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El PSOE reprocha a Rajoy su discurso de "burócrata" e intuye que busca elecciones
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PRIMERA JORNADA DEL DEBATE DE INVESTIDURA DEL CANDIDATO DEL PP

El PSOE reprocha a Rajoy su discurso de "burócrata" e intuye que busca elecciones

Hernando sentencia que la intervención del presidente no da "ninguna razón" a los socialistas para darle su confianza. Los diputados se sorprenden de su desgana y del desdén con C's y CC

Foto: Pedro Sánchez en su escaño, durante la intervención de Mariano Rajoy en el arranque del debate de investidura, este 30 de agosto en el Congreso. (Reuters)
Pedro Sánchez en su escaño, durante la intervención de Mariano Rajoy en el arranque del debate de investidura, este 30 de agosto en el Congreso. (Reuters)

El PSOE no pudo ocultar el mal regusto que le había dejado el discurso de Mariano Rajoy en la tribuna. No había forma de salvar la intervención del presidente del Gobierno en funciones en su discurso de investidura. Era la visualización de un político "cansado", un proyecto "agotado" y "continuista", que no genera "ilusión" alguna, que es propio de un "burócrata" y que encima no dio ninguna "razón" más a los socialistas para salir de su no. Más aún, muchos diputados, y la dirección, salieron convencidos de que lo que el candidato busca, y lo demostró con su alocución "de trámite" y hasta "soporífera", son unas terceras elecciones, en vista de que el PSOE previsiblemente no cederá.

Foto: Pedro Sánchez, flanqueado por María González Veracruz, César Luena, Meritxell Batet e Isabel Rodríguez, este 29 de agosto en el Congreso. (EFE)

La primera lectura del debate la proporcionó el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, nada más bajarse Rajoy de la tribuna de oradores, y justo después de que su jefe de filas, Pedro Sánchez, abandonase el hemiciclo rápidamente y sin contestar a los medios en los pasillos. "Su intervención ha sido cualquier cosa menos la de un candidato con ganas, ambición de futuro y ganas de cambiar España y de dar soluciones. Hemos asistido al discurso de un candidato cansado, de un proyecto político agotado y continuista, el de casi un burócrata que ha venido a hacernos el resumen de los debates del estado de la nación, y España no necesita eso. El señor Rajoy no nos ha dado ninguna razón a los socialistas para depositar mañana miércoles nuestra confianza en su proyecto, que es continuista, que no tiene credibilidad ni genera ningún tipo de ilusión ni de confianza".

"Su intervención ha sido cualquier cosa menos la de un candidato con ganas. Hemos asistido al discurso de un candidato cansado", critica el portavoz socialista

Hernando también reprochó al candidato del PP que leyera de forma "desapasionada, burocrática" los pasajes de los pactos firmados con Ciudadanos y Coalición Canaria, aliados a los que ha puesto "casi al mismo nivel" que sus socios electorales (Unión del Pueblo Navarro, Partido Aragonés y Foro Asturias).

El PSOE acusa a Rajoy de hacer un discurso de "burócrata" y "político cansado"

"Estamos en el tiempo de Rajoy"

"Ha venido a hacerse autobombo, a ser complaciente con lo que han sido sus cuatro años de gobierno, y los españoles no están para eso en un debate de investidura", remató, para insistir en que los socialistas no tienen "ni una sola razón" para otorgar su confianza al candidato en la votación de mañana -en la que se requiere mayoría absoluta (176 escaños) ni en la del viernes, en la que se necesita mayoría simple (11 abstenciones sumadas a los 170 síes del PP, C's y Coalición Canaria). El propio Rajoy, completó, "sabe que su papel no es el que le corresponde a la España del siglo XXI".

[Consulta aquí el discurso de investidura de Mariano Rajoy en PDF]

A la salida de la sesión plenaria, la sensación de cierta sorpresa y hasta indignación de los diputados socialistas era visible en los pasillos y en el patio del Congreso. Varios parlamentarios comentaban el estupor que les había producido el discurso "de trámite", aburrido, desganado, plano, frío, administrativo, "sin alma", hasta "históricamente soporífero" del jefe del Ejecutivo en funciones. La conclusión que muchos extraían era que Rajoy puede estar ya mirando con buenos ojos ir a nuevas elecciones, en las que previsiblemente ampliaría su mayoría.

Los parlamentarios socialistas se refuerzan en el no tras escuchar la alocución "de trámite", de un político con un proyecto político "agotado" y "continuista"

"Con las ganas que le ha puesto, no parece que quiera ser presidente", confirmaban con palabras casi calcadas miembros de la ejecutiva de Sánchez y sus colaboradores más cercanos. Algunos de los más lejanos, a los que les horroriza pensar en una nueva convocatoria, estiman que Rajoy está empezando a "alimentar" esa expectativa, a la vista de que el líder socialista y su núcleo duro no ven con malos ojos la repetición electoral, porque en ella Podemos, su principal competidor en el espectro de la izquierda, podría hundirse.

Foto:  El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (EFE)

No a las "amenazas"

En la cúpula también sentaron mal las "amenazas" que dirigió al hemiciclo, ese aroma de "o yo o el caos" que desprendió su intervención, al hacer hincapié en que la suya es la única alternativa viable. Por eso muchos diputados socialistas comentaban a los informadores, y también entre ellos, que el tono -un discurso "sin alma", más "propio de un debate del estado de la nación" que de una investidura- y la literalidad de su alocución no hacía sino reafirmarles en el no, en que no había otra escapatoria. Y en ello coincidían tanto oficialistas como críticos. "Tenía una oportunidad de oro para despegarse del pasado y hablar del futuro, rompiendo el estigma de que no le quiere nadie. Y no lo ha aprovechado, y ese es un error político y de calado: ha hecho más un alegato del pasado que un discurso de futuro", aseguraba una parlamentaria muy distanciada del secretario general.

El PNV, "cabreado" con Rajoy por "pasarse de frenada" con la unidad de España

También sorprendió cómo Rajoy se dirigió a sus socios de Ciudadanos y Coalición Canaria, a los que "ninguneó" y casi "escondió". "Displicencia, marca de Rajoy", recordaban en el entorno de Sánchez. De hecho, tanto en el partido naranja como en la formación nacionalista canaria sentó mal el trato dispensado por el candidato y la desgana que irradiaba su intervención, en la que no apeló directamente al apoyo del PSOE, sino que reclamó el respaldo de "los grupos que defienden los valores que la Constitución proclama".

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Por no hablar del "cabreo" -son palabras textuales- que provocó en el PNV, su potencial aliado, cuyo portavoz en la Cámara Baja, Aitor Esteban, se declaró "sorprendido" por el discurso "rancio" de Rajoy y por cómo se había "pasado de frenada" en su defensa de la unidad de España. "En lugar de acercarse a otros grupos afines, lo que hizo fue alejarse de ellos", apuntaban desde la cúpula parlamentaria socialista.

¿Y qué ocurrirá a partir del viernes, cuando se consuma la investidura fallida? Incertidumbre total y secreto por parte de la dirección socialista. "Estamos en la primera parte del debate. Rajoy tiene que contestar mañana a las fuerzas políticas, tenemos una segunda jornada de debate el viernes y ha dicho que va a seguir intentándolo después del día 2. Por tanto, estamos en el tiempo del señor Rajoy", despacho Hernando, a preguntas de los periodistas, sin querer mostrar más cartas.

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En los próximos días se irán despejando algunas dudas. Aunque también es cierto que tras este debate, España entra en modo campaña en dos comunidades, Euskadi y Galicia, y eso paralizará previsiblemente las negociaciones y los movimientos de los partidos. También del PSOE. En el núcleo de confianza de Sánchez no quieren adelantar los siguientes pasos, pero sí insisten en que no se cuenta por ahora con la convocatoria de ningún comité federal -que demandan ya algunos barones, el último el extremeño, Guillermo Fernández Vara- y enfatizan en que el no se mantendrá hasta el final, incluso en el hipotético caso de que tras el 25-S el PNV diera su sí al PP. La división en el partido es ya conocida: los hay que entienden que hay que ensayar una alternativa liderada por Sánchez, los hay que creen que puede salir rentable ir a unos terceros comicios, los hay que juzgan que la abstención in extremis (con o sin precio) es inevitable. Pero todo se juega también en clave interna, y ni Ferraz ni los críticos quieren dar pasos en falso ante la militancia. Todos se tentarán mucho la ropa. Nadie quiere equivocarse.

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El discurso de Sánchez: la responsabilidad del PSOE pasa por "evitar" otra legislatura del PP

Pedro Sánchez subirá a la tribuna de oradores del Congreso este miércoles a las nueve de la mañana. Tampoco habrá sorpresas en su discurso, según ha ido puntualizando su equipo en los últimos días. La idea mollar de su intervención es que España "no necesita cuatro años más de Mariano Rajoy", y por tanto su "responsabilidad" es "evitarlo". 

El secretario general del PSOE argumentará el no del partido a la investidura del candidato del PP, aludiendo por cierto a las propias palabras que él empleó en marzo para despreciar el pacto con Ciudadanos (lo tildó incluso de acuerdo "de los toros de Guisando"). Sánchez, sin embargo, no usará ese tono "displicente" por "respeto" a PP y C's. 

El líder socialista hará un análisis "cuantitativo y cualitativo" de las políticas de los populares en los cuatro años de mayoría absoluta (2011-2015), donde se negó al "diálogo", impuso el rodillo y recortes "con más motivación ideológica que técnica". También hará referencia a la corrupción del PP, y defenderá, como en tantas otras ocasiones, que la regeneración del partido pasa por ir a la oposición, en lugar de "indultarlo", que es lo que supondría que el PSOE lo apoyara o se abstuviese. "La nefasta política territorial, la engañosa política fiscal o la inexistente política europea e internacional serán objeto de crítica" por parte de Sánchez, entre otras cuestiones como el "retroceso en políticas de igualdad y libertades". Quien ha provocado tantas "fracturas", argumentará, no puede erigirse como "solución". 

Finalmente, Sánchez hará hincapié en que el pacto alcanzado con Ciudadanos es "continuista y conservador", y no elimina ninguna de las políticas "lesivas" de los últimos años. 

El PSOE no pudo ocultar el mal regusto que le había dejado el discurso de Mariano Rajoy en la tribuna. No había forma de salvar la intervención del presidente del Gobierno en funciones en su discurso de investidura. Era la visualización de un político "cansado", un proyecto "agotado" y "continuista", que no genera "ilusión" alguna, que es propio de un "burócrata" y que encima no dio ninguna "razón" más a los socialistas para salir de su no. Más aún, muchos diputados, y la dirección, salieron convencidos de que lo que el candidato busca, y lo demostró con su alocución "de trámite" y hasta "soporífera", son unas terceras elecciones, en vista de que el PSOE previsiblemente no cederá.

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