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Colau tiene atado su nombramiento como nueva alcaldesa de Barcelona

El socialista Jaume Collboni ha hilvanado un pacto con la exactivista para que nada se interponga en su camino. Fuentes socialistas señalaron a 'El Confidencial' que el acuerdo está casi ultimado

Foto: La alcaldable por Barcelona en Comú, Ada Colau. (EFE)
La alcaldable por Barcelona en Comú, Ada Colau. (EFE)

Ada Colau es prácticamente la nueva alcaldesa de Barcelona. El convergente Xavier Trias, que podría arrebatarle la vara de mando, ya no tiene opciones. El aguirrazo que pretendió Trias formando un frente antiColau con todos los demás partidos ya no es ni siquiera una remota posibilidad y ahora sólo falta esperar unos días para que la cabeza de lista de Barcelona en Comú (candidatura que agrupa a Podemos, ICV, Guanyem, Procés Constituent y otras minúsculas organizaciones) se convierta en la principal edil barcelonesa.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no pondrá impedimentos para que Colau se corone alcaldesa, a pesar de haber rechazado su hoja de ruta independentista. Y el socialista Jaume Collboni ya tiene casi atado un pacto con la exactivista andidesahucios para que nada se interponga en su camino. Fuentes socialistas señalaron a El Confidencial que el acuerdo está casi ultimado. “Existe el problema de que hay una amalgama de grupos dentro de Barcelona en Comú. Si fuese por ICV, el pacto ya estaría cerrado hace días, pero hay otros condicionantes. Además, dentro de Barcelona en Comú funcionan también con grupos por barrios, lo que dificulta y alarga cualquier negociación y entendimiento”.

Lo que pretende Collboni es “un pacto de gobierno estable”. Es difícil en estos momentos, puesto que Colau tiene 11 concejales, ERC cinco y el PSC cuatro. La mayoría absoluta se sitúa en 21 ediles. Pero no imposible, porque los tres concejales de la CUP difícilmente se alinearán con CiU y el PP. Los convergentes disponen de 10 representantes; Ciutadans, de cinco; y el PP, de tres, lo que hace casi imposible que el convergente Xavier Trias continúe como alcalde, puesto que el bloque de la izquierda votará en contra. Y eso sin contar que Ciutadans no está dispuesta a apoyar a CiU, lo que deja a Trias, en el mejor de los casos, con el apoyo de su grupo y de los populares, circunstancia también remota en estos momentos.

Pero los socialistas plantearon abiertamente a Ada Colau su disponibilidad para formar parte del gobierno municipal. Collboni, según las fuentes consultadas, no vería con malos ojos el entrar en el gobierno municipal junto a Colau, puesto que sus programas podrían ensamblarse con una cierta facilidad. Fue un reto de altura, puesto que la presencia de los socialistas en el Ayuntamiento significaría no sólo un golpe de efecto político: también sería un puntazo desde el punto de vista mediático.

ERC desconfía

El líder de ERC en el Ayuntamiento barcelonés, Alfred Bosch, también se mostró a favor de lograr un Gobierno “lo más amplio posible que dé estabilidad”. Los republicanos, otrora socios de los socialistas, no quieren oír hablar ahora del PSC.

Fuentes cercanas a las negociaciones entre Colau y las fuerzas de izquierdas señalaron a El Confidencial que “es imperioso llegar a un acuerdo para evitar que Trias pueda volver a ser alcalde. Debemos flexibilizar nuestras posturas y llegar a un acuerdo. Pero algunos sectores de Barcelona en Comú son más inflexibles. De ahí que los convergentes estén, en estos momentos, frotándose las manos al ver las dificultades que tenemos para entendernos”.

La entrada de los socialistas en el gobierno municipal, además, actuaría como bálsamo ante las instituciones financieras, que consideran que moderarían las tesis “revolucionarias” de Ada Colau. La tesis es muy simple: el PSC ha gobernado la ciudad por un periodo de más de tres décadas. Prácticamente la gran transformación de Barcelona se debe a ellos, que durante década y media gobernaron en comandita con ICV. Por tanto, deducen, no destruirían el modelo que tanto les costó construir.

Desde las filas de Barcelona en Comú no se tiene tan claro el asunto y se prefiere esperar a ver qué dicen los diferentes socios. El PSC habría de reformular algunos de sus postulados para acercarlo a las tesis rupturistas de Podemos o Guanyem, esencialmente en lo que atañe a cuestiones sociales. “No está claro que lo más conveniente sea que entren en el gobierno. Quizá es mejor que se queden fuera de él y que se trabaje con pactos puntuales. De ese modo, tanto Barcelona en Comú como el PSC tienen las manos libres para diseñar su estrategia y para marcar perfil propio”, explica a este diario una fuente cercana a la candidatura ganadora. Por otro lado, los socialistas no se verían obligados a apoyar posicionamientos propuestos por ERC y la CUP, que preparan toda una ofensiva “nacional” (o sea, nacionalista) desde la capital catalana para influir en las elecciones autonómicas del mes de septiembre y en las generales del próximo otoño. En otras palabras: cada uno en su casa y Dios en la de todos.

Ada Colau es prácticamente la nueva alcaldesa de Barcelona. El convergente Xavier Trias, que podría arrebatarle la vara de mando, ya no tiene opciones. El aguirrazo que pretendió Trias formando un frente antiColau con todos los demás partidos ya no es ni siquiera una remota posibilidad y ahora sólo falta esperar unos días para que la cabeza de lista de Barcelona en Comú (candidatura que agrupa a Podemos, ICV, Guanyem, Procés Constituent y otras minúsculas organizaciones) se convierta en la principal edil barcelonesa.

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