experiencia en el negocio bancario a pie de calle y hay serias dudas sobre su libertad de movimientos al ser el instrumento de Isidre Fainé para controlar todo el poder en el grupo. Estas dudas son cruciales ante los grandes retos que tiene por delante: el más importante, la necesidad de cerrar el exceso de oficinas de la entidad para mejorar una rentabilidad en mínimos; el más urgente, resolver la próxima operación corporativa, para lo que debe elegir entre Barclays y Catalunya Banc.

El primer número dos del banco de La Caixa nacido en Madrid -y lo que es peor, del Real Madrid- y de familia vasca es reconocido unánimemente como un buen director financiero. Según Luis Peña, analista de JB Capital Markets, ha impuesto una disciplina de la que estaba muy necesitada la entidad, ha mejorado notablemente su solvencia -es la entidad española con un mayor ratio de capital Basilea III fully loaded, del 12%-, ha sabido comunicar su estrategia a los inversores y ha diseñado operaciones exitosas como la colocación del 8,63% de CaixaBank por parte de la caja (ahora fundación) por valor de 1.650 millones.

La respuesta que mucha gente da a esta incógnita es que "Gortázar no va a estar solo". Es cierto: Fainé ha rescatado a Antoni Massanell del ostracismo al que le había condenado Nin como vicepresidente responsable de inmobiliaria e internacional y, sobre todo, ha mantenido en su puesto al escudero del anterior CEO, Felipe Alcaraz, que sí conoce el negocio. Claro que habrá que ver si Alcaraz es capaz de aguantar tras la derrota de su valedor en el 'juego de tronos' de La Caixa, porque los 'nuevos' querrán nombrar a un equipo de su confianza.

Pero, si volvemos la oración por pasiva, su nombramiento y este reparto de poder suponen un hándicap para que Gortázar pueda manejar la entidad. No hay que olvidar que su mayor mérito para ser nombrado CEO es su lealtad absoluta a Fainé -a diferencia de Nin-, algo que comparte con todos los consejeros delegados de la banca en los últimos tiempos: Ángel Cano en BBVA tras la salida de Goirigolzarri, muy parecida a la de Nin; Dolores Dancausa en Bankinter; Francisco Gómez en Popular; y Javier Marín en Santander tras el cese forzoso de Alfredo Sáenz. Por tanto, Gortázar es el instrumento que ha utilizado el presidente de La Caixa y CaixaBank para asumir todo el poder en el grupo, y ni él, ni Massanell, ni Alcaraz podrán dar un paso sin el visto bueno del jefe. Además, con el reparto del segundo escalón entre los tres, Gortázar lo va a tener aún más difícil para tomar decisiones.

Barclays o Catalunya Banc

Estas limitaciones contrastan con la envergadura de los retos que tiene por delante. El más perentorio es resolver la próxima operación corporativa de la entidad. La anterior bicefalia de CaixaBank le había llevado a pujar tanto por la red de Barclays -la apuesta de Nin, por su mayor sentido económico- como por Catalunya Banc -la de Fainé por una cuestión de "responsabilidad" en Cataluña-. Con la salida del primero, parece claro que Gortázar tendrá que centrarse en la entidad nacionalizada, donde los candidatos han lanzado una ofensiva para que el FROB rebaje el precio con el argumento de un agujero oculto de 1.400 millones.

Además, la opinión de Fainé es compartida por Ignacio Cerezo, de Credit Suisse. Este analista considera que Catalunya Banc tiene más sentido que Barclays porque el solapamiento geográfico permite mayores sinergias de costes y de ingresos (los depósitos de la nacionalizada están mejor remunerados y hay mayor margen de bajada de sus tipos), lo que permite un mayor incremento del beneficio por acción: del 10-15% frente al 6-8% de Barclays. A su juicio, esto supera el mayor consumo de capital que se deriva del mayor tamaño de la entidad catalana. Ahora bien, todo esto depende de que se logre un precio por debajo del valor contable, para generar un fondo de comercio negativo (badwill) que pague los saneamientos necesarios y los costes de reestructuración.

El imprescindible cierre de oficinas

Pero el gran reto que tiene por delante Gortázar es la necesidad de mejorar la eficiencia -en unos niveles mucho peores que el conjunto de sector- en un entorno de bajos tipos que va a presionar los márgenes durante mucho tiempo. Y esto debe conseguirse con una importante reestructuración, tanto orgánica como mediante las citadas adquisiciones, según Francisco Riquel, de N+1. ¿Qué significa la reestructuración orgánica? Pues básicamente, la reducción de la red de oficinas para rebajar los costes, un proceso que han acometido todos sus competidores con la crisis pero que CaixaBank aún tiene pendiente.

"CaixaBank tiene la mayor red de oficinas del país, y su cuota en sucursales supera significativamente su cuota de mercado en crédito. Ahora que el sistema bancario español se reestructura y abraza un modelo más eficiente (y potencialmente más digital), La Caixa debería hacer lo mismo, en nuestra opinión. Creemos que la eficiencia de costes debería convertirse en la parte principal del nuevo plan estratégico 2015-2018", afirma categóricamente Stefan Nedialkov, de Citigroup.

Participadas, el referéndum...

Ahora bien, el cambio de Nin por Gortázar puede suponer un retraso de esta medida dolorosa pero necesaria: "Los inversores pueden inferir que algunas decisiones esperadas podrían aplazarse, especialmente aquellas relacionadas con recortes de costes adicionales", según Peña. Además, también tiene otros retos de calado, como la necesidad de reducir las participaciones industriales del banco, penalizadas en la nueva normativa de solvencia de Basilea III. Sin perder nunca de vista la necesidad de abandonar su posición ambigua frente al soberanismo catalán a medida que se acerca el referéndum independentista

Así pues, la 'era Gortázar' comienza plagada de incertidumbres y con una evidente descompensación entre las limitaciones a su poder y la enorme dimensión de los retos que tiene por delante para garantizar el futuro de la tercera entidad española y la primera por negocio nacional. La Caixa se juega mucho en el envite y Gortázar va a necesitar todo ese talento que aseguran que tiene para salir victorioso.

El nombramiento de Gonzalo Gortázar (48) en sustitución de Juan María Nin como consejero delegado de CaixaBank plantea grandes incógnitas, que se derivan de su origen: es un ex Morgan Stanley experto en cuestiones de capital sin ninguna experiencia en el negocio bancario a pie de calle y hay serias dudas sobre su libertad de movimientos al ser el instrumento de Isidre Fainé para controlar todo el poder en el grupo. Estas dudas son cruciales ante los grandes retos que tiene por delante: el más importante, la necesidad de cerrar el exceso de oficinas de la entidad para mejorar una rentabilidad en mínimos; el más urgente, resolver la próxima operación corporativa, para lo que debe elegir entre Barclays y Catalunya Banc.

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