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Los errejonistas se atrincheran para evitar el cese del portavoz en la Asamblea de Madrid
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Los errejonistas se atrincheran para evitar el cese del portavoz en la Asamblea de Madrid

La votación prevista en el seno del grupo parlamentario de Podemos en la Asamblea de Madrid para renovar la dirección ha sido bloqueada por los diputados afines a Errejón

Foto: El diputado regional José Manuel López, de Podemos, al comienzo del primer pleno de la Asamblea de Madrid. (EFE)
El diputado regional José Manuel López, de Podemos, al comienzo del primer pleno de la Asamblea de Madrid. (EFE)

La brecha abierta en la dirección madrileña de Podemos por las dimisiones en bloque que protagonizó el sector errejonista, hace ahora cuatro meses, vuelve a resurgir. El epicentro de la guerra interna sigue localizándose en Madrid, aunque en esta ocasión el movimiento de los afines a Íñigo Errejón no es a la ofensiva, sino a la defensiva: para evitar el cese del portavoz parlamentario del partido en la Asamblea de Madrid, José Manuel López.

La votación prevista en el seno del grupo parlamentario para renovar la dirección ha sido bloqueada por los diputados regionales que en su día trataron de forzar, sin éxito, la creación de una dirección colegiada en Madrid que apartase de la secretaría autonómica a la mano derecha de Pablo Iglesias en la comunidad, Luis Alegre. Por indicación del propio portavoz parlamentario, según fuentes presentes en la reunión, “se han levantado para impedir la votación”. Este hecho, según ha asegurado otro diputado de la formación, ha impedido que la votación fuese vinculante y se ajustase al reglamento interno sobre el funcionamiento del grupo parlamentario.

El debate sobre la necesidad de renovar la dirección parlamentaria de Podemos se avivó, precisamente, tras el sonado episodio de las dimisiones en bloque. La decisión había sido consensuada, tras haber quedado en minoría este sector, aún con López manteniendo las tareas de portavocía. “No tiene nada que ver con los resultados de las elecciones del 26-J ni el debate abierto 'a posteriori', sino que se trata de una cuestión que ya se venía discutiendo desde hacía tiempo y las evaluaciones realizadas sucesivamente así lo determinaban”, explican fuentes del partido en la Asamblea de Madrid. La votación, por tanto, era un último trámite formal que no ha podido consumarse.

Los errejonistas han logrado así ganar tiempo, manteniendo a José Manuel López al frente de la dirección del grupo. Una estrategia que ha sido censurada por algunos de sus compañeros, tildándola de incompatible con Podemos y la nueva política. “Han dado otro espectáculo”, lamentaban miembros del sector rival, por el hecho de haberse saltado el reglamento y dar la sensación, añaden, de “agarrarse” a sus sueldos y sillones.

Los nombres para relevar a López de su actual cargo no se han llegado a poner sobre la mesa tras el bloqueo. Sin embargo, quien tiene todas las papeletas es la actual portavoz adjunta, Lorena Ruiz-Huerta. Por el contrario, otros de los nombres a los que se pretende relevar, junto a López, son los del segundo portavoz adjunto, Eduardo Gutiérrez, y de la diputada asistente, Olga Abasolo. La formación emergente cuenta con un total de 27 representantes en la Asamblea de Madrid.

La reapertura de la fractura interna coincide con el debate sobre la posibilidad de entrar en los gobiernos autonómicos presididos por el PSOE, principalmente en Valencia y Aragón. En Madrid se produjeron encuentros informales entre PSOE, Podemos y Ciudadanos para valorar una hipotética moción de censura contra la presidenta popular, Cristina Cifuentes, que gobierna en minoría gracias a los apoyos de la formación naranja. Una posibilidad rechazada de plano por el sector mayoritario de la formación y que produjo uno de los primeros encontronazos contra López, que supuestamente no vería con malos ojos esta posibilidad.

Errejón, arrinconado

La formación se encuentra en pleno proceso de debate sobre su futuro, con dos posturas encontradas entre pablistas y errejonistas. Las diferencias no son tanto políticas, ni siquiera estratégicas, como principalmente tácticas y, sobre todo, de lucha de poder. En los primeros compases de esta discusión interna para configurar la nueva hoja de ruta del partido, ha quedado arrinconado el secretario político, Íñigo Errejón.

El camino nuevo pasa imprescindiblemente por seguir construyendo un "bloque histórico" junto a la "izquierda histórica renovada" y las confluencias. Solo manteniendo estas alianzas más allá de lo electoral, según defiende Pablo Iglesias, puede afrontarse la guerra de posiciones en la que enmarca el nuevo escenario político. El número dos comparte la evidencia del cierre de ciclo tras el 26-J, que pone fin a la "guerra relámpago", pero llama a la cautela sobre los compañeros de viaje en el camino que se abre. López fue también uno de los primeros líderes territoriales en apuntar a la coalición con IU como causa del fracaso electoral. La movilización social y la mejor relación con los movimientos sociales serán elementos centrales en la nueva hoja de ruta que defienden los pablistas, mientras que Errejón advierte sobre el “derrotismo” de erigirse únicamente como la voz de las luchas sociales y entiende que “las clases medias empobrecidas” enviaron el 26-J un mensaje de que “quieren regeneración, pero sin sobresaltos”.

Fisuras previas al consejo ciudadano

La nueva batalla en Madrid amenaza con trasladarse a la ejecutiva estatal, a las puertas de la celebración del consejo ciudadano este sábado, o generar un efecto dominó en otros consejos autonómicos, como ya ocurrió tras las dimisiones en bloque del sector errejonista. La fragilidad de la mayor parte de las ejecutivas territoriales, por su falta de pluralidad al no integrar a todas las sensibilidades debido al sistema de primarias elegido en Vistalegre, unida a las tensiones entre pablistas y errejonistas en los grupos parlamentarios, dibuja un escenario complejo.

Los sectores mayoritarios en el partido tratan de avanzar posiciones para ganar terreno de cara a una batalla ineludible: el congreso extraordinario. Su convocatoria no se prevé antes del mes de octubre, pero ya no hay ningún tipo de dudas sobre su necesidad, después de que Pablo Iglesias cediese a las exigencias de celebrarlo para taponar las fugas. Por otro lado, se ha intentado en vano evitar que la guerra se visibilice de puertas afuera. Las amenazas del secretario de Organización, Pablo Echenique, aludiendo a cortar las malas hierbas, solo han sido efectivas durante unos pocos días.

La brecha abierta en la dirección madrileña de Podemos por las dimisiones en bloque que protagonizó el sector errejonista, hace ahora cuatro meses, vuelve a resurgir. El epicentro de la guerra interna sigue localizándose en Madrid, aunque en esta ocasión el movimiento de los afines a Íñigo Errejón no es a la ofensiva, sino a la defensiva: para evitar el cese del portavoz parlamentario del partido en la Asamblea de Madrid, José Manuel López.

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