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El 'suicidio' de la banca española: los intereses de los depósitos crecen el 20% desde 2006
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LOS DE LOS CRÉDITOS SÓLO AUMENTAN EL 1,3% EN ESE PERÍODO

El 'suicidio' de la banca española: los intereses de los depósitos crecen el 20% desde 2006

"La guerra de depósitos es mucho más grave que el rescate de la CAM", decía hace un par de semanas Juan María Nin, director general de

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El 'suicidio' de la banca española: los intereses de los depósitos crecen el 20% desde 2006

"La guerra de depósitos es mucho más grave que el rescate de la CAM", decía hace un par de semanas Juan María Nin, director general de La Caixa. La razón es que la banca española se está 'suicidando' con estas prácticas, que se pueden llevar por delante a muchas entidades al hacer inviable su modelo de negocio. La amenaza es más grave que la de los activos tóxicos.

Hay unas cifras del Banco de España muy elocuentes: los intereses pagados por los depósitos de las entidades financieras han crecido un 20% entre 2006 y 2010, hasta 25.700 millones el año pasado; por comparación, los intereses cobrados por los créditos sólo han aumentado el 1,3% en el mismo período.

Dado que el negocio de la banca se basa en captar dinero pagando un interés y prestarlo cobrando un tipo más alto (la diferencia es el margen de intereses), esta evolución implica un hundimiento de los márgenes e incluso su entrada en negativo. "Este negocio no da ni para pipas", reconocen en una entidad mediana.

Este fenómeno se acentúa porque las emisiones de deuda en los mercados mayoristas -la otra vía de financiarse que tiene la banca aparte de los depósitos- también ha disparado su coste por el riesgo país y las dudas sobre el sistema financiero. De hecho, la guerra de depósitos pretende sustituir esa financiación mayorista (que se ha cerrado completamente varias veces desde el inicio de la crisis) por unos recursos de clientes supuestamente más estables.

El problema es que esos recursos de clientes salen casi tan caros -o más, en algunos casos- que los mayoristas. Y que bancos y cajas no pueden trasladar completamente ese sobrecoste a los créditos, y eso que los diferenciales también se han disparado. Pero como el grueso de la cartera crediticia de la banca española son hipotecas con un diferencial estable a muchos años, la única esperanza para el sector reside en que el BCE siga subiendo tipos.

La firma Evolution Securities espera una caída del 10% en los márgenes del negocio de la banca en España, aunque cree que algunas entidades podrán compensarlo con la venta cruzada de otros productos como tarjetas o seguros, informa el Financial Times.

La guerra va a continuar

Y no hay muchas esperanzas de que la guerra vaya a remitir a corto plazo. Al contrario, cada vez más entidades -en especial las cajas que han recibido o van a recibir dinero público- lanzan productos a tipos más altos, que empiezan a dejar corto el famoso 4% con el que el Santander rompió el mercado en 2010. En esta situación, los bancos cuyos depósitos lanzados hace un año vencen ahora tienen que sumarse a la guerra para evitar fugas de clientes en busca de estas nuevas ofertas.

Por tanto, asistimos a la paradoja de que todas las entidades critican esta práctica suicida... pero ninguna quiere quedarse fuera por no perder cuota de mercado, aunque sea a costa de sacrificar sus márgenes. Algo que no se entiende y que, según los expertos, acabará por estallar en algún momento si la situación económica no mejora.

El Gobierno ha tomado cartas en el asunto y pretende penalizar a los depósitos con tipos más altos mediante una subida de su aportación al Fondo de Garantía de Depósitos. Pero cuando todavía no está hecha la ley, ya está hecha la trampa: los bancos y cajas la esquivarán con depósitos ligados a acontecimientos, normalmente deportivos (ya hay depósitos referenciados a los éxitos de Marc Márquez, Alonso o incluso Hamilton) y con productos que pagan intereses en especie (televisores, iPads, etc.).

"La guerra de depósitos es mucho más grave que el rescate de la CAM", decía hace un par de semanas Juan María Nin, director general de La Caixa. La razón es que la banca española se está 'suicidando' con estas prácticas, que se pueden llevar por delante a muchas entidades al hacer inviable su modelo de negocio. La amenaza es más grave que la de los activos tóxicos.

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