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Garzón achaca el bajón de Unidos Podemos al proceso "caótico" de coalición y la campaña
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SEGÚN EL DOCUMENTO DE ANÁLISIS DEL 26-j AL QUE HA TENIDO ACCESO EL CONFIDENCIAL

Garzón achaca el bajón de Unidos Podemos al proceso "caótico" de coalición y la campaña

El coordinador presenta el sábado su evaluación de las generales: mantiene su apuesta por la alianza con Iglesias y advierte de que las urnas dejan a IU en "buena posición" para desplegar su proyecto

Foto: Alberto Garzón, junto al grupo de ocho diputados y dos senadores de IU y la secretaria de Institucional de la federación, Amanda Meyer, el pasado 12 de julio en el Congreso. (EFE)
Alberto Garzón, junto al grupo de ocho diputados y dos senadores de IU y la secretaria de Institucional de la federación, Amanda Meyer, el pasado 12 de julio en el Congreso. (EFE)

La Izquierda Unida de Alberto Garzón no va a renegar de la confluencia electoral con Podemos. Cree que la estrategia de suma de las dos formaciones es positiva, aunque no alcanzó los datos esperados el 26-J, porque se perdió algo más de un millón de votos respecto a lo que obtuvieron las dos fuerzas por separado en diciembre y la coalición se quedó en 71 diputados, lejos de los 85 del PSOE. ¿Qué pudo pasar? La federación entiende que los tiempos y ritmos de conformación de la alianza fueron "apurados", dando como resultado un proceso incluso "caótico", no exento de "contradicciones y tensiones" entre organizaciones distintas, y con una campaña que en ciertas partes de España funcionó de forma desacompasada, mermando así la "eficiencia" de la coalición. Pero para IU los resultados, aunque los acogiera con cierta frustración, sí tienen su parte positiva, porque la sitúan "en una buena posición para seguir desplegando" su proyecto político.

Este sábado Garzón protagonizará la primera convocatoria de un órgano federal de IU después de la XI Asamblea que le aupó como relevo de Cayo Lara: por la mañana se reunirá la asamblea político y social (APyS), el máximo escalón de poder entre congresos y de nueva creación, pues reemplaza al antiguo consejo político federal (CPF), aunque con diferencias, porque se citará menos veces -solo dos ocasiones al año, y no cada tres meses- y tendrá menos competencias. Pero una de ellas es precisamente la evaluación de la dirección y la aprobación de la estrategia para los meses sucesivos. Para este sábado, la tarea es aprobar el informe de análisis postelectoral que defenderá el nuevo coordinador, Alberto Garzón, después de que este sea ratificado en el cargo.

El coordinador atribuye los datos a los ritmos "apurados" de la alianza y las "contradicciones y tensiones" entre organizaciones distintas

Ese documento, de cinco páginas y al que ha tenido acceso El Confidencial [aquí en PDF], es producto de la síntesis que el líder ha hecho de las conclusiones que a su vez han llegado hasta la sede federal -en la madrileña calle de Olimpo- procedentes de los territorios, a los que se encargó detectar los fallos que pudieron conducir a unos resultados, los de Unidos Podemos, por debajo de expectativas. No hubo 'sorpasso' al PSOE, como decían todas las encuestas, ni en escaños ni en votos. Pero no sólo eso: de las 6.139.494 papeletas de Podemos y sus confluencias e IU del 20-D se pasó a los 5.049.734 sufragios (1.089.760 menos) de junio. El número de actas, sin embargo, no varió: los 69+2 de la formación morada e IU se transformaron en los 71 asientos de Unidos Podemos.

IU pide a PSOE voluntad para buscar un Gobierno de izquierdas

La gestión que Podemos hizo del 20-D

Aunque Garzón en su documento, firmado de su puño y letra, insiste en que es "pronto" para hacer "análisis profundos y serios", sí hay "indicios suficientes" para hacer algunas afirmaciones de lo ocurrido. Así, el coordinador señala que la convergencia con Podemos ha sido una "estrategia racional que ha permitido optimizar cada voto y ha evitado la sangría de escaños que, en otras circunstancias, hubiera supuesto perder un millón de votos". Es decir, que gracias a la alianza se sorteó al máximo el castigo que la 'ley D'Hondt' inflige a las terceras formaciones.

El texto apunta que la "inmensa mayoría" del voto perdido fue a la abstención, y procedió de sectores menos politizados y más moderados

IU cree que la "inmensa mayoría" de los votos perdidos están localizados en la bolsa de la abstención. No está "claro", afirma, si esa hemorragia de electores se produjo antes o después de la firma de la coalición (o sea, si es achacable a la confluencia o no). Aquí Garzón se remite al análisis de la secretaría electoral de Podemos "ha mantenido que fue su gestión de los resultados del 20-D lo que desanimó a casi un millón de votantes".

[Consulta aquí en PDF el documento de Alberto Garzón 'Valoración de los resultados de las elecciones generales 2016']

Los electores perdidos, sigue, proceden del sector de "menor politización y mayor moderación ideológica". "No es cierto -añade Garzón, haciendo suyo los argumentos del partido de Pablo Iglesias- que las provincias en las que IU tiene más fuerza hayan sido las responsables en la caída de voto", puesto que la "pérdida de voto se ha dado de forma relativamente homogénea en todas las provincias, independientemente de la fuerza previa de IU y del tipo de candidatura". Otro factor es que la fortaleza del PP se explica por la combinación de la "política del miedo" y la eficacia del mensaje de la recuperación económica, "algo que parece haber calado mucho".

El coordinador reconoce que se han producido "errores en la cristalización de la confluencia", que podrían explicar "parte de los resultados" del 26-J. ¿Cuáles son esos fallos? Subraya que "los tiempos y ritmos de conformación de la coalición" de Unidos Podemos "han sido tan apurados que en muchos casos el proceso ha sido caótico, ha estado desvinculado del tejido social preexistente en cada provincia o ha agudizado las contradicciones y tensiones propias que existen entre organizaciones distintas". Es decir, que la alianza de Podemos e IU fue apresurada, no contó en ocasiones con la complicidad de los movimientos sociales en cada lugar y aumentó los enfrentamientos entre fuerzas con culturas distintas. A veces, observa, esos tres elementos han concurrido "al mismo tiempo".

El espacio "que más ha crecido"

Según la dirección de IU, tampoco la coalición funcionó de forma simétrica en toda España, dado que las "singularidades regionales" de sus aliados condicionaron mucho el desarrollo de la campaña. "En algunos sitios la campaña ha estado perfectamente coordinada y sincronizada, sin estridencias en los distintos discursos, mientras que en otros lugares en la práctica han existido campañas simultáneas o independientes que han mermado, y mucho, la eficacia de la coalición". Por la redacción, Garzón parecía acusar, por ejemplo, al excoordinador y portavoz en Asturias Gaspar Llamazares, el principal ariete contra la coalición, a la que se opuso antes de que cuajara y que nunca acabó de digerir. Pero según explicaban fuentes próximas al jefe de la federación, la falta de coordinación se ha producido en territorios como Madrid o Castilla y León, mientras que sí ha funcionado bien la alianza en Andalucía, salvo en puntos como Almería, donde el candidato era el exJEMAD Julio Rodríguez, repudiado por la dirección provincial.

En otros lugares han existido campañas simultáneas o independientes que han mermado, y mucho, la eficacia de la coalición

El coordinador sostiene que los resultados "no son malos" puesto que nunca se tuvieron 95 escaños como indicaban las encuestas. Más bien al contrario, alega: los datos permiten "un avance considerable" del espacio político de la izquierda alternativa, porque esta jamás tuvo un peso parlamentario "tan fuerte y con una base electoral superior al 20%". Recalca que es el espacio "que más ha crecido en todo el ciclo electoral", que arrancó con las europeas de mayo de 2014, en las que descolló Podemos. Unidos Podemos rebañó el 21,1% de los sufragios, por el 24,36% que cosecharon Podemos y sus confluencias territoriales en Galicia, Valencia y Cataluña más IU el 20-D.

Desde esa posición de fuerza Garzón cree que IU puede "desplegar" su proyecto político aprobado en la XI Asamblea -la celebrada el 4 y 5 de junio-. Recuerda que la federación pasa de los cinco escaños en el Congreso (dos por Madrid, uno por Barcelona, otro por Tarragona y uno por A Coruña) y una senadora de diciembre a los ocho diputados (uno por Madrid, Sevilla, Málaga, Gipuzkoa, A Coruña, Barcelona, Valencia y Tarragona) y dos senadores (por Navarra y Pontevedra) del 26-J.

El coordinador remarca que los retos de IU no son solo "institucionales", por mucho que sean importantes porque se abre la "posibilidad" de derogar, con otras fuerzas como el PSOE, la reforma laboral o la ley mordaza, o de aprobar otra ley electoral. Cree que en un "contexto de agudización de la ofensiva neoliberal" se espera la mayor movilización de los ciudadanos y el aumento de los conflictos sociales, y ese es el "espacio natural de trabajo" de la federación.

La base para construir un nuevo movimiento

El documento apunta que ya la XI Asamblea señaló la necesidad de incorporar a sectores sociales que no se movilizan ni política ni electoralmente pero que están siendo castigados por las "consecuencias del capitalismo" y la "naturaleza violenta de la agresión neoliberal". IU entiende que la mejor forma de atraerlos a su proyecto es insertarse en el conflicto, y de ahí la creación de esa cartera específica dentro de la ejecutiva federal, a manos de la dirigente madrileña Sira Rego. El razonamiento es que los cargos públicos no solo han de dedicarse a sus tareas institucionales, sino "servir a la estrategia política" de colarse en el conflicto. Garzón se felicita de que la "agresión neoliberal" que ataca el Estado social, multiplicando la "frustración y la rabia" de las clases populares se esté canalizando hacia la izquierda, mientras que en otros países europeos está creciendo la "extrema derecha y los populismos de derechas". Que España marque la diferencia "no es en absoluto una nimiedad".

Garzón recuerda que el trabajo de IU no solo debe centrarse en las instituciones, sino también en la inserción en el conflicto social y la movilización

Así que los resultados del 26-J sitúan a IU, según Garzón, en una "buena posición para seguir desplegando" su proyecto, porque es un espacio "suficientemente fuerte" como para enfrentarse a los "responsables de la crisis" y porque la apuesta a medio y largo plazo de la federación es la construcción de "un nuevo movimiento social y político vinculado al conflicto social", para lo que la "consolidación de un espacio unitario es un prerrequisito". El coordinador ha defendido en todo momento la creación de una formación que trascienda las actuales siglas de IU y por eso cree que la confluencia con Podemos es fundamental y no debe deshacerse. Íñigo Errejón, número dos de Pablo Iglesias, ha arrojado más dudas sobre los frutos de la alianza.

El difícil camino hacia la investidura

Es más, Garzón está convencido de que la firma de la coalición fue un "claro revulsivo en el panorama político", la "diferencia cualitativa" que marcó el 26-J frente a las generales del 20-D. Aunque los resultados no fueran los esperados porque además "dificultan mucho frenar desde el Parlamento la política neoliberal".

IU apunta que si bien la "crisis de gobernabilidad está aún presente", y la prueba son las dificultades para investir a un presidente, el bipartidismo "continúa con mayoría absoluta en la Cámara" (el PP dispone de 137 asientos y el PSOE, 85) y la presencia "del liberalismo de Ciudadanos" (32 escaños) puede "apuntalar el proceso de reformas estructurales de la agenda neoliberal". Dicho de otro modo, las dos grandes formaciones, pese a su debilitamiento, "han resistido mucho mejor de lo que se esperaba". El documento también reseña las "importantes presiones" que sufre el PSOE, al tener que elegir entre abstenerse y confirmar en La Moncloa a Mariano Rajoy o negarse a investirlo. Esa "contradicción irá más allá" de la elección del presidente "y alcanzará toda la actividad parlamentaria", vaticina el texto.

La primera prueba de fuego para el nuevo líder

La del sábado será la primera reunión de un órgano amplio de IU que tendrá que enfrentar Alberto Garzón como coordinador federal. Y la primera de la nueva asamblea político y social (APyS), que además de congregar a los 90 delegados elegidos por el congreso y los 60 por los territorios, deberá sumar (no en esta primera cita, sino a partir ya de la siguiente, a finales de año) a los coordinadores de áreas y los representantes de las corrientes y partidos integrados en IU más los miembros designados por los movimientos sociales. La APyS, que en total sentará a unos 210-220 integrantes, es el máximo órgano de dirección y sustituye al antiguo consejo político federal, cuya última composición escaló hasta los 244 miembros

El nuevo secretario de Organización, Ismael González, explicará en qué consiste el nuevo órgano a sus integrantes y cómo funcionará: se reunirá menos veces que el consejo político y tendrá menos competencias, porque parte de su poder se transferirá a la coordinadora federal (sustituta a su vez de la antigua presidencia federal, solo que ampliada). La APyS marca la estrategia y la hoja de ruta de IU para los meses sucesivos. 

Una vez que González presente el órgano, se pasará a la ratificación de Alberto Garzón como coordinador federal, un trámite preceptivo que siempre sigue a la celebración de los congresos de IU. Cuando ya sea confirmado en el cargo, Garzón expondrá su informe de evaluación de las generales del 26-J.

La APyS también tiene que completar la formación de la ejecutiva (rebautizada como comisión colegiada), para integrar a los representantes de Izquierda Abierta (Tasio Oliver) y de 'IU sí, con más fuerza' (cuatro personas). Para que el debate sea más rápido, los delegados de la APyS se dividirán en varios grupos y los relatores de cada uno de ellos expondrán posteriormente ante el plenario las conclusiones. Garzón puede sumar algunas de ellas a su informe final, que es votado por los miembros de la APyS.

Durante la jornada se comprobará si el enorme caudal de confianza interna de que dispone Garzón se ha deteriorado o no: en la XI Asamblea fue elegido sucesor de Cayo Lara por el 77,78% de los miembros del consejo político, y previamente había sido ungido por el 73,7% del voto de los militantes de IU.

La Izquierda Unida de Alberto Garzón no va a renegar de la confluencia electoral con Podemos. Cree que la estrategia de suma de las dos formaciones es positiva, aunque no alcanzó los datos esperados el 26-J, porque se perdió algo más de un millón de votos respecto a lo que obtuvieron las dos fuerzas por separado en diciembre y la coalición se quedó en 71 diputados, lejos de los 85 del PSOE. ¿Qué pudo pasar? La federación entiende que los tiempos y ritmos de conformación de la alianza fueron "apurados", dando como resultado un proceso incluso "caótico", no exento de "contradicciones y tensiones" entre organizaciones distintas, y con una campaña que en ciertas partes de España funcionó de forma desacompasada, mermando así la "eficiencia" de la coalición. Pero para IU los resultados, aunque los acogiera con cierta frustración, sí tienen su parte positiva, porque la sitúan "en una buena posición para seguir desplegando" su proyecto político.

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