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El PSOE culmina su giro hacia la abstención al PP enfrentado al PSC y a parte de sus bases
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EL NOVENO COMITÉ FEDERAL DESDE LAS GENERALES DEL 20-D

El PSOE culmina su giro hacia la abstención al PP enfrentado al PSC y a parte de sus bases

El viraje respecto a la investidura de Rajoy está asegurado, salvo sorpresa. La gestora sopesa proponer al exministro Pepe Blanco presidir la mesa del comité para que sea él quien conduzca el debate

Foto: Concentración ante la sede socialista de Ferraz para pedir que se mantenga el no a Mariano Rajoy, este 22 de octubre. (EFE)
Concentración ante la sede socialista de Ferraz para pedir que se mantenga el no a Mariano Rajoy, este 22 de octubre. (EFE)

Este 23-O se escribirá en la historia llena de claroscuros del PSOE. No con la letra de un congreso exprés, de las primarias internas programadas por Pedro Sánchez como paso previo para su consolidación como líder, sino con la espesa tinta de una decisión sin precedentes, dolorosa y costosísima: la abstención al Partido Popular, la que permitirá la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno otra legislatura, sea larga o corta. Su comité federal le entregará, con una previsible mayoría holgada, la llave del desbloqueo después de 308 días con un país en funciones, atenazado por la parálisis institucional. Pero con su giro histórico el PSOE también ofrecerá al PP su prenda más preciada: su compromiso natural, sagrado, casi virginal, de no facilitar un Ejecutivo de su principal adversario político. Los socialistas asumen un viraje de altísimo riesgo cuyas consecuencias electorales se verán con el tiempo, pero que ya antes de consumarse ha agravado la fractura interna: por el radical enfrentamiento con el PSC y por el divorcio con una parte de su militancia que aún clama por que se mantenga el no a Rajoy.

Se cierra así un círculo. El que se abrió el 28 de diciembre de 2015, con otro comité federal, aquel que aprobó el grito alto y claro contra el PP y el que delimitaba a Sánchez el campo de juego de las negociaciones para un hipotético Gobierno de progreso. La resolución de aquel convulso día será reemplazada este domingo por otra, dictada por el mismo máximo órgano de poder del PSOE, en la que se explicará por qué el partido cambia su postura para evitar abocar a España a las terceras elecciones generales en menos de un año. La diferencia entre una foto y otra es que ya no está Sánchez como líder, ni hay una ejecutiva al frente. Le sustituye una gestora con el asturiano Javier Fernández como jefe, que lleva las riendas del día a día, y un poder real del partido radicado en Andalucía y sindicado entre los barones de mayor peso dentro del PSOE.

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El comité de este 23 de octubre, el noveno desde el 20-D, pretende ser el contrapunto del anterior, el del 'sábado negro' que fulminó a Sánchez y que se convirtió en un esperpento de principio a fin. Para empezar porque contará con un nuevo director de orquesta del debate, puesto que en principio se propondrá al plenario al ex vicesecretario general Pepe Blanco como nuevo presidente de la mesa, relevando así a la sevillana Verónica Pérez. Un gesto nada gratuito porque la gestora ha elegido para encauzar la discusión a un veterano fontanero del partido, fuera de la primera línea desde que marchó al Parlamento Europeo tras las elecciones de 2014.

Se pretende que la reunión de hoy sea un contrapunto de la anterior, y comenzará con el relevo de la mesa, hasta ahora capitaneada por Verónica Pérez

Blanco, número dos de José Luis Rodríguez Zapatero de 2000 a 2012, tendrá como misión prioritaria hacer que el comité no se vuelva a convertir en un espectáculo bochornoso. Tiene a su favor la experiencia y que previsiblemente contará con la mayoría de la mesa, otra diferencia respecto a lo que ocurrió hace tres semanas. Pérez no controlaba el órgano rector del comité, porque a su lado tenía a los sanchistas Rodolfo Ares (un experto también del aparato), que en ocasiones le arrebataba el micrófono, y Núria Marín. Ahora, en la nueva mesa que se elegirá al comienzo de la reunión, los barones quieren disponer de mayoría, y creen tenerla dentro del plenario, que es el que tiene que aprobar la propuesta. La gestora hizo la "sugerencia no cerrada" a Blanco, y él aceptó, aunque a última hora de este sábado faltaba la última confirmación, según advertían desde el entorno del exministro de Fomento.

Entre el no y la abstención a Mariano Rajoy

El margen de 50 votos

Para seguir, ni el partido está tan tensionado como entonces —aunque las grietas, obviamente, no han sanado— ni hay tantas dudas sobre el resultado. Tanto la gestora y sus federaciones afines como los críticos dan por sentado que vencerá la abstención al PP como única salida posible para evitar una nueva contienda electoral que se entiende que sería lesiva para el PSOE. Susana Díaz y el resto de presidentes autonómicos que contribuyeron al derribo del ya exsecretario general buscan un triunfo rotundo e inapelable: primero para visualizar una nueva mayoría y también para desligar la operación que acabó con Sánchez el 1 de octubre de la espinosa cuestión de la investidura, maniobras que el dimitido líder veía como un mismo movimiento cuyo fin era entregar el Gobierno a Rajoy. Ahora se calcula que los barones pueden vencer con un margen de unos 50 votos en el comité, muy por encima de los 25 que acabaron con el corto mandato de Sánchez al frente del PSOE.

En el PSOE preocupa, y mucho, la anunciada indisciplina del PSC, que insiste en no acatar el mandato del máximo órgano si triunfa la abstención

En la cúpula interina y en las cancillerías autonómicas el ambiente que se respira es de "tranquilidad". Nada que ver con la ansiedad de hace tres semanas. Los números están ya echados y a los oficialistas les dan de sobra. Las grandes federaciones son las que cuentan con más delegados en el Comité y, salvo Valencia, son bastante compactas. Además, en tres territorios nítidamente sanchistas —Madrid, Castilla y León y Murcia—, los líderes regionales han perdido el control y la mayoría de sus representantes en el máximo órgano se han girado hacia las tesis de la gestora y defienden la abstención. A ellos se suma la presidenta de la dirección provisional en Galicia, Pilar Cancela, que ya se encontraba en minoría el pasado 1 de octubre. Este paisaje garantiza, salvo sorpresa, que la abstención saldrá adelante.

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El no a Rajoy, en cambio, gana con rotundidad en el PSC, el segundo territorio con más militantes tras Andalucía, y en federaciones más pequeñas (Baleares, Cantabria, Euskadi, La Rioja, Navarra, Ceuta y Melilla). Pero el verdadero "problema", en palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba y de muchos otros dirigentes, el PSOE lo tiene con los socialistas catalanes, ya que su primer secretario, Miquel Iceta, ya ha advertido de que no acatará el mandato del comité en caso de que se culmine el histórico viraje a la abstención, y por tanto sus siete diputados en el Congreso votarán no a Rajoy. Fuentes muy próximas al líder del PSC insistían este sábado en que no hay cambio alguno de postura, y que así lo defenderá este domingo, por lo que es muy probable que le lluevan críticas y avisos durante la reunión. Más aún, la veintena de representantes del PSC votarán: así lo decidió la delegación por mayoría en un encuentro con Iceta el viernes, en el que se planteó que los miembros catalanes participasen en el debate, pero no emitieran su sufragio. La idea fue desechada.

En el PSOE preocupa, y mucho, la anunciada indisciplina del PSC: en la cúpula interina y en las federaciones con mayor poder no se entiende que los socialistas catalanes, siendo partícipes del debate y votación, decidan desobedecer lo que "democráticamente ha decidido la mayoría". Por eso en los últimos días se ha redoblado la presión sobre Iceta, lanzándole mensajes de que su 'rebeldía' tendrá consecuencias "graves", y que el protocolo que rige las relaciones de los dos partidos hermanos desde 1978 podrá ser "evaluado". Señal de que se estudia echar de los órganos federales de dirección al PSC, lo que podría tener consecuencias de cara al próximo congreso. Sin Cataluña, las huestes sanchistas se encontrarían definitivamente mermadas.

Los demás versos sueltos

Además del PSC, otros diputados podrían quedarse en el no a Rajoy: la independiente Margarita Robles, la aragonesa Susana Sumelzo, los baleares Sofía Hernanz y Pere Joan Pons, el vasco Odón Elorza o la ourensana Rocío de Frutos. El núcleo de confianza de Sánchez, encabezado por el exsecretario de Organización César Luena, acatará el mandato del comité. Sigue siendo duda qué hará el propio exlíder, aunque se especula con que pueda dejar su escaño para no tener que verse en la tesitura de desobedecer el acuerdo del máximo órgano.

Se prevé aprobar una resolución que sustituya a la del 28 de diciembre. La abstención en bloque gana fuerza frente a la opción de que sea solo de 11 diputados

La división interna podría camuflarse si el partido optase por una abstención técnica, de solo 11 parlamentarios, los que hacen falta a Rajoy para resultar investido. La decisión no se tomará en el comité, sino a lo largo de la semana para ayudar a liberar tensión de la reunión de este domingo. Pero, a día de hoy, y aunque todos los escenarios siguen abiertos, gana cada vez más fuerza que haya una abstención en bloque. Es la alternativa que quieren Andalucía, Extremadura y Asturias. El manchego Emiliano García-Page —y en menor medida el aragonés Javier Lambán y el valenciano Ximo Puig— es el principal defensor de una abstención limitada, para no evidenciar la ruptura y no generar más crispación. Pero también quiere que, si se elige esta vía, el PSC y Baleares pongan diputados que voten abstención. Algo que ni Iceta ni la presidenta balear, Francina Armengol, acaban de ver.

Mariano Rajoy, muy cerca de ser investido presidente

Susana Díaz está además empeñada en que se visualice una abstención total. Que la decisión final dependa de la gestora y del grupo rema en esa dirección, puesto que como se comprobó en la reunión de diputados y senadores con Fernández del pasado martes, había una mayoría partidaria de preservar la unidad de voto. "Preferimos 11 disensiones a 11 malditos", señala gráficamente una parlamentaria alineada con el jefe del Principado.

La contestación por abajo

Pero la división no solo está en las alturas del partido. El problema lo tiene el PSOE con la militancia. Una buena parte de las bases no comparte la opinión de sus élites y clama por que se mantenga el no a Rajoy hasta el final, aunque ello suponga ir a nuevas elecciones, porque al menos el partido no se dejará por el camino su "coherencia" ni su compromiso con los votantes. Así se ha escuchado en decenas y decenas de asambleas locales reunidas en todo el país. Los defensores de la abstención entienden que esta es mejor alternativa, porque impedirá que el PP se refuerce en unos terceros comicios, con lo que la capacidad de la oposición de dar la vuelta a las políticas de la derecha disminuirá. El conflicto volvió este sábado a Ferraz: menos de 300 personas, según fuentes policiales citadas por Efe (y más de mil, según los organizadores) se manifestaron ante la sede para pedir la continuidad del "no es no". La baja afluencia de parroquia socialista, también esperable por la lluvia intermitente que caía sobre Madrid, alivió a la nueva ejecutiva.

El conflicto con la militancia volvió a estar presente ante el cuartel general de Ferraz: centenares de personas se manifestaron a favor del "no es no"

La gestora es consciente de que la contrariedad de las bases no se mitigará en poco tiempo, lo que a la larga puede beneficiar las expectativas de Sánchez si quiere optar a un nuevo congreso, para el que no hay fecha. La dirección de Fernández y los territorios afines entienden que es mejor esperar unos meses, hasta primavera o principios de verano, mientras que los críticos avisan de que una vez pasada la investidura no hay "razones para retrasar" el cónclave.

Ferraz desmiente al alcalde de Jun y muestra los mensajes que se le enviaron

Sobre estos mimbres discurrirá el comité de este domingo. A última hora del sábado se andaba peinando aún el borrador de resolución que defenderán las grandes federaciones y que plasmará el cambio de criterio del PSOE. "El viraje histórico", como lo llamó Armengol. La idea de los oficialistas es "concentrar las intervenciones", de suerte que la defensa de la abstención recaiga en pesos pesados y no se alargue el debate en exceso. Los sanchistas pretenden contrarrestar esa postura con numerosas "y potentes" palabras, según fuentes de este sector. De cualquier modo, se espera una deliberación "serena", "sosegada", sin los ingredientes dramáticos que tiñeron el sangriento 1 de octubre. "Que se evidencie el contraste", que se note "un cambio de estilo" incluso, como glosa una integrante del comité muy conectada con Fernández.

El PSOE es, no obstante, una olla a presión, y resulta difícil pronosticar el siguiente capítulo del serial. Ya hace mucho tiempo que se daban episodios por imposibles. Y han sucedido. Nada dice que eso no vuelva a ocurrir, incluso cuando el viraje hacia la abstención está ya grabado en puente de plata.

El alcalde de Jun dice tener las firmas necesarias para forzar un congreso extraordinario

De nuevo, el alcalde de Jun. José Antonio Rodríguez Salas en el centro de la polémica. El regidor granadino dijo tener este sábado las firmas necesarias para que el comité federal del PSOE convoque de forma inmediata un congreso extraordinario y primarias para elegir nuevo secretario general. 

Rodríguez Salas se quejó a través de las redes sociales de que había intentado contactar con Ferraz para que le comunicara cómo entregar las rúbricas para que fuesen verificadas antes del comité de este domingo. Y no tuvo éxito. En concreto, se dejó grabar la conversación con Laura Seara, la coordinadora del área de Organización, pero la llamada se cortó. 

Ferraz difundió entonces [aquí en PDF] los mensajes que Seara remitió por distintas vías a Rodríguez Salas tras el corte de la llamada, con el fin de concretarle la recogida y verificación de las firmas. Primero lo hizo por WhatsApp. No hubo respuesta. Luego la dirigente mandó un mensaje por el mismo canal a la militante gallega Eva Maldonado, corresponsable de la campaña de activación de la militancia a favor de un congreso urgente. De nuevo, sin respuesta. Luego siguieron los mensajes privados por Twitter a Rodríguez Salas. Y sin respuesta otra vez. 

Los estatutos del PSOE señalan que si la mitad más uno de los afiliados piden la convocatoria de un congreso, el comité deberá convocarlo. El regidor granadino dijo haber cosechado unas 94.000 firmas, por encima de las necesarias, pero estas deben ser cotejadas con el censo oficial, que solo maneja Ferraz. La intención de Rodríguez Salas era que esos apoyos fueran validados antes del comienzo del comité de hoy, que arranca a las 9.30 horas

Este 23-O se escribirá en la historia llena de claroscuros del PSOE. No con la letra de un congreso exprés, de las primarias internas programadas por Pedro Sánchez como paso previo para su consolidación como líder, sino con la espesa tinta de una decisión sin precedentes, dolorosa y costosísima: la abstención al Partido Popular, la que permitirá la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno otra legislatura, sea larga o corta. Su comité federal le entregará, con una previsible mayoría holgada, la llave del desbloqueo después de 308 días con un país en funciones, atenazado por la parálisis institucional. Pero con su giro histórico el PSOE también ofrecerá al PP su prenda más preciada: su compromiso natural, sagrado, casi virginal, de no facilitar un Ejecutivo de su principal adversario político. Los socialistas asumen un viraje de altísimo riesgo cuyas consecuencias electorales se verán con el tiempo, pero que ya antes de consumarse ha agravado la fractura interna: por el radical enfrentamiento con el PSC y por el divorcio con una parte de su militancia que aún clama por que se mantenga el no a Rajoy.

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