Es noticia
La marca y el problema con las listas complican el cierre del acuerdo Podemos-IU
  1. Elecciones Generales
RUMBO A LA REPETICIÓN DE LAS GENERALES

La marca y el problema con las listas complican el cierre del acuerdo Podemos-IU

La negociación llega a su recta final por lo apretado de los plazos legales y de ratificación orgánica. El hermetismo rodea dos cuestiones clave como la denominación electoral y la posición de Garzón

Foto: Alberto Garzón y Pablo Iglesias, este 5 de mayo en la entrega de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo, en Madrid. (EFE)
Alberto Garzón y Pablo Iglesias, este 5 de mayo en la entrega de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo, en Madrid. (EFE)

Podemos e Izquierda Unida-Unidad Popular afrontan la recta final de las negociaciones para su coalición electoral rebajando los acuerdos a lo mínimo imprescindible. Cada organización contará con su propio programa y comité de campaña. Únicamente se ratificarán unas medidas de mínimos compartidas por ambas formaciones, al margen del grueso del programa de cada uno, se buscará coincidir en algún acto de campaña, pero cada formación realizará la suya, y se nombrarán enlaces en los comités electorales para conocer de primera mano los pasos del otro, aunque sin ánimo de interferir.

[Barómetro del CIS: La caída de Podemos salva la cabeza a Sánchez mientras C's sube casi dos puntos]

Si el acuerdo sale adelante, la autonomía de Podemos e Izquierda Unida-Unidad Popular será casi total. Una coalición puntual, alejada del concepto de confluencia, entendida esta en los términos en los que se fraguaron las candidaturas municipalistas de unidad popular como Ahora Madrid, Zaragoza en Común o Marea Atlántica. Un “matrimonio de conveniencia”, como lo han apodado desde el sector errejonista, concebido únicamente para afrontar una repetición de elecciones concebidas en clave de “segunda vuelta”. Las reticencias mostradas por sectores de peso tanto en Podemos como en IU han cerrado la puerta a un acuerdo integral y de largo recorrido. Al menos de cara a las elecciones del 26-J.

"Los obstáculos son las listas, las papeletas… la concreción de lo que se verá al votar", asume Garzón, que insiste en una presencia "justa" de las dos fuerzas

La configuración de las listas y la elección de la marca son los últimos escollos a salvar en las negociaciones que lideran los secretarios de Organización de Podemos, Pablo Echenique, e Izquierda Unida, Adolfo Barrena, y que deberán finiquitarse en las próximas horas, ya que aprieta el plazo legal -las coaliciones han de registrarse antes del 13 de mayo- y orgánico. IU-UP celebra este sábado su consejo político federal, su máximo órgano de dirección, y quiere llegar a él, al menos, con un principio de pacto. Y Podemos preguntará a sus bases el 10 y 11 de mayo. Listas y denominación electoral son de las cuestiones más delicadas y las que más tensiones internas pueden provocar, ya que está en juego la visualización de la identidad y el peso de cada fuerza. Una vez puestos sobre la mesa, el secretismo sobre las decisiones tomadas en este sentido es total, incluso de puertas hacia dentro, para no despertar malestar ni ruido entre los sectores menos convencidos y para no entorpecer las negociaciones.

El 84,3% de las bases de IU apoya ir en coalición con Podemos para el 26-J

El propio Garzón admitió este jueves por la noche en 'Hora 25', en la Ser, que las listas y la marca son dos de los obstáculos más importantes que quedan por encajar. "Las negociaciones son siempre difíciles y se encuentran obstáculos aún con voluntad política. Hay determinadas astillas que hay que dejar el tiempo suficiente. Los obstáculos son las listas, las papeletas… la concreción de lo que va a ver la gente al votar. Hay que tener una presencia justa entre las dos organizaciones. Otra cosa es que estuviéramos hablando de que IU estuviera infrarrepresentada respecto a los resultados. No creo que pase. Podemos entiende perfectamente que IU tiene que tener su espacio también en las listas", comentó.

Flecos por cerrar

Cualquier filtración podría dar al traste con el acuerdo, aducen fuentes cercanas a los negociadores de ambos partidos. Ni siquiera los diputados salientes el 20-D saben si van a repetir en las listas, limitándose a recalcar que ocuparán la posición que finalmente se decida. Todo apunta a que la incógnita no se desvelará hasta el último momento para evitar fricciones internas entre aquellos que puedan ser desplazados de las listas por motivo del pacto. Tanto Pablo Iglesias como Alberto Garzón reconocían este jueves que todavía quedan muchos flecos para cerrar el acuerdo.

Las dos fuerzas apelan a la discreción para evitar que el pacto se frustre y que aumente el ruido interno. Ni siquiera los diputados saben si van a repetir

La única pista sobre las demandas respecto a las listas la dio el líder de IU, al reclamar su presencia en las listas por Madrid, y que inmediatamente fue respondida por Iglesias al asegurar que contaba con Íñigo Errejón como número tres. Precisamente, la propuesta de Podemos en las negociaciones fallidas para el 20-D de colocar a Garzón en las listas de Málaga, en lugar de en Madrid como reclamaba este, fue uno motivos que acabaron por dinamitar el acuerdo, además de la menor predisposición de la formación emergente a establecer una entente en un momento en que sus perspectivas iban al alza.

Ahora IU se siente en una posición de mayor fuerza, ya que el tránsito de los últimos meses la ha reforzado en las encuestas, por lo que distintos dirigentes estiman que ese tirón se tiene que palpar en las candidaturas, situando a candidatos de IU-Unidad Popular en puestos de salida en provincias clave. Garzón avaló ese planteamiento: el empuje en los sondeos es un "input" que debe tenerse en cuenta, por lo que el mínimo a partir del cual negociar serían de seis a ocho puestos, los diputados que IU podría obtener en solitario, pero insistió en que la letra pequeña está en manos de los negociadores y ellos trabajan sobre "diferentes escenarios". "En el caso de Madrid, por ejemplo, Podemos sacó ocho, nosotros dos. Se espera que en un efecto multiplicador podamos sacar más de diez diputados", puso como ejemplo para defender que "discutir sobre la posición se antoja desconectado de las necesidades de la gente".

Pero, oficialmente, no aflora ninguna concreción. El equipo de Garzón comenzó el proceso con la convicción de que, precisamente por la buena marcha del mismo, no podía repetirse lo que ocurrió en el pasado y debía imponerse la mayor discreción. También ha venido recalcando que su posición en las listas es un tema "secundario", que no será el elemento que finalmente frustre la convergencia, porque la "enormidad" del reto que ambas fuerzas tienen por delante, aspirar a superar al PP (y no tanto el 'sorpasso' al PSOE), no puede estallar por los aires por la cuestión de los huecos.

"Consulta más masiva de la historia de IU"

Con la cuestión de la marca, sucede un poco lo mismo. Garzón siempre ha dicho que el nombre no puede ser ni será un problema -no es un "fetichista de siglas y logos"-, y que en cualquier caso la rúbrica y la "simbología" de IU serán visible durante la campaña y por todo el país, por lo que está garantizada su independencia. No obstante, no renuncia a que su nombre aparezca en la papeleta, aunque sea bajo un paraguas común que denomine a la alianza, del tipo Podemos en Común o Podemos-Unidad Popular. Lo que sí considera "necesario" es que la ciudadanía que votó a IU-UP el 20-D se sienta "representada en la resultante de la confluencia".

Garzón llega al consejo político de IU con un poderoso escudo: el apoyo del 84,3% de los militantes y simpatizantes a la confluencia con Podemos

Garzón, en cualquier caso, cuenta con un poderoso blindaje: la consulta a las bases, a los 22.321 militantes y 49.720 simpatizantes, que se celebró del 2 al 4 de mayo y de la que ayer jueves ofreció resultados: un 84,3% de apoyo, aunque con una bajísima participación, del 28,71% (20.681 votos emitidos). El portavoz parlamentario de IU-UP, como había hecho Barrena horas antes, se fijó en el nivel de respaldo a la alianza con Podemos, "muy significativo". "Lo importante es entender que ha sido la consulta más masiva de toda la historia de IU, nunca antes había participado tanta gente", declaró a los medios antes de la fiesta del 40 aniversario del diario 'El País' y la entrega de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo.

Con ese aval bajo el brazo llegará Garzón al consejo político del sábado, consciente de que los miembros del órgano no pueden oponerse al dictamen de las bases. Pero sí escuchará las reservas de los dos minoritarios sectores críticos, el más cercano a Cayo Lara (agrupado bajo la ponencia política 'IU sí, con más fuerza', y liderado por la eurodiputada Paloma López) e Izquierda Abierta, el partido de Gaspar Llamazares. Ambos señalan la baja participación como prueba de la falta de entusiasmo de militantes y simpatizantes y exigen un segundo referéndum, para que se ratifique el pacto final. Los críticos entienden que Garzón buscaba un "cheque en blanco" al plantear una consulta previa y sin que se conocieran los términos de la entente. Él lo niega, porque en la formulación de la pregunta -"¿Apruebas una coalición electoral con Podemos y otras fuerzas de cara a las elecciones del 26 de junio?"- ya figuraba expresamente la condición de una coalición estatal, línea roja marcada por la federación para esta convocatoria. La dirección ya ha descartado una segunda consulta.

IU cree que la consulta sobre Podemos revela que van en la buena dirección

Garzón acusó a los críticos de usar la consulta como una ardid para torpedear la alianza. "No creo que las críticas tengan un carácter nítidamente procedimental, sino que están escondiendo la posición política de ser contrario al acuerdo y utilizar la consulta como una mera excusa para seguir boicoteando el acuerdo. Es legítimo pero la consulta era clarísima y todo lo que se va a acordar será refrendado por los órganos de dirección", afirmó en la radio. Recordó a Llamazares que en su etapa de coordinador el nivel de participación interna era mucho menor que el que su equipo está abriendo ahora.

No está la deuda sobre la mesa

El referéndum, además, da sostén a la estrategia de la dirección, según indicó Barrena a los periodistas, por lo que "obliga" a buscar la convergencia con Podemos. Pasos todos ellos que hacen cada vez más imposible el fracaso de las conversaciones. Las dos organizaciones no paran de dirigirse buenas palabras y el propio Iglesias, que antaño cargaba contra IU, reconoce que Garzón, a quien sitúa como "el futuro" de la federación frente al "pasado" que encarna Llamazares, está siendo "muy generoso" en las negociaciones.

En principio, no habrá un comité conjunto de campaña, aunque sí habrá contactos entre las dos direcciones. IU apuesta por crear "sinergias"

Menos problemas suscita la cuestión del programa. Ambas fuerzas están de acuerdo en redactar un corpus mínimo que permita a cada una defender sus reivindicaciones de máximos (OTAN, república o hasta los toros).

En cuanto a la dinámica de la campaña, este jueves Errejón advirtió de que no está previsto organizar un comité conjunto de campaña, aunque se mantengan contactos para coordinarse. En el equipo de Garzón, no obstante, ponen algunas cautelas: "Que haya autonomía de Podemos e IU no puede significar que no haya convivencia. Entendemos que debe haber mimbres comunes, para crear sinergias". Otra materia a tratar es la visibilidad de los dos candidatos, incluidos los debates electorales; el reparto de los ingresos electorales o la conformación del grupo parlamentario (si lo compartirá con Podemos o se pasará al Mixto).

Lo que no ha entrado en las conversaciones es la millonaria deuda de IU. En la federación asumen que es una cuestión suya y que de lo que se habla es de una coalición electoral, no de una "integración" o "absorción". El propio Iglesias lo confirmó este jueves en una entrevista en la Cope: "En ningún caso. Ni siquiera nos lo han planteado. De lo que hablamos es de política".

Quedan horas, días, para despejar la única ecuación novedosa para el 26-J, pero el camino no es aún cien por cien llano.

Podemos e Izquierda Unida-Unidad Popular afrontan la recta final de las negociaciones para su coalición electoral rebajando los acuerdos a lo mínimo imprescindible. Cada organización contará con su propio programa y comité de campaña. Únicamente se ratificarán unas medidas de mínimos compartidas por ambas formaciones, al margen del grueso del programa de cada uno, se buscará coincidir en algún acto de campaña, pero cada formación realizará la suya, y se nombrarán enlaces en los comités electorales para conocer de primera mano los pasos del otro, aunque sin ánimo de interferir.

Izquierda Unida Alberto Garzón Íñigo Errejón Campañas electorales Cayo Lara Pablo Echenique
El redactor recomienda