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Rivera espera a que Rajoy se estrelle con el PSOE para ver reforzadas sus exigencias
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LA PROPUESTA DE LA MESA A TRES NO FRUCTIFICA

Rivera espera a que Rajoy se estrelle con el PSOE para ver reforzadas sus exigencias

El líder de centro propuso una mesa a tres rechazada por PP y PSOE. Rivera seguirá atentamente el intento de Rajoy por llegar a un acuerdo con Sánchez y si fracasa... mantendrá exigencias

Foto: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante su comparecencia ante los medios tras la reunión de la ejecutiva nacional el pasado lunes. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante su comparecencia ante los medios tras la reunión de la ejecutiva nacional el pasado lunes. (EFE)

Cuando apenas habían pasado 24 horas desde que se conocieran los resultados de las elecciones generales, Albert Rivera dio un paso al frente y descolgó el teléfono para proponer a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez una mesa de negociación entre los tres partidos. Ambos renunciaron. El candidato popular matizó que él comenzaría los diálogos esta misma semana y el socialista reconoció que prefería que tomara la iniciativa la fuerza más votada. Rivera se postuló una vez más como 'hombre de consenso' y, a partir de ahora, esperará quieto a que el jefe de Génova mueva ficha, pero dejando claroque la pelota está en el tejado del PSOE, ya que con su abstención el Gobierno puede ponerse en marcha.

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"Nosotros hemos tratado de empezar los contactos ya. Después de diciembre tomamos la iniciativa también. Ahora les toca a ellos", explican miembros de la ejecutiva nacional. La formación de centro seguirá atentamente el intento de los populares por llegar a un acuerdo con los socialistas, que a todas luces se ha convertido en el plan Adel PP en su política de pactos. Existe cierto malestar, como ya sucedió en los últimos meses, por la actitud de los conservadores con el partido de Albert Rivera, al que tratan "con cierta arrogancia" e intentan "ningunear" al mantenerloen un segundo plano.

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un así, los centristas lo tienen claro: "Que Rajoy decida el Gobierno que quiere. Lo que está claro es que, si quieren y pueden, entre PP y PSOE lo pueden resolver. Otra cosa es que no quieran", apuntan fuentes del partido naranja. Rivera apostará por sacar el máximo rendimiento a sus 32 escaños -ocho menos que los obtenidos el 20 de diciembre-, "y si no conseguimos cambios y renovaciones, estaremos en la oposición", insisten los mismos dirigentes. En Ciudadanos no comprenden la actitud desde el PPporque, pese a haber ganado las elecciones con rotundidad,afirman que "siguen estando solos" y entienden que lo que Rajoy debe hacer es ponerse en contacto con los demás líderes y hablar de "reformas y cesiones" si quiere llegar a buen puerto.

En ese sentido, el partido de Rivera considera prioritario que Rajoy proponga una negociación conuna hoja de ruta comúnsobre la mesa, y no ponga su candidatura a la presidencia por delante,pidiendo apoyossin compromisos previos. "Nosotros somos un partido de Estado y queremosevitar terceras elecciones,pero en estos momentos no depende de nosotros y, en lo que dependa, hablaremos primero de reformas", aseguran desde la formación.

Y, en efecto, pese a la mayoría clara de los populares... ninguno de los líderes quiere retratarse primero. El PSOE pretende forzar un entendimiento entre PP, Ciudadanos y PNV -Coalición Canaria ya confirmó que apoyaría a Rajoy- para, en última instancia, dar el mínimo apoyo que permita poner en marcha el Ejecutivo. Sin embargo, los planes chocan frontalmente con la pretensión de los de centro. Rivera tiene precisamente el objetivo contario: que PP y PSOE intenten un acuerdo y, ante la imposibilidad del mismo -si ese es el caso-, que los populares ofrezcan cambios y reformas a los de centro para lograr su apoyo.

En todo caso, el plan Bpara poner en marcha un Gobierno -a pesar de que en Génova insisten en que la única opción pasa por entenderse con el PSOE- sería precisamente la vía con los 32 escaños de Rivera, los cinco de los nacionalistas vascos y el de Ana Oramas. Con esta fórmula, la mayoría se quedaría a solo un diputado que los socialistas garantizarían sin gran esfuerzo. El problema para los de centro, más allá de las exigencias al PP, es la presencia de un partido nacionalista en el pacto. Rivera se convirtió en el 'azote' de los nacionalistas y su ideario tiene una premisa clara: no estar en ningún acuerdo que atente contra la igualdad de los españoles. En este contexto, y por mucho que el PP posea 137 escaños, el panorama sigue siendo desolador.

Cuando apenas habían pasado 24 horas desde que se conocieran los resultados de las elecciones generales, Albert Rivera dio un paso al frente y descolgó el teléfono para proponer a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez una mesa de negociación entre los tres partidos. Ambos renunciaron. El candidato popular matizó que él comenzaría los diálogos esta misma semana y el socialista reconoció que prefería que tomara la iniciativa la fuerza más votada. Rivera se postuló una vez más como 'hombre de consenso' y, a partir de ahora, esperará quieto a que el jefe de Génova mueva ficha, pero dejando claroque la pelota está en el tejado del PSOE, ya que con su abstención el Gobierno puede ponerse en marcha.

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