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Un puñado de técnicos controla desde Barcelona el voto 'online' de todo el mundo
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SCYTL, UNA JOYA EMPRESARIAL ESPAÑOLA

Un puñado de técnicos controla desde Barcelona el voto 'online' de todo el mundo

Scytl acaba de ganar el concurso para la transmisión de los resultados electorales 'online' durante las elecciones europeas, pero da servicio a más países

Foto: Página web de Scytl.
Página web de Scytl.

Que Paul Allen, cofundador de Microsoft, tiene buen olfato no es ningún secreto. Cuando posa su punto de mira en algo, no es por cuestiones baladíes. Y, ahora, su vista está puesta en una 'pequeña'compañía barcelonesa que ha revolucionado los sistemas electorales de medio mundo. Se trata de una joya empresarial de nombre Scytl. Su nombre apenas es conocido por el gran público, pero sí por los gobiernos del mundo y, especialmente, comienza a sonar con fuerza entre los fondos de inversión. De hecho, es la primera inversión en Europa de Vulcan Capital, el fondo de Allen, que quiere arriesgar en ella nada menos que 30 millones de euros.

Scytl, por ejemplo, acaba de ganar el concurso para la transmisión de los resultados electorales online durante las próximas elecciones europeas, lo que le supondrá un contrato de dos millones de euros. “Una vez tengamos los resultados, nosotros proveemos los gráficos con diferentes formatos y adaptados a diversos soportes, como radio, televisión o internet”, explica a El Confidencial Mikel Irízar, vicepresidente de Scytl. El hecho de que en el proceso estén implicados 27 países da una idea de la complejidad del asunto.

El Gobierno francés también ha contratado sus servicios para realizar una consulta a los dos millones de profesores durante el presente año: se trata de controlar telemáticamente el proceso de elección de representantes sindicales de los enseñantes, proceso que controla el Ministerio de Educación.

Esta empresa puntera, presidida por Pere Vallès, nació como una spin off de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 2001, consecuencia de una tesis doctoral sobre el voto por internet. Luego, varios fondos de inversión se fijaron en ella. Entre esos fondos están Spinnaker Invest, Nauta Capital y Balderton. Desde entonces, se fue expandiendo al tiempo que proveía de soluciones de 'software' que cubren todo el proceso electoral. En estos momentos, lleva un ritmo de crecimiento del 70% anual y 19 de los 21 países que permitenel voto electrónico han acudido a esta empresa para comprar sus soluciones.

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Estados Unidos, el mercado más duro –por su propia composición y por la feroz competencia- se ha rendido ya a los pies de Scytl. “Somos la primera compañía certificada para proveer el voto por internet”, explica Irízar. Y no sólo eso: en aquel país hay 3.200 condados, de los que 1.500 tienen como mínimo un módulo de la compañía barcelonesa. Además, hay 750.000 empleados de la Administración entrenados con el sistema desarrollado por ella. Y 44 millones de personas tienen acceso a los reports elaborados por Scytl.

Soluciones a medida

Pero ese es sólo uno de los mercados donde se ha introducido. En realidad, el sistema electoral español, que no permite el voto electrónico, fue un escollo en un principio. Pero también un aliciente: forzó a Scytl a buscar mercados exteriores, hasta el punto de que en los últimos años creció espectacularmente y se ha permitido el lujo de ir comprando compañías locales en otros países para asegurar la penetración en esos mercados. Ya ha realizado cinco adquisiciones.

El modo de trabajar de la compañía fue explorar las necesidades que puede tener el mercado y dividirlo en módulos para evitar que quien quiera utilizar sus servicios tenga que comprar todo el proceso. Por ejemplo, antes de unas elecciones hay que tener en cuenta la planificación, el registro de votantes o la gestión del training (la gente que trabaja en centros de voto). Después, está el voto en sí. Y los distintos procesos del voto, como la asistencia, el voto a distancia o el voto in situ y la gestión de votantes. Por último, hay varios procesos postelectorales para los que también se han buscado soluciones: transmisión de resultados, contabilización de los votos, consolidación de resultados, divulgación…

Pere Valles.“Somos la primera empresa que, a nivel mundial, desarrolla una plataforma con soluciones específicas en cada área, con módulos independientes que se puedan complementar entre sí o con otros programas que ya se aplican. Porque en las jóvenes democracias se compran plataformas más amplias, pero en las demás permitimos integrar lo que ya tienen con nuestros módulos. O sea, damos una solución que va desde el principio hasta el final. Con ello, se reducen costes y podemos tener una eficacia más alta”, señala Irízar.

El centro neurálgico de Scytl está en Barcelona, donde da trabajo a unas 380 personas. Pero tiene también centros de software repartidos por Lima (80 personas), Atenas (25 personas), Oklahoma (cinco o seis personas), Tampa y Brasilia, además de 14 oficinas comerciales.

El secreto de su éxito está en cuatro puntos clave: la privacidad (garantizar que el voto sea secreto), la autenticación (certificar que quien vota es la persona correcta), la verificabilidad (que verifica que lo que se recoge es lo que verdaderamente ha emitido el votante) y la integridad, que asegura que en el proceso no hay fisuras. “Tenemos patentes que garantizan la seguridad del proceso y esas patentes son nuestros activos más potentes”, admite. Y subraya que “la seguridad es, pues, nuestro principal activo, al mismo tiempo que aportamos transparencia. En realidad, lo que ofrecemos son soluciones ‘bunkerizadas’. Ello no obsta como para que, por ejemplo, en Noruega, nuestro código fuente esté publicado. Pero partimos de la base de que somos una empresa de seguridad”.

Crecimiento espectacular

El hecho de que 35 países utilicen ya las soluciones aportadas por la compañía barcelonesa es ya una garantía. Las elecciones cuestan anualmente 18.000 millones de dólares a los diferentes países, o sea, unos 5 dólares por votante. Pero los tiempos cambian y, aunque en muchos países no se permite ni siquiera votar a los emigrantes, otros quieren adaptarse a las circunstancias y aprovechar las nuevas tecnologías para acercar la democracia al ciudadano. Es lo que se conoce como eDemocracy. “En el 90% de los casos, no hay que cambiar las legislaciones, sino adaptar las nuevas tecnologías a los procesos y sustituir servicios por tecnología”, explica el vicepresidente de Scytl.

Mikel Irizar.La modernización de los sistemas, por otro lado, tiene más ventajas: reducción de los costes; se reduce también el papel que se imprime y que luego ha de ir a la basura, hay menos gasto en urnas y en mantenimiento… “Son muchas ineficiencias que se pueden ir superando fácilmente. El Banco Mundial apoya ahora a las democracias más jóvenes para que adopten las nuevas tecnologías en sus procesos electorales, pero con la condición de que haya transparencia”, señala Irízar.

Luego, está la última razón de peso: en 2013, facturó más de 40 millones de euros, de los que el 20% se destinó a I+D. La previsión de ingresos en el futuro inmediato es impresionante: doblar esa cifra y facturar 88 millones este año. Además, el futuro es positivo por varios motivos: trabaja en un mercado que está madurando, por lo que tiene un recorrido espectacular en el futuro, y no sólo ofrece el control del voto por Internet, sino la tecnología: varias universidades han comprado sus productos, el Green Party la ha contratado para sus primarias, en Brasil la reclaman asociaciones profesionales y universidades y grandes empresas privadas comienzan a interesarse por sus soluciones.

Que Paul Allen, cofundador de Microsoft, tiene buen olfato no es ningún secreto. Cuando posa su punto de mira en algo, no es por cuestiones baladíes. Y, ahora, su vista está puesta en una 'pequeña'compañía barcelonesa que ha revolucionado los sistemas electorales de medio mundo. Se trata de una joya empresarial de nombre Scytl. Su nombre apenas es conocido por el gran público, pero sí por los gobiernos del mundo y, especialmente, comienza a sonar con fuerza entre los fondos de inversión. De hecho, es la primera inversión en Europa de Vulcan Capital, el fondo de Allen, que quiere arriesgar en ella nada menos que 30 millones de euros.

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