Rajoy se divierte dando lecciones a Iglesias mientras el PSOE y Rivera se diluyen

Entre la rectificación del PSOE y la ambivalencia de Ciudadanos, Mariano Rajoy prefirió lucirse en la segunda jornada de investidura en combatir el catastrofismo y la demagogia de Pablo Iglesias. Con ironía y hasta con tono paternal, el presidente del Gobierno en funciones recordó al jefe de Podemos que el PP ganó las elecciones y que "lo normal" desde 1977 en España es que gobierne el partido más votado.

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Sara de Diego Álvaro G. Zarzalejos

Los diputados del Partido Popular disfrutaron y aplaudieron constantemente el discurso de Rajoy, cada vez que enredaba a los parlamentarios podemitas con sus frases. Como cuando se refería a las movilizaciones en la calle para resaltar la contradicción de llamar a cercar al Congreso cuando ya están en la Cámara. "Antes decían que no nos representan, pero ya están dentro, a ver si es que no se sienten representados", recordó a Iglesias para llamarle a la reflexión.

El jefe del Ejecutivo reiteró al secretario general de Podemos que su candidatura no es fruto de ninguna "conspiración" de las fuerzas del mal y que, aunque le presente como "la quintaesencia" de todas las desgracias, tiene el respaldo de las urnas.

"A ver si soy capaz de explicarlo, estoy aquí porque los españoles han preferido de forma muy mayoritaria al PP y eso es importante, por eso dije que vamos a hablar de democracia y es bueno que lo interioricemos todos. Yo ya lo hice, usted no lo sé todavía", soltó Rajoy a Iglesias desde la tribuna.

También avisó el presidente en funciones del Gobierno al aspirante a hacerse con el monopolio de la oposición, en la Cámara y en la calle, que no tiene miedo a las manifestaciones, a las huelgas ni a casi nada. Y que defiende y defenderá esos derechos.

Un cambio porque "les van conociendo"

Rajoy disfrutó con sus ataques indirectos, como cuando pidió para los venezolanos y los cubanos las mismas libertades y prosperidad que para los españoles o comentó el "súbito envejecimiento" del electorado que Iglesias considera propio. Como el máximo dirigente de Podemos presume de ser el favorito de los ciudadanos más jóvenes, el presidente del PP le recordó que entre los comicios del 20-D y los del 26-J, perdió el apoyo de 1,1 millones de españoles. Y apostilló que ese cambio no se debió a una epidemia de años sino a "que les van conociendo" después de solo seis meses como fuerza parlamentaria.

Rajoy relajó el debate al comentar que él no se maneja en Twitter, "y tampoco en el SMS [por Bárcenas]", pero que está mejorando. Pero se puso más serio al afirmar que él no verá un Gobierno formado por Podemos y que acababa de comprobar una vez más que Iglesias confunde un debate parlamentario con un encadenado de tuits, y que ni en 140 caracteres ni en toda una sesión había sido capaz el jefe de los podemitas de plantear un proyecto.

Rajoy aseguró durante su comparecencia que comprobó una vez más que Iglesias confunde un debate parlamentario con un encadenado de tuits

El empeño de Rajoy por poner en su sitio a Iglesias en su aspiración de constituirse en oposición única contrastó con la réplica de trámite a Antonio Hernando, el portavoz socialista. El jefe del Ejecutivo agradeció el giro de los socialistas a la abstención y reiteró la oferta de diálogo "constitucionalista" para sacar adelante la legislatura.

Ante el desapego de Albert Rivera por el Gobierno al que da el sí, las críticas anticipadas y el tono de oposición que Ciudadanos adoptó, Rajoy prefirió limitarse a comentar que si su partido se apunta a las contrarreformas que defienden socialistas y podemitas, sobre todo las económicas, España dará un paso atrás en la recuperación económica y la creación de empleo.