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Un catalán en el reino de Amancio Ortega
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EL DISCRETO PAPEL DE JORDI TRIQUELL DENTRO DE INDITEX

Un catalán en el reino de Amancio Ortega

Jordi Triquell no es sólo el director general de Stradivarius, una de firmas de ropa para los más jóvenes de Inditex. Es, además, uno de los pocos que ha

Jordi Triquell no es sólo el director general de Stradivarius, una de firmas de ropa para los más jóvenes de Inditex. Es, además, uno de los pocos que ha sido socio durante siete años de Amancio Ortega, el hombre más rico de España. Ortega ha otorgado a la familia Triquell privilegios que ha concedido a muy pocos, como mantener a sus miembros como sus accionistas minoritarios. También los ha convertido en millonarios y les ha dado una independencia de gestión de la que pocos gozan. Triquell se lo ha ganado haciendo gala de la máxima discreción y ha sobrevivido en el grupo gallego sin pertenecer al núcleo duro del hombre más rico de España.

Hasta 2005, la familia Triquell poseía el 9,95% de Stradivarius, mientras que el resto del capital de la firma estaba en manos de Inditex. En ese año, Inditex pagó 15 millones de euros y acabó con lo que había sido una de sus escasas excepciones: mantener un socio minoritario en una de sus cadenas. Sin embargo, Jordi Triquell se mantuvo como director general de Stradivarius, una firma joven que en el último ejercicio facturó 961 millones de euros, es decir, el 6% de las ventas mundiales de gigante de la moda española.

La historia comenzó a mediado de los años 80 cuando Paco Triquell, padre de Jordi Triquell, impulsaba Forage, una cadena tiendas especializada en camisas estampadas. Instalados en Sant Quirze (Barcelona) y aprovechando el tejido industrial de Sabadell empezaron a vender con mucho éxito. Tanto, que se convirtieron en proveedores de El Corte Inglés. En Sabadell su principal suministrador era el textilero de toda la vida Torres Pradas.

Stradivarius fue un éxito desde que abrió su tienda en Portal del Angel, en Barcelona. La cadena catalana se expandió y rápidamente entró en el radar de los de ArteixoTodo iba bien hasta que los problemas con Hacienda dieron al traste con el proyecto, a finales de los 80. Pero en lugar de un concurso al uso, Torres Pradas capitalizó lo que le adeudaba Forage y crearon Stradivarius. Torres se hizo con la mayoría pero dejó la gestión y un paquete minoritario a los Triquell para aprovechar su experiencia en la expansión de cadenas de moda. Era 1994 y nacía Stradivarius, como una alternativa de moda joven y asequible que seguía los principios de rotación de género que ya estaba aplicando Zara.

Stradivarius fue un éxito desde que abrió su tienda en Portal del Angel, en Barcelona. La cadena catalana se expandió y rápidamente entró en el radar de los de Arteixo. En 1998, preocupada por los progresos de una competidora más joven y desenfadada de Zara, Inditex creó Bershka, su propia versión de Stradivarius. Sin quererlo, los Triquell ya estaban influenciando las decisiones de gestión de Amancio Ortega, incluso antes de conocerlo.

Giro inesperado

Pero ese mismo año el empresario de origen sirio Amid Achi Fadul, que controla 200 tiendas en Canarias -entre ellas las franquicias de Stradivarius en su plan de expansión- comunica a los directivos de Inditex que Paco Triquell está enfermo de cáncer y dispuesto a vender el grupo.

Inditex, que quiere engordar la empresa antes de su salida a bolsa no se lo piensa y la entonces mano derecha de Amancio Ortega, José María Castellano, hace una oferta. La operación se cierra en 1999 por 108 millones de euros, si bien la parte del león del pelotazo se la lleva la firma Torres Pradas, que es el socio mayoritario. Los Triquell venden poco y mantienen su 9,9% hasta la toma de control total en 2005, cuando cierran la desinversión. Jordi Triquell, que ya ha asumido la gestión del grupo por la enfermedad de su padre, se mantiene desde 1999 como director general.

Perfil bajo

Esta era la segunda gran operación que Inditex hacía en Cataluña. En 1995 había comprado Massimo Dutti a Armando Lasauca. Con lo que entre Massimo Dutti, Stradivarius y la plataforma logística de Tordera, más de un 30% del negocio del grupo gallego depende en ese momento del mercado catalán.

A pesar de esto, Triquell afirma su independencia sin ser estridente: traslada la sede de la cadena a Sallent, donde además tiene su propia plataforma logística independiente de la de Tordera. También controla los diseños, con un punto diferenciado y atrevido que le desmarca del resto del grupo.

Triquell es muy discreto. Apenas hay fotos de él. No pertenece al núcleo duro de los fieles de Amancio Ortega. Pero la llegada a la presidencia de Pablo Isla le refuerza. A Isla le importan los números, y los números le respaldan. Las ventas de Stradivarius crecieron en 2012 un 10%, pese a la caída del consumo. Y abrirá durante este año 95 tiendas, más que las que tiene previstas Bershka. Pablo Isla aplica esta máxima: si no está roto, no lo arregles. Y Triquell se afianza en su puesto pese a que la familia ya no es ese socio privilegiado de Amancio Ortega como lo fue durante siete años.

Final feliz

Triquell es muy discreto. Apenas hay fotos de él. No pertenece al núcleo duro de los fieles de Amancio Ortega. Pero la llegada a la presidencia de Pablo Isla le refuerzaAdemás, la historia tiene final feliz. El padre de Jordi Triquell, Paco Triquell, superó el cáncer y ahora se dedica a la cría de caballos. La familia no se mueve en los ámbitos de la burguesía catalana, no frecuenta el Círculo de Economía ni otros foros y el caso de su empresa no se pone de ejemplo en las escuelas de negocios, aunque motivos no faltarían.

Además, Jordi Triquell, que ahora ronda los 50 años, ha disfrutado de un bonito paquete de stock options de Inditex, como el resto de la alta dirección, un valor que ha sido la revelación de la bolsa española durante los últimos cinco años. Por tanto, no todas las historias del textil catalán son un drama. Otra cosa que muchos de los triunfadores hayan preferido optar por un cómodo anonimato.

Jordi Triquell no es sólo el director general de Stradivarius, una de firmas de ropa para los más jóvenes de Inditex. Es, además, uno de los pocos que ha sido socio durante siete años de Amancio Ortega, el hombre más rico de España. Ortega ha otorgado a la familia Triquell privilegios que ha concedido a muy pocos, como mantener a sus miembros como sus accionistas minoritarios. También los ha convertido en millonarios y les ha dado una independencia de gestión de la que pocos gozan. Triquell se lo ha ganado haciendo gala de la máxima discreción y ha sobrevivido en el grupo gallego sin pertenecer al núcleo duro del hombre más rico de España.