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De la Torre (Málaga): otro Plan Renove del alcalde más longevo de las grandes ciudades
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De la Torre (Málaga): otro Plan Renove del alcalde más longevo de las grandes ciudades

El veterano dirigente sustituyó a Celia Villalobos tras ser llamada por Aznar y ahora aspira a ser reelegido para reforzar la marca tecnológica y cultural de la sexta urbe del país

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (2d), junto al presidente del PP en Andalucía, Juanma Moreno (i); el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (2i). (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (2d), junto al presidente del PP en Andalucía, Juanma Moreno (i); el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (2i). (EFE)

Francisco de la Torre (72 años, 15 como alcalde y la energía de una persona de 50, aunque en la campaña su voz está quebrada) habla de su pasión: Málaga, la sexta ciudad de España. ¿O es la tercera? Por población es la sexta, aunque tanto el candidato a la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, como el aspirante a la Alcaldía por Ciudadanos, Juan Cassá, aspiran a convertir a esta ciudad de más de medio millón de habitantes en la tercera en importancia de España. Eso sí, con permiso de Valencia, Sevilla, la intensa rival andaluza, y Zaragoza.

De la Torre relevó en 2000 a Celia Villalobos, cuando la alcaldesa populista/tertuliana aceptó el (en)cargo envenenado de José María Aznar para convertirse en ministra de Sanidad. Este tecnócrata es licenciado en Sociología y doctor ingeniero agrónomo, que siempre parece que lleva puesto un traje gris, copió el populismo de Villalobos, memorizó cada bache y acera de los barrios y proyectó una ciudad fuera de complejos provincianos, centrada en la tecnología (PTA, Málaga Valley, cuna de emprendedores y creación de pymes) e incluso arrinconó el título oficioso de capital económica de Andalucía.

Málaga, tras el fracaso de perder la carrera de la capitalidad cultural europea de 2016, se ha contagiado de una museítis galopante: con un Museo Pompidou –provisional– como emblema, junto al Museo Ruso. Una ciudad nada especializada, conocedora de sus imperfecciones visibles (como el cauce seco del río Guadalmedina que cicatriza por dos la ciudad), lleva 20 años confiando en el PP. Entre 1979 y 1995 gobernó Málaga el socialista Pedro Aparicio, el alcalde que modernizó Málaga, un ilustrado

Vídeo: Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, en el Foro Ciudad Futura

Este domingo el aspirante popular suspira por mantener el poder. Él no cree en los ochos años y a casa. El modelo de la Constitución de Estados Unidos o el autoimpuesto por Aznar o Rodríguez Zapatero. “La clave no es la limitación de mandato, sino el compromiso ético y transparencia desde el primer día [publica con una semana de retraso su agenda pública, pero no difunde el contenido de sus encuentros]. Son los partidos y los ciudadanos los que tienen la última palabra. Hoy por hoy no veo necesario una limitación de mandatos”, relata en una entrevista concedida a El Confidencial en la sala de reuniones de Alcaldía, entre el salón de plenos y su despacho, abarrotado de papeles y documentos.

¿Sus últimos cuatro años?

No está nada claro que De la Torre permanezca los cuatro años de mandato municipal… en el caso de que gane las elecciones. Si Bendodo, presidente del PP de Málaga y amigo personal del presidente regional, Juan Manuel Moreno, perdiera la Diputación en manos del PSOE, estaría mucho más cerca el final de la carrera política del alcalde, que sufriría presiones por dejar el sillón de la Casona del Parque (como se le conoce al edificio del Ayuntamiento) a Bendodo. De la Torre ha conseguido que todos los delfines se ahogaran antes que él. “Esto no me corresponde a mí. Esto no es como una Monarquía”, remarca este político.

Se le ha tachado de que está mayor para ser alcalde, pero continúa en forma trabajando todos los días, con jornadas estajanovistas. Él cree que volverá a ganar, aunque las encuestas publicadas no le garantizan una mayoría absoluta. La candidata socialista, María Gámez, que vuelve a repetir como alcaldable, ha crecido en conocimiento de la ciudad y cultiva un perfil más institucional y de consenso de cara a una posible sucesión de Francisco de la Torre.

De la Torre cree que volverá a ganar, aunque las encuestas publicadas no le garantizan una mayoría absoluta en las elecciones del 24M

El alcalde empezó en la política hace más de 40 años: primero en la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga y en 1971 (con 28 años) fue presidente de la Diputación en la Dictadura franquista, pero representó un ala renovadora dentro del antiguo Régimen. Como alcalde levantó un mausoleo que costó seis millones de euros en el cementerio de San Rafael, donde están enterrados fusilados por Franco.

Militó luego en Reforma Democrática, el Partido Socialdemócrata de Fernández Ordóñez, UCD y Operación Roca. Regresó a su puesto de funcionario de la delegación de Agricultura y, ya con el PP aunque entro en la lista de 1995 como independiente, fue teniente alcalde y concejal de Urbanismo con Villalobos. “El ámbito local, el de la Alcaldía, es el más satisfactorio y también el más exigente en tiempo y esfuerzo”, reconoce el primer edil que admite su “interés” en escribir unas memorias tras acabar su etapa como alcalde. “Siempre es enriquecedor reflexionar sobre lo vivido y sobre el conocimiento de la condición humana. Si hubiera unas memorias mías habría un protagonista muy claro: Málaga, no Paco de la Torre”.

El “sectarismo” de la Junta de Andalucía

Este político nada amigo de hacer equipos y cuya gestión personalista ha acabado por aburrir a ediles y personal de confianza, no piensa en la jubilación, ni en un puesto de eurodiputado en Bruselas, donde es alto funcionario su hijo. “Mi compromiso es con Málaga y por cuatro años. No me planteo lo que haré cuando no sea alcalde. No me faltarían ocupaciones”. Lo que sí descarta es volver a ser senador. El alcalde fue elegido en la Cámara Alta y tenía una misión que acabó en fracaso: descentralizar la Administración local. “Yo hice lo que pude. Los senadores territoriales que representan a la autonomía deben saber que la descentralización está pendiente desde el primer día. Las autonomías no han hecho nada más que repetir el modelo ‘de Madrid’ [del Gobierno Central]. Han copiado todo lo malo y nada de lo bueno. Lo bueno es que era una Administración más objetiva, más profesional, menos sectaria y la autonomía está señalada por la política”.

- ¿La Administración autonómica andaluza es sectaria?

- Sí, especialmente. Se nota con los ayuntamientos del PP en Andalucía.

La Junta de Andalucía. La bicha para De la Torre y también su gran aliado electoral al utilizar esta política de confrontación para arañar votos. Ha sido el alcalde andaluz que ha capitaneado con más fuerza –muchas veces sin argumentos sólidos– que la culpa de algún proyecto atascado o rechazado era siempre “de la Junta o de Sevilla”. Incluso reivindicó en la etapa preautonómica que la capital no debería haber estado a orillas del Guadalquivir, sino en Antequera, en el centro de Andalucía.

“Lo defendí para la cohesión andaluza. Somos una región con ciudades importantes y lo era para que no hubiera rivalidades y situación de agravios. Una apuesta por una situación intermedia hubiera significado por un lado la necesidad de apoyarse en los ayuntamientos, porque en una ciudad intermedia no puedes meter 40.000 funcionarios, que es lo que ha pasado en Sevilla. Esos 40.000 funcionarios son innecesarios. La autonomía andaluza se quedó con todo y el crecimiento que se generaba se hacía desde unos servicios centrales como Torre Triana y edificios históricos alquilados en Sevilla”, explica con vehemencia.

Guerracivilismo Málaga vs. Sevilla

Su mirada puede traslucir un sentimiento de envidia a la capital andaluza. O al poder centralista de Sevilla en ese guerracivilismo regional que le ha enfrentado no sólo con la Junta sino con el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido (también del PP), por la Ley de grandes ciudades o incluso donde se ubicaba el frustrado proyecto de caja única andaluza. “No es envidia, para nada”, subraya. “Solamente es la constatación triste de un tiempo perdido, de un dinero tirado, de una ineficacia brutal. A las pruebas me remito de cómo ha funcionado la Junta en estas décadas donde se ha tirado el dinero europeo de una forma tremenda y escandalosa. Pero aunque hubieran funcionado bien y correctamente es un error hacer las cosas así”.

Prosigue su relato anticentralista: “Algún día la gente hablará con libertad. Yo, sin decir el nombre, puedo decir que un director general de la Junta que conoce muy bien el mundo local de la Administración autonómica me dijo: “Qué razón tienes, alcalde, en plantear este tema. No tienes ni idea el dinero que cuesta lo que se hace desde la Junta porque no sólo es mantenerlo, sino para hacerlo peor y hacer perder tiempo a los ayuntamientos. Se crean unos mecanismos de control que luego no controlan, de concursos, para cuatro subvenciones de nada y además perdiendo autonomía en la vida local. Tú lo que tienes que tener es tu autonomía, tus recursos, y según tus necesidades marcas el acento en vivienda, deporte o en creación de empleo. Eso es tremendo”.

La ciudad que no es capital oficial de nada

Capital del sur del Mediterráneo, capital de la Costa del Sol, capital del sur de Europa… Son todos títulos oficiosos de Málaga, una de las escasas ciudades europeas de más de medio millón de habitantes que no es capital oficial de nada. “Esa ha sido una de sus dificultades durante toda su historia. No hubo universidad hasta 1972. Al no ser una capital histórica no hemos contado con unas colecciones de arte heredadas. Nos hemos tenido que mover con agilidad para conseguir esfuerzos de otros que nos permitan situar a la ciudad en el mapa. Y al final tienes una ciudad que sin ser capital efectivamente oficialmente de nada es conocida, valorada y calificada como un paraíso para vivir por su clima, su gente y posibilidades para invertir, como hace poco me comentaba un directivo de Oracle”.

Otra vez el recurso de Málaga, Ciudad del Paraíso, como glosó el nobel Vicente Aleixandre. O quizá Málaga, paraíso perdido, que retrató el novelista malagueño y premio Nadal Antonio Soler. Más bien se trata de una ciudad para “trabajar, hacer negocios y divertirse”, todavía con graves problemas sociales en sus barrios y un fenómeno nuevo y amenazante: la barcelonización del Centro o cómo seguir creciendo en turismo sin morir de éxito. “Si ganamos las elecciones, porque esperamos ganarlas, nuestra política pasará por descentralizar espacios y proyectos; es decir, contar con más centralidades”, apunta De la Torre, que no disimula su orgullo: “Los últimos años de mandato han sido de los más brillantes”. La oposición piensa que su modelo de ciudad está agotado, “caduco”, como apunta Eduardo Zorrilla, número uno de Málaga para la Gente (IU).

De la Torre tampoco puede sentir orgullo de cómo ha “hibernado, aunque no abandonado”, como él mismo admite, un megaproyecto como el de la Exposición Internacional Tecnológica en Málaga. Lo tiene que madurar. El Ayuntamiento de Málaga también se gasta 400.000 euros anuales en falsos autónomos contratados por el OMAU (Observatorio de Medio Ambiente Urbano), organismo encargado de canalizar las ayudas europeas. Málaga también cuenta con una empresa mixta de limpieza (Limasa) donde los empleos pasaban de padres a hijos.

Sueldos galácticos y una deuda de 600 millones

Hay más: Javier Arenas presionó a De la Torre para que rebajara el sueldo a 22 directivos del ayuntamiento. Dos de sus altos cargos contaban en 2009 con una indemnización galáctica. Desde 2012 el Ayuntamiento de Málaga publica los salarios de los responsables de las empresas municipales. También se gastó 20 millones de euros en el museo de las gemas, luego desmantelado. Y 25 millones de euros en la compra de un edificio aún sin uso y sin proyecto en la Plaza de la Merced, donde nació Picasso.

Presume de pagar a proveedores en apenas 20 días, aunque la deuda municipal se eleva a 600 millones de euros, una deuda superior a Sevilla o Bilbao. “Hemos bajado la deuda en 130 millones euros los últimos años. De los 600 millones más de 100 es porque hacemos vivienda y quien tiene que hacerla es la Junta de Andalucía”, remarca. El Ayuntamiento de Málaga cuenta con superávit tras haber invertido en los 15 años que lleva como alcalde 2.000 millones de euros. “Nunca hemos tenido agobios de tesorería. Tampoco hemos utilizado fondos del ICO”.

Y vuelta a la Junta y al proyecto más faraónico. “Nuestro Aeropuerto de Castellón”, como indicó el arquitecto malagueño Salvador Moreno Peralta, Premio Nacional de Urbanismo, sobre el Metro de Málaga, estrenado en julio de 2014 tras cinco años de retraso y que acabará costando 2.000 millones de euros. “El Metro ha estado muy mal enfocado. Tenía que haberse hecho con inversión pública, no como una concesión privada. Tenían que haberse buscado fondos europeos”, lamenta, tras denunciar otro ejemplo de mala inversión de la Junta: el AVE entre Sevilla y Málaga. Su voz está ya rota. Y le queda otra entrevista y un debate en televisión. Fuera de micrófono, continúa hablando. El domingo se sabrá si sigue gobernando Málaga.

Francisco de la Torre (72 años, 15 como alcalde y la energía de una persona de 50, aunque en la campaña su voz está quebrada) habla de su pasión: Málaga, la sexta ciudad de España. ¿O es la tercera? Por población es la sexta, aunque tanto el candidato a la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, como el aspirante a la Alcaldía por Ciudadanos, Juan Cassá, aspiran a convertir a esta ciudad de más de medio millón de habitantes en la tercera en importancia de España. Eso sí, con permiso de Valencia, Sevilla, la intensa rival andaluza, y Zaragoza.

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