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Rajoy admite que deberá buscar mayorías cada día y ofrece pactar también a Cataluña
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Rajoy admite que deberá buscar mayorías cada día y ofrece pactar también a Cataluña

Rajoy se adelanta a la tentación de futuros bloqueos por parte de la oposición con la advertencia de que aceptará el cargo por patriotismo, no por interés personal o de partido

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (Reuters)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (Reuters)

Más que previsible contumaz, Mariano Rajoy se somete a la sesión de investidura como presidente del Gobierno con la misma oferta de pactos de Estado que repite desde las últimas elecciones. La principal diferencia con el anterior intento de ser reelegido, el de agosto, es que a Pedro Sánchez su empecinamiento en el "no es no" le ha costado el cargo y el PSOE está dispuesto esta vez (el sábado) a permitir que se forme un nuevo Ejecutivo, aunque solo sea para evitar las terceras elecciones.

A su estilo, Rajoy se adelanta a la tentación de futuros bloqueos por parte de la oposición con la advertencia de que aceptará el cargo por patriotismo, "por el bien de España", no por interés personal o de partido. Unos nuevos comicios en diciembre le habrían dado una mayoría al PP mucho más cómoda que la actual, a costa del previsible hundimiento de los socialistas y de un nuevo retroceso de Ciudadanos. "Tengo asumido que cada día tendremos que construir una mayoría para la gobernabilidad", reconoció el presidente del Gobierno, en funciones desde diciembre del pasado año, para llamar al diálogo y al tiempo recordar a todos (esencialmente a los constitucionalistas) que gobernar será "una responsabilidad compartida".

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Rajoy admitió que no presentaba un programa para la legislatura con detalle porque del Congreso solo podrán salir los proyectos y las reformas institucionales que se puedan pactar entre el PP, el PSOE y Ciudadanos. Y por el contenido de su discurso, se adivina que el futuro gabinete tendrá que acordar hasta las materias de discrepancia, con la legislación laboral de entrada.

No dará marcha atrás a sus reformas

Después de 10 meses de interinidad, el presidente del PP se esforzó en reconducir el debate hacia las urgencias de la creación de empleo y el sostenimiento del crecimiento económico. Sobre lo demás, como la educación, la sanidad, las pensiones o la corrupción, está abierto a cualquier cesión, pero no a dar marcha atrás "a las reformas que permiten crear medio millón de empleos al año".

Rajoy recordó que para mantener las prestaciones sociales es imprescindible el crecimiento económico, más puestos de trabajo (20 millones de españoles con empleo en 2020) y vigilar el déficit público. En materia de pensiones, el jefe del Ejecutivo propuso reunir ya el Pacto de Toledo para estudiar la viabilidad del sistema y anunció que convocará a sindicatos y empresarios para buscar nuevas medidas que mejoren el mercado de trabajo. Pero no volver a la legislación de 2011, la de los despidos masivos de la crisis económica.

Rajoy se ofrece a negociarlo todo en el Congreso

En el capítulo de la financiación autonómica, se refirió directamente al PSOE como socio imprescindible para el acuerdo en su reforma. Populares y socialistas se reparten tres cuartas partes de los gobiernos autonómicos, y para desbloquear la cuestión convocará a todos los presidentes de ejecutivos regionales en el Senado.

Oferta a la Generalitat "desde la legalidad"

El desafío secesionista en Cataluña ocupó la parte más política del guion de legislatura enunciado por Rajoy. Repitió los principios: la soberanía nacional, la igualdad entre los españoles y la unidad de España no son negociables. También se comprometió a hacer cumplir la ley y a dar respuesta a "los problemas reales de los catalanes". La oferta a la Generalitat independentista fue la misma de los tiempos de la mayoría absoluta. "Estoy dispuesto a buscar fórmulas que acomoden mejor la necesaria solidaridad interterritorial", dijo el jefe del Ejecutivo, con la advertencia de que para buscar esa salida los secesionistas deben primero "respetar la legalidad y los derechos de todos los españoles". Es decir, primero cumplir la ley y luego negociar.

Foto: Rajoy es aplaudido por su grupo parlamentario tras su intervención. (Reuters) Opinión

En 50 minutos, la mitad de tiempo que en el anterior, el candidato a presidente despachaba su discurso de investidura —"les ahorro repetir lo que ya les dije en agosto", y remitió a sus señorías al Diario de Sesiones del Congreso— y prometía desgranar y detallar este jueves cualquier duda que se le planteara en la jornada de réplicas.

Sin grandes interrupciones ni largas ovaciones —salvo la final—, la primera jornada de esta 'esperada' investidura llegaba a su fin. En el ambiente, una sensación de trámite cumplido: el no de este jueves para dar paso rápidamente a la segunda votación. El 'espectáculo', entonces, estará en las gradas socialistas, hoy casi más pendientes de los saludos iniciales y la llegada del desaparecido Pedro Sánchez que de las ofertas de un Rajoy que, fiel a sus principios, cumplió el guion sin sobresaltos y tendiendo la mano para llegar a acuerdos "que eviten una legislatura estéril".

Más que previsible contumaz, Mariano Rajoy se somete a la sesión de investidura como presidente del Gobierno con la misma oferta de pactos de Estado que repite desde las últimas elecciones. La principal diferencia con el anterior intento de ser reelegido, el de agosto, es que a Pedro Sánchez su empecinamiento en el "no es no" le ha costado el cargo y el PSOE está dispuesto esta vez (el sábado) a permitir que se forme un nuevo Ejecutivo, aunque solo sea para evitar las terceras elecciones.

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