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Sánchez mantiene el no a Rajoy y no descarta ni terceras elecciones ni intentar gobernar
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CITA EN EL CONGRESO

Sánchez mantiene el no a Rajoy y no descarta ni terceras elecciones ni intentar gobernar

Tras su reunión "cordial" con el presidente en funciones, de unos 80 minutos, el líder socialista subraya que, "a día de hoy", su partido votará en contra. Pero no despeja su estrategia futura

Foto: Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se saludan con un apretón de manos minutos antes de su reunión en la antesala del comedor de gala del presidente del Congreso. (EFE)
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se saludan con un apretón de manos minutos antes de su reunión en la antesala del comedor de gala del presidente del Congreso. (EFE)

La reunión "cordial" de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez en el Congreso comenzó, al menos, con buen tono. Con sonrisas y semblantes relajados de los dos líderes y, sobre todo, con apretón de manos entre los dos, tanto cuando estaban de pie como cuando estaban sentados ante las cámaras. Este miércoles no se repitió así la tirantez de hace cinco meses, cuando ni siquiera se saludaron y escenificaron su ruptura total. Pero eso no cambió en nada el guion previsto: "A día de hoy, el PSOE se reafirma en su voto contrario a la investidura de Rajoy". Y no modificará ese voto ni ahora, que el PP solo cuenta con 137 síes, ni hasta que llegue a los 176 escaños. Es decir, que no virará (al menos por ahora) a la abstención. Eso es lo único que parece algo más claro en la estrategia socialista, porque las otras dos soluciones, terceras elecciones o intentar un Ejecutivo alternativo, no están ni mucho menos descartadas. El secretario general no lo hizo, no descartó escenarios, pese a que se le preguntó expresamente por ello. Todo sigue siendo un mar de dudas, y todas las puertas están abiertas. Sánchez dejó tras de sí una calculadísima ambigüedad y un reguero de preguntas sin contestar.

Foto: Pedro Sánchez escucha a su número dos, César Luena, durante la reunión del comité federal del PSOE del pasado 9 de julio. (EFE)

Como estaba previsto, los dos líderes comparecieron posteriormente por separado ante los medios tras su entrevista de unos 80 minutos. Primero, Sánchez, rodeado además de una enorme expectación, puesto que era la primera vez que respondía a preguntas de los periodistas después del 26-J. Desde la noche electoral, había rehuido los medios y solo había protagonizado dos intervenciones públicas, una ante sus simpatizantes, tras conocerse el escrutinio -los peores resultados de la historia del PSOE: 85 escaños, cinco menos que en diciembre-, y el pasado sábado ante el comité federal de su partido. Pero esta vez tampoco se explayó: pese a que tardó media hora de reloj en bajar a la sala de prensa del Congreso, contestó simplemente a seis periodistas y se marchó. Un total de 25 minutos.

"A día de hoy, el PP no cuenta con ningún apoyo. A día de hoy, el PSOE se reafirma en su voto contrario a la investidura de Rajoy"

Sánchez razonó que la investidura y la gobernabilidad de España "van de la mano, no se pueden disociar", y por tanto Rajoy, como primera fuerza, tiene el "deber y la obligación" de "garantizar la estabilidad" del Gobierno con una mayoría suficiente. "A día de hoy, el PP no cuenta con ningún apoyo. A día de hoy, el PSOE se reafirma en su voto contrario a la investidura como presidente del Gobierno", como tampoco estará en una gran coalición ni se ofrecerá a pactar un "programa de legislatura", como ocurrió la pasada legislatura con el acuerdo que firmó con Albert Rivera, aseguró ante los periodistas. Si el PP, en resumen, no reúne más apoyos que los propios, sus 137 diputados, "votará en contra", y eso es lo que por ahora tiene, ya que Ciudadanos solo ofrece la abstención, y no el sí, en la segunda ronda. "De 137 a 176 escaños, que es la mayoría absoluta, Rajoy tiene un camino que recorrer. Y entre esos 137 y 176, no puede contar con el PSOE. Nosotros votaremos en contra como candidato a la presidencia del Gobierno", rubricó.

El PSOE se reafirma en su no a Mariano Rajoy

Que hable incluso con CDC

Ese "a día de hoy" venía a dar la sensación de que el no de los socialistas es provisional y que luego se puede revertir en función de los acontecimientos. Pero a continuación comunicó una cosa y la contraria. Porque se le inquirió qué ocurriría si el PP lograra llegar a los 170 escaños -o sea, que conquistase el sí de los 32 parlamentarios de C's y de la diputada de Coalición Canaria-, el escenario que los críticos dibujan como aquel en el que el PSOE podría revisar su posición y abstenerse. Dijo que el PSOE "estará en la solución", lo que puede ser leído como una futura abstención o como un intento de tomar la iniciativa. Argumentó que la mayoría son 176 escaños de 350, que la investidura y la gobernabilidad son indisolubles y que por tanto al PP le queda "trecho que recorrer" en el que "no puede contar" con los socialistas. En ese amplio "campo para poder hablar", Sánchez consideró "positivo" que la conversación y el diálogo con el portavoz del Partit Demòcrata Català -la antigua Convergència-, Francesc Homs, "fructificara y continuara", porque es "importante" que la "derecha española sea consciente de la crisis que vive Cataluña". Y ese empeño, que a él se le "criticó" para lograr la investidura (fueron también los suyos los que le ataron), él lo "aplaude".

Sánchez deja muchas dudas y un discurso ambiguo y contradictorio: "A día de hoy" está en el no, pero luego dice que el PP debe buscarse los 176 apoyos

Homs, que ayer martes se reunió con Rajoy en La Moncloa y hoy compareció en Barcelona, invitó a Sánchez a negociar, a tomar "la iniciativa" de formar Gobierno, convocando a distintas fuerzas sin necesidad de que renuncien a sus posiciones.

Homs pide a Sánchez que tome la iniciativa y se presente a la investidura

Se le inquirió asimismo a Sánchez si podría replantearse el voto para una segunda sesión de investidura -o sea, virar a la abstención en tercera o cuarta votación-, cuál sería el giro que debería operar el PP para que el PSOE cambiara: "Si el PP dejara de ser el PP y Rajoy dejara de ser Rajoy... Pero como eso no va a ocurrir...", contestó, manifestando de nuevo que el no es inamovible. Porque además está "en la mano" del presidente "interpretar qué significa y qué alcance debe tener el cambio", pero desde luego los socialistas no van a "negociar nada" con él, sí están dispuestos a "dialogar todo lo que quiera" de cuestiones de Estado, pero nada más. Sánchez insistió en que las discrepancias con el jefe del Ejecutivo "no son personales" sino de "proyecto", porque el PSOE es "la alternativa". Así que cuando se inicie la legislatura, que está por ver, porque para eso haría falta que hubiera Gobierno, su partido se dedicará a hacer una "oposición útil" y "constructiva", tendiendo "puentes" con otros grupos o con el eventual Gabinete en temas concretos.

Sánchez anima a Rajoy a seguir hablando con Francesc Homs y resolver la cuestión catalana

"La solución no es el PSOE"

A partir de ahí, Sánchez no aclaró más. Se le preguntó si "descarta absolutamente" intentar formar Gobierno en caso de que el presidente en funciones fracase, como le piden algunos de sus barones más fieles: "El PSOE siempre estará en la solución, y los tiempos en democracia hay que respetarlos, y este es el tiempo de Rajoy", y en consecuencia le corresponde a él hacer "lo que hicieron otros líderes", de izquierda y derecha, que es buscar apoyos y trenzar acuerdos para asegurar un Ejecutivo "estable". "No es que nos excluyamos [del diálogo para desbloquear la situación], es que la solución a la crisis de gobernabilidad que vive España, a la imposibilidad de Rajoy para articular una mayoría suficiente, no puede ser la alternativa, que es el PSOE. Tiene que trabajar a fondo con aliados potenciales, pero en todo caso, el PSOE votará en contra", remachó.

"El PSOE siempre estará en la solución, y los tiempos en democracia hay que respetarlos", contesta cuando se le pregunta si descarta una mayoría alternativa

El fantasma de las terceras elecciones tampoco se disipó. A Sánchez se le recordó su compromiso de campaña de no ir a terceras elecciones y se le cuestionó si se replantearía el no para evitarlas. Otros dirigentes de su partido sí han advertido de que lo único que cabe descartar es esa coyuntura, otra llamada a las urnas, porque sería, en palabras de la andaluza Susana Díaz, una "catástrofe": "Si hay un riesgo de terceras elecciones es porque ha habido unas segundas. Y el PSOE fue el que más hizo por que no las hubiera, con lo cual vamos a hacer todo lo posible para que haya un Gobierno en España [no dijo de qué color] y para que no haya terceras elecciones". De nuevo, otra respuesta ambigua que dejaba abiertas todas las puertas.

Una "negociación seria"

Sánchez, en su intervención inicial, había apremiado a Rajoy para que abriera una "negociación seria" para lograr los apoyos suficientes y sin contar con el PSOE, alertando de que el diálogo sobre el que tiene que construir una mayoría "se tiene que basar en propuestas y no en amenazas y chantajes". El secretario general relató que el presidente en funciones no le había "amenazado" con terceras elecciones si no le apoyaba, pero que obviamente lee la prensa. Pero de nuevo dio muestras de que no descarta esa primera hipótesis: "Se dice que si no nos abstenemos, vamos a terceras elecciones y que si somos irresponsables. El PSOE defiende su autonomía y su proyecto", que se presentó en marzo a la investidura para liderar un Ejecutivo "progresista y de cambio" y "hubo algunos", por Podemos, "que bloquearon y van dando lecciones".

El líder señala que el PSOE "va a aspirar a la presidencia del Congreso", aunque no confirma expresamente que mantenga la apuesta por López

Como último mensaje potente de su breve comparecencia, Sánchez aseguró que su partido "va a aspirar a la presidencia del Congreso", aunque no confirmó que su apuesta sea la continuidad de Patxi López, por el que se le preguntó expresamente.

Antes de comunicar a Rajoy el no a su investidura, el secretario general le habló de su "preocupación" por que no haya cosechado ni un escaño más en las dos semanas transcurridas desde las elecciones, que debe intentar liderar "un Gobierno conservador no continuista" con el anterior, porque hay una "mayoría de grupos de distinto signo" que proponen un cambio de políticas; le expresó su vaticinio de que al final la clase media y trabajadora verá "subidos sus impuestos" por sus "incumplimientos con Bruselas y sus engaños electoralistas" y le manifestó su "preocupación por el deterioro institucional y político" con Cataluña, cuestión que el Ejecutivo "debe tomarse en serio y resolver por la vía del diálogo".

Rajoy había llegado al Congreso a las 10:55 en su coche oficial junto a la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro. En el patio de la Cámara Baja le esperaban su jefe de Gabinete, Jorge Moragas; la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, y el portavoz parlamentario, Rafa Hernando. Sánchez ya estaba en su despacho junto a su equipo de confianza, y a las 11:01 subían todos ellos -César Luena, Antonio Hernando, Óscar López y Meritxell Batet, más su directora de Comunicación, Verónica Fumanal, y la jefa de prensa del PSOE, Maritcha Ruiz- a la cuarta planta de la primera ampliación del Congreso, en la que estaba programada la reunión con el presidente en funciones. En la antesala del comedor de gala del presidente de la Cámara Baja. El mismo espacio de su última entrevista pública, el pasado 12 de febrero. Entonces, el líder socialista era el candidato a la investidura, el anfitrión, y ahora las tornas cambiaron, porque quien tiene la iniciativa es Rajoy. Como cambió el tono: de la frialdad de hace cinco meses al ambiente algo más distendido de hoy miércoles. El encuentro duró esta vez poco más de una hora, frente a los 30 minutos del anterior.

La reunión de Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, con un mejor clima

Guiño a la militancia a los dos años de ser aupado al liderazgo del PSOE

Volvió a ocurrir. El pasado sábado, en el comité federal, Pedro Sánchez agradeció a la militancia el apoyo que les ha prestado a él y a toda su ejecutiva en los dos últimos años. Fue la reflexión con la que abrió su discurso. Y este miércoles, también. 

El secretario general arrancó su comparecencia ante los medios recordando dos aniversarios. Uno, el del secuestro y asesinato a manos de ETA, hace 19 años, de Miguel Ángel Blanco. Además de reivindicar la memoria del que era concejal en Ermua, expresó su reconocimiento a todas las víctimas del terrorismo y a sus familiares

A renglón seguido, recordó que hace justo dos años, el 13 de julio de 2014, fue elegido como nuevo secretario general del PSOE por el apoyo de los militantes, un voto "histórico". Sánchez agradeció la "confianza" depositada en él y en su dirección en estos dos años. No era casual su recuerdo. A fin de cuentas, está a la vuelta de la esquina el próximo congreso federal del partido, y quienes votan al líder son los afiliados. 

De hecho, hoy Sánchez escribió un 'post' en su blog, con ese mismo mensaje de agradecimiento. Pero también algo más: que no se doblegará frente al PP: "No os quepa ninguna duda de que vamos a hacerle frente a esa derecha con orgullo y sin complejos". 

La reunión "cordial" de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez en el Congreso comenzó, al menos, con buen tono. Con sonrisas y semblantes relajados de los dos líderes y, sobre todo, con apretón de manos entre los dos, tanto cuando estaban de pie como cuando estaban sentados ante las cámaras. Este miércoles no se repitió así la tirantez de hace cinco meses, cuando ni siquiera se saludaron y escenificaron su ruptura total. Pero eso no cambió en nada el guion previsto: "A día de hoy, el PSOE se reafirma en su voto contrario a la investidura de Rajoy". Y no modificará ese voto ni ahora, que el PP solo cuenta con 137 síes, ni hasta que llegue a los 176 escaños. Es decir, que no virará (al menos por ahora) a la abstención. Eso es lo único que parece algo más claro en la estrategia socialista, porque las otras dos soluciones, terceras elecciones o intentar un Ejecutivo alternativo, no están ni mucho menos descartadas. El secretario general no lo hizo, no descartó escenarios, pese a que se le preguntó expresamente por ello. Todo sigue siendo un mar de dudas, y todas las puertas están abiertas. Sánchez dejó tras de sí una calculadísima ambigüedad y un reguero de preguntas sin contestar.

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