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La retasación del ladrillo exigirá a la banca más provisiones aunque apruebe los test
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La retasación del ladrillo exigirá a la banca más provisiones aunque apruebe los test

Los test de estrés de la banca guardan un disgusto escondido: la retasación de los activos inmobiliarios que ha impuesto el BCE exigirá nuevas provisiones

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Los test de estrés de la banca guardan un disgusto escondido para las entidades españolas, que empaña un poco el laxo escenario adverso para nuestro país: la retasación de los activos inmobiliarios que ha impuesto el BCE exigirá nuevas provisiones –e incluso capital-–si se detecta que estas son insuficientes. Y lo más grave es que esta exigencia se dará aun en el caso de que el banco en cuestión apruebe el ejercicio, es decir, aunque no presente una insuficiencia de capital a nivel global, según fuentes conocedoras de la situación.

Como adelantó El Confidencial en marzo, el BCE no aceptó la tasación realizada en los test de estrés realizados por Oliver Wyman en 2012 y exigió una nueva, algo que se explica porque el banco central no acepta tasaciones con más de un año de antigüedad en ningún país, dentro de las medidas de prudencia para evitar sorpresas cuando pase a supervisar a todas las entidades relevantes de la zona euro. Esta retasación se está llevando a cabo ahora mismo, según las fuentes consultadas, por lo que aún no se puede evaluar su impacto para el ejercicio.

En principio, no se espera que este proceso –que afecta tanto a los adjudicados como a las garantías de créditos– vaya a hacer que suspenda ninguna entidad per se; es decir, que ninguna va a tener insuficiencia de capital en el escenario estresado sólo por este procedimiento. Pero eso no significa que no vaya a tener implicaciones. Según las fuentes consultadas, esta nueva valoración puede arrojar que las provisiones constituidas por las entidades, basándose en tasaciones antiguas más elevadas, son insuficientes para algunos activos. Ello las obligará a elevarlas para alcanzar los porcentajes necesarios con la nueva valoración. Es más, en un caso extremo esta insuficiencia de provisiones podría requerir más capital a las entidades.

Penalización parecida a la deuda pública

Esta situación también puede darse con el estrés de las ingentes carteras de deuda pública de la banca española, algo que no ha conseguido amortiguar totalmente el Banco de España, como pretendía. Si dicho estrés implica insuficiencia de provisiones o de capital en estas carteras –aunque no sean suficientes para suspender el ejercicio–, las entidades tendrán que reponerlos. Ante este panorama, estas vendieron masivamente bonos del Estado antes de la foto del cierre de 2013 (con pingües ganancias por operaciones financieras gracias a la caída de la prima de riesgo)... y los recompraron en el inicio de 2014 para poder seguir haciendo carry trade, el principal sostén de sus márgenes ante la caída del crédito y los bajos tipos de interés.

En todo caso, la retasación no tiene por qué ser demasiado negativa para la banca española. En efecto, aunque como media el mercado inmobiliario se ha deteriorado aún más entre 2012 y 2014, en las zonas con más demanda y en los activos prime ya se registran subidas de precios; de hecho, las principales entidades dan por terminada la caída de precios y pretenden incrementar sus márgenes con la venta de ladrillo a partir de ahora. Esto puede provocar que sobren provisiones en algunos activos, un exceso que podrá destinarse a cubrir el posible déficit en otros donde las valoraciones han seguido deteriorándose.

Escenario laxo, pero con complicaciones

En todo caso, las principales entidades españolas han respirado aliviadas por la relajación del escenario adverso, frente a uno durísimo que la EBA (Autoridad Bancaria Europea) pretendía imponer inicialmente. Asimismo, se tendrán en cuenta las garantías no inmobiliarias, en contra del criterio de este organismo. Ahora bien, eso no significa que vayan a ser fáciles, ya que hay varios elementos que lo complican a pesar de este escenario suave. El primero es el de la exigencia de las llamadas "provisiones colectivas", que no son obligatorias en España –aunque algunos bancos sí las tienen– pero que se usan en otros países para cubrir los créditos que no están en mora, y que van a empeorar las notas globales de la banca española. El segundo es la citada penalización de las carteras de deuda pública que tienen los bancos. Y el tercero es esta retasación de los inmuebles.

Esta dureza ya ha empezado a cobrarse su peaje. Como es sabido, Liberbank ha iniciado una ampliación de 500 millones para anticiparse a su suspenso, que está a punto de concluir. Ibercaja también está buscando soluciones, como adelantó El Confidencial, y planea una ampliación de capital de 300 millones de forma previa a su salida a bolsa, según el periódico Expansión. Cajamar también piensa anticiparse a su probable suspenso con una ampliación de 350 millones.

Los test de estrés de la banca guardan un disgusto escondido para las entidades españolas, que empaña un poco el laxo escenario adverso para nuestro país: la retasación de los activos inmobiliarios que ha impuesto el BCE exigirá nuevas provisiones –e incluso capital-–si se detecta que estas son insuficientes. Y lo más grave es que esta exigencia se dará aun en el caso de que el banco en cuestión apruebe el ejercicio, es decir, aunque no presente una insuficiencia de capital a nivel global, según fuentes conocedoras de la situación.

Luis María Linde Banco de España Oliver Wyman
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