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Díaz no se cambia la chaqueta con Cifuentes
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EL CAMINO HACIA EL 26-J

Díaz no se cambia la chaqueta con Cifuentes

La estrella invitada al desayuno del Ritz protagonizado por la baronesa andaluza fue la presidenta madrileña. Pero allí estaba parte de Ferraz y mucho crítico del PSOE, empezando por Madina

Foto: César Luena, Manuel Jiménez Barrios, Cristina Cifuentes y Micaela Navarro, este 18 de mayo en el desayuno informativo de Susana Díaz en el hotel Ritz. (EFE)
César Luena, Manuel Jiménez Barrios, Cristina Cifuentes y Micaela Navarro, este 18 de mayo en el desayuno informativo de Susana Díaz en el hotel Ritz. (EFE)

Dos presidentas autonómicas, pero con dos perfiles nacionales. PSOE y PP. Susana Díaz y Cristina Cifuentes. La andaluza era la protagonista del desayuno informativo y la madrileña la invitada de lujo. Ambas, con chaqueta casaca larga. Una (Díaz) blanca, la otra (Cifuentes) negra. Cada una con la blusa del color contrario al de su 'blazer'.

Fue la jefa del Ejecutivo madrileño quien se acercó al hotel Ritz este miércoles casi cuando estaba a punto de empezar. Entró en la sala vip para saludar a la baronesa socialista y luego se sentó en la mesa presidencial al lado de la presidenta del PSOE, Micaela Navarro; el vicepresidente andaluz, el gaditano Manuel Jiménez Barrios, y el número dos de Ferraz, César Luena. "Le quiero agradecer a Cristina Cifuentes hoy aquí su presencia. Esto es un buen gesto", sonrió Díaz en el coloquio que siguió a su intervención cuando se le inquirió si los Gobiernos autonómicos están haciendo "el papel" que no desarrolla el Ejecutivo central, en funciones desde el 20-D.

[Fotogalería: Susana Díaz 'desayuna' en Madrid]

"¿Usted se cambiaría hoy de chaqueta con doña Cristina?", le preguntó el moderador del desayuno informativo del Nueva Economía Fórum. "No, porque el blanco con el blanco deslumbraría a los medios de comunicación y a las cámaras. El blanco de la pureza lo ponemos en su justa medida, que si no deslumbra en exceso", improvisó Díaz.

"Más de 600 confirmados"

Deslumbrara o no con el blanco, lo cierto es que ambas demostraron una sintonía que no tienen sus jefes de filas, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. También porque Díaz gusta de atraer como la miel a la flor y nata de la política "de la corte", como llaman en su equipo a los cenáculos madrileños, en contraposición con la gestión en Andalucía a la que, dicen, ella está entregada. Y eso es lo que querían demostrar: sacar músculo y presumir de la expectación que la baronesa despierta en Madrid: tres salones del Ritz repletos, "más de 600 personas confirmadas y otras que se apuntaron a última hora". Casi para comparar con lo que puede ocurrir el lunes en el mismo sitio, cuando el orador principal sea Pedro Sánchez, el candidato a La Moncloa que este miércoles no estaba sentado entre los invitados por un viaje de trabajo a Berlín.

Díaz no congregó esta vez a presidentes autonómicos -ni siquiera a los más cercanos, como el valenciano Ximo Puig o el manchego Emiliano García-Page- ni a notables del partido como los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero -que está estos días ejerciendo de mediador en Venezuela, invitado por Unasur- y Felipe González, a los que tiene "profundo cariño" y "reconocimiento" y con los que habla "asiduidad impropia". Ni tampoco estaba el último secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero sí parte de la ejecutiva federal, dirigentes y parlamentarios socialistas, empresarios andaluces y, sobre todo, mucho crítico con Sánchez, empezando por el número siete por Madrid y su rival en el congreso extraordinario de 2014, el exdiputado vizcaíno Eduardo Madina, que el pasado sábado no pudo acudir a la proclamación del candidato por compromisos "familiares" en Bilbao.

Díaz sobre Madina: "Eduardo donde esté suma. A veces estamos de acuerdo, otras discrepamos, pero creo que es de las cabezas más brillantes del PSOE"

Díaz sonrió satisfecha cuando se le preguntó precisamente por Madina: "Estoy contenta de que esté aquí. Es que Eduardo donde esté suma. A veces estamos de acuerdo, otras discrepamos, pero creo que es, de esta generación del PSOE, de las cabezas más brillantes que tenemos. Le quieren mucho en este partido, y le quieren más fuera. Él lo sabe: desde el cariño, desde el acuerdo y desde la discrepancia, que le tengo una enorme admiración". Eso no es lo que pensaba (al menos, políticamente) de él hace casi dos años. Entonces él el era el favorito para suceder a Rubalcaba al frente del PSOE, pidió un congreso en el que votasen todos los militantes, el líder saliente aceptó y el vizcaíno no tiró la toalla -aunque a punto estuvo, y hasta el último minuto- y la presidenta entonces decidió replegarse en sus cuarteles de invierno -o sea, Andalucía- y apoyar al aspirante alternativo. Pedro Sánchez. Ella lo aupó, pero al poco ambos se distanciaron. Mientras, Díaz reconstruyó sus relaciones con Madina por completo y de hecho defendió que se le garantizase un puesto en las listas del 26-J. Este miércoles le dirigió más elogios, más que al propio Sánchez, al que no obstante sí citó, reconoce como candidato y del que desea poder acudir a su investidura... si gana.

Ejecutivo andaluz casi al completo

Madina estaba en el salón principal del Ritz, pero también otros dirigentes críticos con el secretario general, como el exportavoz en el Ayuntamiento de Madrid Antonio Miguel Carmona, la exportavoz en el Congreso Soraya Rodríguez, el diputado por Badajoz Nacho Sánchez Amor o los propios dirigentes andaluces que se desplazaron hasta la capital para respaldar a su jefa. La comitiva del PSOE-A estaba liderada por el secretario de Organización y mano derecha de Díaz, Juan Cornejo. Del Ejecutivo autonómico acudió la mayor parte de los consejeros -encabezados por el vicepresidente, Manuel Jiménez Barrios-, como asistieron los presidentes de las diputaciones de Jaén, Paco Reyes, y Huelva, Ignacio Caraballo; los alcaldes de Córdoba (Isabel Ambrosio) y Granada (Paco Cuenca, recién elegido tras la caída del popular José Torres Hurtado) o Amparo Rubiales, expresidenta del PSOE-A. A todos los nombres hay que añadir este otro: Gaspar Zarrías, quien fuera mano derecha del expresidente de la Junta Manuel Chaves y fiel rubalcabista. Un "desembarco" del PSOE-A, como decían algunos responsables finalizado el desayuno informativo.

Susana Díaz desea que Pedro Sánchez gobierne pero precisa una "reflexión" en el PSOE

La ejecutiva federal estaba capitaneada por César Luena y la presidenta del partido y del PSOE-A, Micaela Navarro, y completada por los portavoces en Congreso y Senado, Antonio Hernando y Óscar López, y el secretario de Política Federal y candidato por Sevilla, Antonio Pradas, la voz de la presidenta en Ferraz. Además de diputados, senadores o la líder madrileña, Sara Hernández; la sustituta de Carmona en el Consistorio, Puri Causapié, y el portavoz en la Asamblea autonómica (y rival de Cifuentes), Ángel Gabilondo. O el ex fiscal geheral del Estado Cándido Conde-Pumpido. Los miembros del equipo de Sánchez desaparecieron enseguida del Ritz, mientras los cercanos a la presidenta quedaban rezagados por los salones del Ritz y alababan el discurso de talla "nacional" de la presidenta. Ya lo había anticipado el telonero escogido por ella, el economista José Carlos Díez: "Desde Triana y con una visión global".

El equipo de Sánchez estaba representado por César Luena, Antonio Hernando, Óscar López y la presidenta del partido y del PSOE-A, Micaela Navarro

Sorprendió que Díaz, trianera de origen y de corazón, apostara por el profesor, al que conoce "desde hace ya casi tres años", y de quien recibe "el consejo y la amistad", para hacer las veces de introductor. Un nombre aséptico, fuera de la nomenclatura socialista. Precisamente para que no pudiera ser malinterpretada su elección como un guiño a nadie dentro del PSOE. Durante su presentación, Díez elogió las políticas de la Junta y la bajada del número de parados. Resultó llamativo que afirmara que a los niños andaluces se les da una "cajita" de tres euros para que puedan cenar en su casa. Dicho así, sonó como una generalidad y no como una medida implantada sólo para pequeños en riesgo de exclusión social, y casi parecía que le daba la razón al portavoz parlamentario popular, Rafa Hernando, que en unas controvertidas declaraciones aseguró que, con las medidas aplicadas por la Junta, Andalucía se parece a Etiopía.

Díaz se anduvo contenida en su intervención y en las respuestas. No deslumbró con grandes titulares como hace dos años y medio en el mismo sitio, cuando se hizo un huequito en el universo de la política nacional tras ser investida presidenta. No se metió en jardines orgánicos -que todo eso se verá después-, aunque sí insistió en el recado de que para gobernar hay que "ganar" las generales, y que el PSOE sólo puede salir a eso, a vencer. Vamos, que es ahí donde la presidenta pone el listón y donde le pone la vara de medir, sin olvidar remarcarle que Andalucía, con seguridad, será la que más apoyos aporte a Sánchez. Pero, en cualquier caso, hoy no era día para mostrar guerra. Sí para exhibir músculo, dejar recetas y mensajes, "romper" su silencio y volver a los palaciegos salones del Ritz dos años y medio después. Como puesta de largo otra vez. El 26-J dirá si fue un anticipo a su desembarco en la capital.

Dos presidentas autonómicas, pero con dos perfiles nacionales. PSOE y PP. Susana Díaz y Cristina Cifuentes. La andaluza era la protagonista del desayuno informativo y la madrileña la invitada de lujo. Ambas, con chaqueta casaca larga. Una (Díaz) blanca, la otra (Cifuentes) negra. Cada una con la blusa del color contrario al de su 'blazer'.

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