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Navantia ‘toma aire’ antes de sumergirse en un consorcio paneuropeo al estilo Airbus
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PLAN ESTRATÉGICO DE LA SEPI

Navantia ‘toma aire’ antes de sumergirse en un consorcio paneuropeo al estilo Airbus

El contrato de Pemex para Ferrol y el previsto de Gas Natural para Cádiz han salvado a Navantia de un serio problema de desequilibrio patrimonial

Foto: Astilleros de Puerto Real, Cádiz. (EFE)
Astilleros de Puerto Real, Cádiz. (EFE)

La industria naval europea parece dispuesta a replicar la experiencia de la antigua EADS, ahora bautizada con el nombre más comercial de Airbus Group. La iniciativa está siendo explorada por algunas de las principales potencias continentales, como Francia y Alemania, y cuenta con el apoyo de España que, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), ha visto en dicho programa una solución natural de futuro para Navantia.

La empresa que integra los astilleros públicos, tanto civiles como militares, se ha salvado por la campana gracias a los dos últimos contratos auspiciados por el Gobierno; uno recientemente suscrito con Pemex y otro comprometido hace un par de meses por la española Gas Natural Fenosa. El primero está destinado a la fabricación de un flotel en la ría de Ferrol y el segundo permitirá la construcción de un metanero en la bahía de Cádiz.

Los dos buques, con una inversión estimada cada uno de 150 millones de euros, aseguran carga de trabajo en las respectivas factorías de Navantia durante los dos próximos años. Esta cartera de pedidos ha sido vital en las aspiraciones de supervivencia de la empresa estatal, con graves tensiones patrimoniales que podrían inducir a una eventual disolución por acumulación de pérdidas. Navantia lleva desde hace años inmersa en una espiral de números rojos, que ascendieron a casi 45 millones en 2011, 78 en 2012 y otros 100 más según las estimaciones preliminares al cierre de 2013.

La SEPI confía en aprovechar ambos balones de oxígeno para madurar la negociación de otros proyectos, principalmente de carácter militar, en el Golfo Arábigo. La entidad dependiente del Ministerio de Hacienda se resiste a centrar las expectativas de Navantia en la capacidad de compra del Ministerio de Defensa porque sabe que el departamento que dirige Pedro Morenés está “materialmente canino” dadas las restricciones presupuestarias que exige el momento económico de España.

Colaboración, pero no fusión, entre Indra y Navantia

La solución que se vislumbra a medio plazo reside en la constitución de un gran proyecto de integración europeo que siga la estela emprendida a principios de siglo por la industria aeronáutica con la creación en el año 2000 de EADS. España transfirió al actual consorcio Airbus la propiedad de la antigua CASA y ahora podría hacer lo mismo con la aportación de Navantia, su filial tecnológica FABA y algunos de los desarrollos llevados a cabo por Indra en sistemas navales de combate.

La colaboración industrial entre Indra y Navantia es también uno de los objetivos estratégicos de la SEPI durante este proceso de transición que ha de servir también para impulsar un plan de reestructuración a fondo de la empresa que reúne a los astilleros del sector público. La fusión entre ambas entidades está descartada de antemano teniendo en cuenta el papel de Indra como sociedad cotizada que ha sabido ganarse un lugar entre las grandes compañías españolas de proyección multinacional.

El propio ministro Morenés ha reconocido públicamente la singular condición de Indra cuando aseguraba hace unas semanas que la compra del 20% por parte de la SEPI sólo tenía un carácter de salvaguarda sin mayor interés de control a medio y largo plazo. El holding público que preside Ramón Aguirre invirtió este verano 337millones de euros en la adquisición de dicha participación a Bankia. La operación fue promovida por el Ministerio de Defensa para evitar que el presidente del banco nacionalizado, José Ignacio Goirigolzarri, pudiera transferir el paquete de control de Indra a inversores hostiles o no deseados por el Gobierno español.

La industria naval europea parece dispuesta a replicar la experiencia de la antigua EADS, ahora bautizada con el nombre más comercial de Airbus Group. La iniciativa está siendo explorada por algunas de las principales potencias continentales, como Francia y Alemania, y cuenta con el apoyo de España que, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), ha visto en dicho programa una solución natural de futuro para Navantia.

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