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La dependienta de La Maja que acabó de millonaria progresista
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ROSALÍA MERA FALLECE DE UN DERRAME CEREBRAL A LOS 69 AÑOS

La dependienta de La Maja que acabó de millonaria progresista

“Pienso en la muerte no como algo bueno ni malo, sino como un hecho que ocurre. Creo que gestionar bien el tiempo -y me considero una

Foto: Fotografía de archivo de Rosalía Mera. (EFE)
Fotografía de archivo de Rosalía Mera. (EFE)

“Pienso en la muerte no como algo bueno ni malo, sino como un hecho que ocurre. Creo que gestionar bien el tiempo -y me considero una buena gestora-es muy importante. El tiempo, como somos perecederos, es lo único que no se compra”. Rosalía Mera (La Coruña, 1944-2013) tenía claro quién era y de dónde venía. Y también cuáles son las principales circunstancias que acompañan al ser humano en lavida. Y ese recorrido vital, la mujer española más rica lo experimentó desde abajo,como hija de una familia humilde del barrio coruñés de Matadero y como trabajadora desde la infancia.

“Yo empecé a trabajar muy pronto, en unos momentos en los que encontrar un empleo era lo prioritario. La verdad es que yo fui quien tomó la decisión de dejar el colegio a los once años”. Ella misma consideró que ya sabía lo suficiente y era hora de dejarlo. Así lo contó la propia Rosalía Mera en una entrevista, una de las pocas concedidas, que aparece recogida en el libro Dinero fresco (Temas de Hoy, 2003), un trabajo en el que el periodista Carlos Sánchez (subdirector de El Confidencial) desgranó una colección perfiles sobre las nuevas figuras de la aristocracia económica española.

La particular y sacrificada trayectoria vital de Rosalía Mera terminó haciendo de ella una millonaria poco convencional, una mujer que a partir de los 30 años decidió reiniciar su vida, volver a estudiar, conocerse a sí misma y entregarse a los demás, contribuyendo a cambiar la sociedad desde su atalaya de la Fundación Paideia, siempre con Galicia como epicentro. El destino había marcado a fuego su camino con dos episodios: el nacimiento a principios de los años 70 de su hijo Marcos, afectado por una parálisis cerebral, y su separación de Amancio Ortega, a mediados de los 80.

placeholder Rosalía Mera, tras ser investida doctora honoris causa en la clausura de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. (EFE)

"El cambio trascendental fue el nacimiento de mi hijo. Encontrarte con un hijo que no es el que tú estás esperando es muy duro. La decisión de dejar de trabajar ya estaba tomada, pero cuando nació Marcos todo cambió. En esas circunstancias de gran conflicto, emerge lo mejor y lo peor de uno. En esos momentos uno comienza a confrontar con la muerte, en un sentido figurado o metafórico". La separación fue la otra marca de fuego. "Miente quien diga que una ruptura no marca. Pero también hay que digerirlo. Los proyectos se truncan y es entonces cuando hay que preguntarse por qué suceden las cosas".

A diferencia de las marquesonas, Mera decidió dedicar "su tiempo y su dinero a rodearse de economistas, filósofos, escritores, arquitectos…". Más aún, a comprometerse con algunas causas sociales hasta convertirse en un rara avis entre los millonarios españoles, acomodados al silencio y a lacomplicidad con el poder. Ella no. Ni lo hizo en 2003, cuando meses después del hundimiento del Prestige la sede de su fundación todavía tenía colgados carteles de Nunca Mais en los balcones, ni lo hizo en la primavera de 2011, cuando simpatizó con el movimiento indignado que brotó porlascapitales delpaís.

En aquella ocasión, lo hizo como un posicionamiento a favor del colectivo de perjudicados, "que siempre son los mismos", aunque ella quitaba importancia a su pronunciamiento público. "No creo que sea un acto de rebeldía. Yo creo que cada vez soy menos rebelde, a lo mejor es que ya no soy joven. La rebeldía es una característica de la juventud que todavía no sabe cuál es su guerra. Yo ya no tengo ni ganas ni tiempo de ser rebelde, pero eso no quiere decir que no sepa por dónde debo ir". Años después ocurrió lo mismo con el fenómeno social del 15-M y ella volvió a tomar partido sin que fuera un desliz.

'Naturalmente de izquierdas. Por razones obvias. Yo sé dónde nací y sé muy bien de dónde vengo. Y lo que soy tiene mucho que ver con mi origen. Por eso no puedo pensar las cosas desde otro lugar'

Satisfecha por las conquistas sociales adquiridas en el último medio siglo, esta niña de la postguerra vivíapreocupada por la pérdida de valores que como sociedad nos habíamos dejado en el camino. "Valores como el esfuerzo o la honestidad se han ido depreciando con el tiempo. En el mundo actual nadie quiere tener responsabilidades ni saber a quiénpertenecen", explicaba de manera detallada en su entrevista para Dinero fresco. "Nos quedamos en un mundo facilón, en el que se confunde la acción del sujeto, que es la que modifica la realidad, con los recursos" que tenemos a nuestro alcance.

Costurera en varios talleres en susaños de infancia, dependienta adolescente en la tienda de modaLa Maja, donde conoció al joven que luego seríasu marido, Amancio Ortega, y emprendedora veinteañera para lanzar junto a su esposo y cuñados(Antonio, hermano mayor de Amancio, y su mujer Primitiva)el taller textil que dio lugar a Inditex, la fallecidatenía claro cuál era su naturaleza política. "Naturalmente de izquierdas. Por razones obvias. Yo sé dónde nací y sé muy bien de dónde vengo. Y lo que soy tiene mucho que ver con mi origen. Por eso no puedo pensar las cosas desde otro lugar".

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Zurcidora antes que millonaria, 'Rosi' era consciente de que su capacidad económica le hacía más libre. Aun así, su condición tampoco la hizo abrazar causas perdidas con el furor de un militante. Fue más bien práctica y realista. Primero, porque "no siempre se debe decir lo que uno piensa, porque a veces puede dañar mucho y no servir para nada". Y segundo, porque "los humanos necesitamos saber los límites y los marcos para después transgredirlos cuando convenga y en función del bien general y colectivo". Como ella misma repetía, "hay que ser transgresores de la realidad que no nos gusta".

Probablemente, el tercer hito que marcó su vida fue aparecer en la lista Forbes como la mujer española más rica. "Creo que sí, más en la forma que en el fondo. He tenido que hacer algunas concesiones… Lo que no quieroes verme pillada o usada para fines que yo no deseo. La gente que está en mi entorno sabe que esa lista no me ha cambiado nada. La primera fase fue de sorpresa, pero las cosas ya han vuelto a su cauce". Ella prefería hablar de sus lecturas, del trabajo de su fundación o del último disparate de la telebasura. En el fondo, trataba de vivir sin traicionar sus orígenes.

“Pienso en la muerte no como algo bueno ni malo, sino como un hecho que ocurre. Creo que gestionar bien el tiempo -y me considero una buena gestora-es muy importante. El tiempo, como somos perecederos, es lo único que no se compra”. Rosalía Mera (La Coruña, 1944-2013) tenía claro quién era y de dónde venía. Y también cuáles son las principales circunstancias que acompañan al ser humano en lavida. Y ese recorrido vital, la mujer española más rica lo experimentó desde abajo,como hija de una familia humilde del barrio coruñés de Matadero y como trabajadora desde la infancia.

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