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El casero oculto de El Corte Inglés
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LOS PONS CONTROLAN PARCELAS CLAVE DE SUELO DE BARCELONA

El casero oculto de El Corte Inglés

El último del clan que alquiló a Ramón Areces, en los años sesenta, los terrenos donde se asentó el primer Corte Inglés en Cataluña es un misterio

Foto: El Corte Inglés de Plaza Catalunya
El Corte Inglés de Plaza Catalunya

Esta es una historia de dinero viejo. Porque hay dinero nuevo, que florece en garajes, madura en rondas de financiación, se mueveagolpe de teclade ordenador o se volatiliza en la bolsa; y dinero viejo, que se pega al suelo, se aletarga en la tierra y hace del tiempo su mejor aliado. Barcelona es rica en historias de dinero viejo y esta es una de ellas:la de los miembros de la familia Pons, que empezaron con una mercería en el siglo XIX y han acabado siendo los caseros no declarados de El Corte Inglés.

¿Cuándo empieza una historia de dinero viejo?¿En 1960, cuandoRamón Arecesdecidió construir El Corte Inglés de Plaza Catalunya, el primero de Barcelona?¿En 1950, cuandoJosep Ponsfirmó una permuta de terrenos que le hizo todavía más millonario con los directivos del FC Barcelonayque permitió al club construir el Camp Nou? ¿En 1941,al inaugurarsejusto donde ahora se levanta El Corte Inglés la sala de fiestas Salón Rigat, propiedad de los Pons? No,a lo mejor hay que remontarse más atrás.¿A 1875, en el momento en queJosep Pons i Enrichencargaría la reforma de la Masía de Torre Melina que poseía en la parte alta de Barcelona y la convertiría en un entorno idílico?

El fundador de la saga dejó pronto el textil y se dedicó a diversificar negocios. Así por ejemplo, Josep Pons i Enrich fue uno de los fundadores delBanco de Tortosaen 1881. Pero la principal vía de inversión de la familia fue el negocio inmobiliario, con la compra de terrenos en Barcelona que luego se convertirían en cuernos de la abundancia a partir delboomde la capital catalana en los años 40 y gracias a una estrategia de arrendamientos a muy largo plazo.

Pons i Enrich trasladó a su hijo Josep que lo importante era no desprenderse de patrimonio. Y así,cuandoRamón Arecesllegó a principios de los 60 a abrir el primer Corte Inglés de Cataluña, Josep Ponshijo, el mismo que había hecho la permuta para el Camp Nou, decidió no vendersino alquilar por 50 años los terrenos, de maneraque El Corte Inglés es el propietario del edificio, pero no del suelo, por el que paga una renta mensual. Eso sólo afecta a la parte original del edificio, la que tiene su entrada por Ronda Universidad. El resto de ampliaciones, que han convertido este centro en el mayor de España, sí que son completa propiedad de El Corte Inglés.

El discreto rentista del Paseo de Gracia

Y esto nos lleva al presente:a 2013,a un discreto despachosituado en el número 55 del Paseo de Gracia, donde el nieto,Lluís Pons i Casademunt,ve como cada mes le caen los ingresos fruto de los contratos de alquiler de larga duración firmados por sus antepasados. Lluís Pons es un misterio. A las firmas de operaciones no se presenta, según explican fuentes del sector inmobiliario, sino que envía a empleados de confianza. Másdeun promotor ha tenido que consultar con el banco de confianza,CaixaBank, cuál si no, para que desde las Torres Negras le digan que sí, que firme sin problema, quelos Pons poseen una importante fortuna. Su unico puesto de relevancia es el de Tesorero de la Mutua Intercomarcal.

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El imperio de los Pons en la actualidad consta de tres sociedades principalmente: Inmogest, Torre Melina y Patrimonial Hefer. En el Registro Mercantil tienen registrados activos por algo más de 30 millones deeuros. Pero debe hacer tiempo que no actualizan el valor en libro porque otro de sus contratos de alquiler a 50 años es con elReal Club de Polo de Barcelona, dondeesta entidad paga religiosamente renta a los Pons cada mes por las tres hectáreasque ocupan junto al Hotel Juan Carlos I.

Un vencimiento inminente

¿Cómo es que después de un siglo de perfil bajo los Pons ven amenazada la tan trabajada clandestinidad de su riqueza? Porque incluso los contratos a muy largo plazo tienen su final. Y el año que viene, tras la prórroga prevista,vence el de El Corte Inglés de Plaza Catalunya, según han confirmado fuentes del sector de la moda en Barcelona. Lo hace enel peormomento para el grupo deIsidoro Álvarez. Lacaída de las ventas y las deudasdelgigante de centros comercialesimposibilitan pensar en que se compre los terrenos y menos a los Pons, tan celososde mantener sus propiedades. Por otro lado, la situación de alquiler del solar dificulta que El Corte Inglés de Plaza Catalunya pueda ser vendido a un grupo inversor, como lo fueelcercano inmuebleque hace esquina con Las Ramblaspor 100 millones, hace apenas dos meses.

En el sector de la moda se especula con que un banco se asocie con Lluís Pons y facilite una operación que dote de liquidez a El Corte Inglés. Pero en realidad sólo una cosa está clara:Lluís Pons tiene la clave.

Enemigos del Ayuntamiento

Si alguna cosa ha trascendido de los Pons es que no son muy amigos del Ayuntamiento de Barcelona, contrael que han dado grandes batallas. Algunas las perdieron,comocuando por motivo de las Olimpiadas del 92 les expropiaron Torre Melina, que acabó en manos del capital saudí que levantó el hotel Juan Carlos I. Pero otras las ganaron. Una de sus victorias fue contraJosep Acebillo, guardián de las esencias de la gestión urbanística socialista en Barcelona,quequiso abrir una calle que partiera el Real Club de Polo para romper el aislamiento de la Zona Universitaria.

En elelitista club de hípicase quisieron impulsar diversos actos de protesta, bajo el lemaDefensem el Polo. Pero como se decía con la boca pequeña y la lengua afilada cuando acaban las juntas: “Tendremos que enviar a nuestros mayordomos a cortar la Diagonal”. No hizo falta. La resistencia numantina deLluís Ponsa aceptar cualquier indemnización, permuta o compensación-recuerda, hijo, sobre todo no vendas el patrimonio-acabó haciendo que tras años de lucha la alcaldía tirase la toalla. Es la fuerza del dinero viejo. La misma que se pondrá a prueba ahora,cuando El Corte Inglés tenga que empezar a renegociar con su paciente casero.

Esta es una historia de dinero viejo. Porque hay dinero nuevo, que florece en garajes, madura en rondas de financiación, se mueveagolpe de teclade ordenador o se volatiliza en la bolsa; y dinero viejo, que se pega al suelo, se aletarga en la tierra y hace del tiempo su mejor aliado. Barcelona es rica en historias de dinero viejo y esta es una de ellas:la de los miembros de la familia Pons, que empezaron con una mercería en el siglo XIX y han acabado siendo los caseros no declarados de El Corte Inglés.

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