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Santander y Popular ponen también a la venta sus divisiones inmobiliarias
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ALTAMIRA REAL ESTATE Y ALISEDA

Santander y Popular ponen también a la venta sus divisiones inmobiliarias

Las entidades financieras siguen poniendo un lazo a sus negocios vinculados con el ladrillo. Los últimos en dar este paso son Banco Santander y Banco Popular.

Foto: El presidente del Banco Santander, Emilio Botín (EFE)
El presidente del Banco Santander, Emilio Botín (EFE)

Las entidades financieras siguen poniendo un lazo a sus negocios vinculados al ladrillo. Los últimos en dar este paso son Banco Santander y Banco Popular, que acaban de mandatar la venta de sus respectivas filiales inmobiliarias Altamira Real Estate y Aliseda, siguiendo la estela iniciada por Bankia, La Caixa y CatalunyaCaixa. Según fuentes del mercado, los encargados de poner en marcha estos procesos son las firmas de servicios PWC y KPMG, aunque ambas operaciones se encuentran en una fase inicial, destinada a medir el interés existente entre los potenciales inversores.

La fiebre compradora existente entre los fondos internacionales por tomar posiciones en el devaluado mercado inmobiliario español ha hecho que Banco Santander y Banco Popular no quieran quedarse atrás. Las recientes adquisiciones protagonizadas por Cerberus, TPG, Varde, Keneddy Wilson, Centerbridge, HIG, Goldman Sachs o Blackstone vinculadas al sector inmobiliario dejan claro que el dinero institucional cree que es el momento oportuno para participar en el proceso de reestructuración y saneamiento de este mercado, una de las principales industrias de la economía española.

Para no perder comba, el pasado mes de agosto tanto Banco Santander como Banco Popular pusieron en manos de PWC y KPMG, respectivamente, la puesta en marcha de los correspondientes procesos para conocer el apetito existente por Altamira Real Estate y Aliseda. Y sobre todo, como reconocen fuentes oficiales, para testar entre los inversores qué precios podrían pagarse por sus particualres 'bancos malos', constituidos durante los primeros años de la crisis para gestionar el descomunal volumen de activos que entró en sus balances una vez pinchada la burbuja del sector.

En el caso del Banco Santander, su filial pasa por ser la inmobiliaria más grande del mercado. En abril de 2012, la entidad presidida por Emilio Botín fusionó su filial Altamira con Mesena, la unidad especializada de Banesto, dando así lugar a un gigante que gestiona pisos (en construcción o terminados) por valor de 3.600 millones de euros. A finales de ese mismo año, además, Banesto vendió, poco antes de ser absorbido por su banco matriz, la división de gestión y recobro de carteras de crédito Aktua a un fondo de inversión, como ya había hecho antes el propio Santander con Reintegra.

Por el lado de Banco Popular, la decisión se enmarca dentro del proceso de venta de activos previsto tras la reorganización directiva efectuada a principios de año, tras concluir la ampliación de capital de 2.500 millones de euros. La subordinación de Pedro Rodera, director general de Aliseda, dentro del nuevo organigrama terminó provocando su salida el pasado mes de junio, poniendo así fin a una etapa que arrancó en 2009, cuando fue contratado para dar forma a la nueva inmobiliaria de la entidad, el cajón de sastre donde fueron a parar todos los activos tóxicos referidos al ladrillo.

En este contexto de venta del negocio de gestión inmobiliaria (promoción y comercialización) y de los créditos vinculados a estos activos, BBVA es el único banco que se mantiene firme en su decisión de mantener bajo su perímetro este área. Según fuentes del mercado, la entidad presidida por Francisco González ha rechazado cualquier posible interés de inversores por Anida, a pesar de que durante el periodo de crisis ha realizado importantes cambios ejecutivos al frente de esta filial. Quién sabe si el éxito de las operaciones iniciadas por Santander y Popular le hará cambiar de opinión.

Las entidades financieras siguen poniendo un lazo a sus negocios vinculados al ladrillo. Los últimos en dar este paso son Banco Santander y Banco Popular, que acaban de mandatar la venta de sus respectivas filiales inmobiliarias Altamira Real Estate y Aliseda, siguiendo la estela iniciada por Bankia, La Caixa y CatalunyaCaixa. Según fuentes del mercado, los encargados de poner en marcha estos procesos son las firmas de servicios PWC y KPMG, aunque ambas operaciones se encuentran en una fase inicial, destinada a medir el interés existente entre los potenciales inversores.

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