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Hernando, el gran superviviente llamado a emigrar del "no es no" a la abstención
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NUEVA ETAPA EN LA CASA SOCIALISTA

Hernando, el gran superviviente llamado a emigrar del "no es no" a la abstención

El escudero del exlíder es reforzado como presidente del grupo, pero sabe que recibirá críticas y que los sanchistas se muestran decepcionados con él. Lo hace para ayudar a coser el partido

Foto: Antonio Hernando charla con Pedro Sánchez en el que sería su último pleno como secretario general del PSOE, el pasado 27 de septiembre. (EFE)
Antonio Hernando charla con Pedro Sánchez en el que sería su último pleno como secretario general del PSOE, el pasado 27 de septiembre. (EFE)

Siempre estuvo allí. O al menos desde 2004. Como un dirigente socialista en primera línea de fuego, como azote del PP, como buen orador, como habilísimo comunicador y negociador, como un tipo inteligente, muy astuto, rocoso. En el Congreso, (casi) siempre en el Congreso. Y allí seguirá, bien visible en el escaparate de un partido devastado por la fractura interna y a las puertas de tomar quizá su decisión más complicada en los últimos años: si se abstiene para facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy.

Antonio Hernando Vera (Madrid, 1967) es, por encima de todo, un gran superviviente. El hombre que ha logrado flotar en todas las crisis, que se ha ganado la confianza de tres secretarios generales y ahora de una gestora, que sabe bracear en tiempos revueltos, tejer una red sólida que le permita escapar y no ser visto como un político sectario entre los suyos. Siempre metido en la cocina del PSOE, pero a una prudencial distancia de los fuegos. Lo suficientemente cerca para saber qué se cuece, pero lo suficientemente lejos como para no quemarse. Ese es él. El dirigente que puede ser a la vez escudero de Pedro Sánchez, su elegido para pilotar las negociaciones con otras fuerzas, la voz más clara y firme de su mensaje, el rotundo defensor de su "no es no" a Rajoy hasta el final, y el que seguirá ejerciendo sus mismas funciones, las de portavoz en el Congreso (y reforzadas), ahora con Javier Fernández como jefe, y verse así obligado a domesticar su discurso para vender la abstención (si llega) y defenderla en la tribuna como la mejor y única opción para evitar llevar al país a terceras elecciones. Una pirueta posible en política (como casi todo) pero que, a juicio de los sanchistas, los más desconcertados ahora y a los que más duele su ratificación como 'primus inter pares' en el Congreso, le desgastará como dirigente creíble.

Se ha ganado la confianza de tres líderes y ahora de una gestora, ha estado metido en la cocina del PSOE, pero a una prudencial distancia de los fuegos

En el fondo, poco podía sorprender la decisión de la cúpula provisional de mantener a Hernando como portavoz parlamentario. Ya Fernández advirtió la semana pasada que habría cambios, pero no drásticos, porque no quería "revolución" alguna. El martes, ambos se sentaron juntos en una reunión de grupo que sonó a gloria a la gestora, pues se comprobó que la mayoría de los intervinientes, una veintena, se alineaba con ella: la prioridad, dijeron, es evitar unas nuevas elecciones. Este lunes, el andaluz Mario Jiménez, el número dos y portavoz del gobierno interino del PSOE, anunció que se le había confirmado en su puesto. Él lo había puesto a disposición del nuevo puente de mando socialista, como hicieron Óscar López e Iratxe García, portavoces a su vez en el Senado y en el Parlamento Europeo. Pero estos dos últimos no querían seguir, y así se lo hicieron saber a Fernández y Jiménez. La segunda presentó su dimisión de forma "irrevocable", y con Óscar López la gestora se empleó para que continuara, pero él rechazó "por una decisión personal", según aclaraban en su entorno. Hernando, en cambio, tomó otra opción: le propusieron mantenerse como portavoz en el Congreso y él aceptó. Y gana incluso peso, porque al ser nombrado también como presidente del grupo —papel que se reserva al secretario general, hoy depuesto— será quien dé la réplica al presidente del Gobierno (si finalmente es investido) y el que dé la cara por los socialistas en el hemiciclo en los debates más importantes.

La gestora del PSOE descabeza a dos de sus tres portavoces parlamentarios

"Muy positivo" el mensaje

Como subrayaban en su círculo más próximo, el dirigente "afronta esta etapa con responsabilidad y tratando de contribuir humildemente a reconstruir la unidad del partido". Hernando entiende, por tanto, que precisamente por su posición preeminente en estos últimos años, al lado de Sánchez, debe ayudar a "coser", porque el PSOE no se puede "deshilachar con más guerras internas". "Está convencido de que no podemos perder a más gente por el camino, que los que han estado en primera línea deberían continuar y evitar la sensación de bandos", explican en su entorno más directo. En Ferraz, mientras, ratifican ese mensaje: "Es muy positivo el mensaje que lanzamos y es muy positivo que Antonio siga —sostienen desde el área de Organización, que pilota Jiménez—, porque desde ahí puede tejer. No estamos aquí para hacer caza de brujas, ni estamos para hacer el tonto, estamos para fomentar la unidad del partido, con expresiones distintas, sin sectarismos de ningún tipo".

Foto: Javier Fernández, con Mario Jiménez y Ascen Godoy, al comienzo de la reunión de la gestora de este 10 de octubre. (EFE)

Sánchez fue muy denostado internamente por su falta de interlocución con los territorios. Hernando no cometió ese error y supo cultivar sus relaciones con las federaciones incluso en los peores momentos. De hecho, en el fatídico comité federal del 1 de octubre, el que sentenció de muerte al secretario general, él intentó tender puentes con los críticos (también López), como había hecho en las jornadas anteriores. El portavoz conoce bien las entrañas del PSOE. Militante y abogado experto en materia de inmigración, aterrizó en las alturas de Ferraz de la mano del poderoso secretario de Organización de José Luis Rodríguez Zapatero, Pepe Blanco, que también fichó como ayudantes en el cuartel general a Pedro Sánchez —como asesor de Jordi Sevilla— y Óscar López, para Organización. En su primera legislatura en el Congreso (2004-2008) —entró como 17 en la lista por Madrid, y sustituyó a Joaquín Almunia cuando se marchó como comisario de la UE, en abril de 2004—, Hernando estuvo en la comisión de investigación del 11-M y luego se hizo con la portavocía de Interior cuando Alfredo Pérez Rubalcaba saltó al ministerio. Aquellos fueron los años del proceso de paz, luego de la vuelta a la violencia, luego de la tregua definitiva. Siempre fue considerado como el álter ego del ministro, como su discípulo, el que aprendió hasta su forma de comunicación.

Hernando ha sido algo más que portavoz en el Congreso: ha pilotado las negociaciones para la investidura, ha sido la voz más fiable de Sánchez

En 2008, en el 37º Congreso del PSOE, Zapatero lo integró en su dirección, como responsable de Política Municipal. Entonces ya pudo tomar contacto de la realidad del partido fuera de los muros de la Cámara Baja. En 2012, apostó por su maestro Rubalcaba frente a Carme Chacón. Ganó. El nuevo líder le ascendió y le recompensó con una cartera de mayor peso, la de Política Autonómica, considerada siempre como la de mayor rango tras la secretaría general (y, en este caso, la vicesecretaría general, que Rubalcaba reservó a Elena Valenciano) y Organización, que recayó en Óscar López. Sin embargo, su figura se desdibujó en este bienio (2012-2014), por el protagonismo de los números dos y tres y también por decisión personal, porque estaba atravesando un momento duro por su divorcio. Incluso se planteó abandonar la política. Pero Sánchez, su amigo desde los tiempos en los que los dos, junto con López, estaban a las órdenes de Blanco, lo recuperó para un cargo sensible y de gran visibilidad mediática: la portavocía en el Congreso, cargo en el que relevaba a Soraya Rodríguez.

La gestora del PSOE no se va a posicionar defendiendo la abstención de Mariano Rajoy

Hernando ha sido, en realidad, más que un simple portavoz parlamentario. Con el tiempo, se afianzó como uno de los dirigentes más cercanos a Sánchez, un miembro de su núcleo más duro. Ocupó el número tres de las listas a la Cámara Baja en las generales de diciembre y junio, y dirigió las negociaciones encaminadas a hacer a Sánchez presidente del Gobierno. Fue su voz más fiable, mucho más visible que la del número dos real de la ejecutiva, César Luena, el secretario de Organización. A la vez, López, portavoz en el Senado desde 2015, en sustitución de la navarra María Chivite, fue realzado. Los tres, Sánchez, Hernando y López, formaban el trío con más poder del PSOE de puertas para fuera, al que había que sumar a Luena como jefe del aparato, aunque a este le reprochaban los críticos su incomunicación con los territorios.

¿Por qué López no?

Ahora solo queda Hernando en pie. López comunicó a la gestora que no quería seguir y pactó con ella su salida. "Hizo lo que creía que debía hacer, y consideraba que era el momento de pasar a la segunda línea", comentaban en su entorno. Su sustituto provisional, hasta el siguiente congreso, es el expresidente de Asturias Vicente Álvarez Areces, 'Tini', que se enfrentó con Fernández en el pasado pero que recompuso sus relaciones con él. En la Eurocámara, Ramón Jáuregui asume la jefatura de la delegación española, y Elena Valenciano será elegida como vicepresidenta del grupo de los socialistas europeos, por lo que cae el madrileño Enrique Guerrero.

¿Por qué Hernando sí y López no? En la gestora y en el círculo del portavoz en el Congreso reconocen que la situación de ambos no era exactamente la misma. El segundo, aunque de una capacidad política y una habilidad comunicativa semejante, y reconocido como un gran estratega, estaba más "quemado", tanto por su posición en el epílogo de Sánchez como secretario general como sobre todo por su pasado como secretario de Organización (2012-2014) y como líder regional en Castilla y León (2008-2012). Para bien o para mal, estuvo al frente del aparato, en el ojo del huracán, y dejó a su federación rota en su pulso con su sucesor, Julio Villarrubia, de quien forzó la dimisión a través de la renuncia de la mitad más uno de los miembros de su ejecutiva. El mismo procedimiento, por cierto, utilizado por los críticos para tumbar a Sánchez, aunque este se atrincheró. Castilla y León, pese a que eligió nuevo jefe de filas, Luis Tudanca, sigue siendo una federación convulsa, y en la que el sanchismo ha perdido efectivos.

López pidió no seguir por una decisión "personal". Pero tenía más lastres por su pasado como jefe del aparato y como líder en Castilla y León

Hernando milita en Madrid, en la agrupación de Chamberí, pero nunca ha sido secretario general ni responsable de Organización, ni ha hecho vida como afiliado de base. Como dicen en el PSOE, "no tiene territorio" y no se ha sentado en el aparato, y eso le ha permitido sobrevivir hasta ahora. Dicho de otra forma, no tiene tantos enemigos internos. Es más, en los últimos días, según su círculo, tanto dentro como fuera del grupo le habían pedido que siguiera, que se quedara. Y eso ha hecho.

Foto: Un manifestante sostiene un cartel de Pedro Sánchez y otro uno de 'No al PP', el pasado 1 de octubre en Ferraz, mientras se celebraba el comité federal del PSOE. (Reuters) Opinión

No quita para que tenga que dar un giro completo a su argumentación. "Si el PSOE cambia de opinión, vamos a perder absolutamente toda nuestra credibilidad. Y uno de los problemas del PSOE es de credibilidad", aseguró el pasado 11 de julio, después de que el comité federal refrendara el no a Rajoy Su defensa del rechazo al líder del PP ha sido férrea: su partido no podía "indultar" la corrupción de los conservadores, y no era una cuestión de "cabezonería", sostenía, sino por "razones éticas, políticas e ideológicas". En la campaña de vascas y gallegas incluso llegó a asegurar que el PSOE se jugaba su "autonomía política" si al final se arrodillaba ante la presión de "editoriales y consejos de dirección de empresas".

El PSOE sigue sin fijar el comité federal que decidirá la investidura de Mariano Rajoy

La hemeroteca encima

Aunque su énfasis en la opción de un Gobierno alternativo disminuyó tras el 26-J, cuando Rajoy fracasó en su empeño de convertirse en presidente y Sánchez recuperó esa opción, Hernando, como fiel soldado, secundó ese mensaje, siempre puntualizando que nunca se haría con la ayuda de los independentistas. Únicamente se mostró vacilante cuando, el 28 de septiembre, poco antes de la rebelión de los críticos y después de que Felipe González señalara que se había sentido engañado por Sánchez porque le prometió que se abstendría en segunda vuelta. El portavoz confesó que tras las generales tuvo "dudas" sobre cuál era el mal menor, pero precisó que nunca las llevó a los órganos del partido. Desde entonces, no volvió a hablar en público.

Los sanchistas se consideran decepcionados con Hernando. "Estupefactos", hasta algo indignados con su actitud. La achacan a su "afán de supervivencia" y recuerdan su carácter "contemporizador", que le llevaba a dejar "siempre la puerta abierta a los del otro lado". "Procuraba no herir", "tenía viva una vía de contacto con San Telmo [sede de la Junta de Andalucía], con Susana Díaz", advierten. Recuerdan incluso que en la reunión con sus diputados del 27 de septiembre permitió a los críticos protestar por la convocatoria del congreso exprés pese a que había pedido minutos antes no contaminar el grupo con las cuestiones orgánicas y apenas dio voz a los leales al líder. "No se entiende, no se entiende. Me parece un error por parte de Antonio, y lo lamentará. Está en juego su credibilidad", insiste un miembro de la ejecutiva saliente de Sánchez.

La permanencia de Hernando ayuda a los excríticos a construir su relato de unidad. Y a algo más: al mantener al escudero del ex secretario general, consiguen "encapsular" al sanchismo, dejar más aislado al antiguo líder, admiten dirigentes próximos al corazón de la gestora. En definitiva, es un golpe que consiguen asestar a Sánchez, haciéndole perder uno de sus principales activos. Pero el fichaje también supone asumir el riesgo de una merma de la "credibilidad del propio partido", pues quien defendía hasta hace una semana el "no es no" sería el encargado de proclamar el viraje en el Congreso en caso de que el comité federal opte por la abstención a Rajoy. De ahí que algunos hablen de las "tragaderas" de Hernando y que en su círcuo reconozcan que tiene un "marrón por delante" que cree que podrá explicar, pese a que se le caiga encima la hemeroteca.

Los sanchistas creen que Hernando se dejará su "credibilidad" tras su último paso. En la gestora recuerdan que es un "hombre de partido"

Jiménez le echó un capote: el portavoz defendía la posición de la ejecutiva, era su "correa de transmisión". Ahora la cúpula ha cambiado y el máximo órgano puede cambiar de postura, y él la defenderá con su misma profesionalidad de siempre, luego no hay "conflicto". "Es un hombre de partido por encima de todo", avisan en Ferraz. El problema es que el aterrizaje será abrupto, porque apenas queda tiempo para pilotar la maniobra. Menos de dos semanas para el decisivo comité federal del (en principio) 23 de octubre.

Dos pesos pesados para el Senado y Bruselas

Tini Álvarez Areces reemplazará a Óscar López en el Senado. La propuesta salió de la gestora, no sugirió su nombre el ya exportavoz. Areces, presidente del Principado entre 1999 y 2011, confrontó con Javier Fernández en la época de la bicefalia, cuando este era solo secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA). Pero luego ambos reconstruyeron sus relaciones, como recuerdan en el círculo del jefe de la gestora. En Areces la cúpula provisional ve un perfil "de consenso", un dirigente "trabajador" y que conoce la España de las autonomías, un mensaje clave para un Senado que el PSOE quiere "convertir en Cámara territorial", indicaban este lunes desde Ferraz. Pertenece, desde luego, a otra generación: Areces nació en Gijón en 1943. 73 años. Treinta más que Óscar López

La incorporación de Areces como portavoz provocará con seguridad un movimiento en el resto de la dirección del grupo en el Senado: en el 'staff', como número dos, detrás de Lópezfiguraba Luisa Carcedo, secretaria de Bienestar Social de la ejecutiva saliente. Ella es asturiana, de modo que es imposible que haya dos miembros del Principado en la cúpula de la Cámara alta, como confirmaban desde la FSA. Además, la entrada de Areces permite a Fernández prescindir de Carcedo, con quien se siente muy decepcionado por su apuesta, hasta el final, por Sánchez, pese a que fue él quien la promovió para ingresar en Ferraz en el congreso de 2014. 

En Bruselas, el nuevo jefe de la delegación española es el exministro Ramón Jáuregui, un dirigente muy respetado en el partido y que compitió como número dos de Elena Valenciano en las listas de las europeas de 2014. La vuelta de nombres de épocas anteriores hacía pensar a algunos sanchistas que el PSOE tiene cierto regusto 'vintage', lejos de la renovación, creen, que exigen los ciudadanos. 

Siempre estuvo allí. O al menos desde 2004. Como un dirigente socialista en primera línea de fuego, como azote del PP, como buen orador, como habilísimo comunicador y negociador, como un tipo inteligente, muy astuto, rocoso. En el Congreso, (casi) siempre en el Congreso. Y allí seguirá, bien visible en el escaparate de un partido devastado por la fractura interna y a las puertas de tomar quizá su decisión más complicada en los últimos años: si se abstiene para facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy.

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