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El PSOE relativiza las exigencias de C's y espera que nadie se levante de la mesa a tres
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LA RECTA FINAL DE LAS CONVERSACIONES PARA FORMAR GOBIERNO

El PSOE relativiza las exigencias de C's y espera que nadie se levante de la mesa a tres

Los negociadores, aun conscientes de que lograr un acuerdo será "muy complicado", intentan abstraerse del constante cruce de declaraciones de los dos emergentes

Foto: Pedro Sánchez y el jefe de los negociadores socialistas y portavoz parlamentario, Antonio Hernando, este 5 de abril en el pleno del Congreso. (EFE)
Pedro Sánchez y el jefe de los negociadores socialistas y portavoz parlamentario, Antonio Hernando, este 5 de abril en el pleno del Congreso. (EFE)

"Intentamos que el ruido nos resbale. Nosotros debemos intentar llegar a un acuerdo. Esa es nuestra función. Tenemos que hacer abstracción de todo lo de fuera". Lo dicen en el equipo negociador socialista, que quiere encapsular el tramo final (y decisivo) de las conversaciones para que no sea permeable al fuego cruzado de Podemos y Ciudadanos, con los que Pedro Sánchez quiere contar para la investidura. La dirección del PSOE no quiere que le afecte la "teatralización" que entiende normal dentro de un proceso en el que todos miran con un ojo al diálogo y con otro a las elecciones. Lo importante, para Ferraz, es lo tangible, la primera cita a tres bandas de este jueves, de la que espera que se sucedan más reuniones y que nadie se levante de la mesa.

Así como la formación de Pablo Iglesias ha ido suavizándose desde finales de marzo y mostrando su cara más amable hacia los socialistas, los reproches mutuos con Ciudadanos han sido el pan de cada día en la última semana y muestran las dificultades de conciliar posturas y de llegar a un acuerdo, aunque los de Sánchez mantienen el optimismo. La formación naranja, a través de su portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, introdujo un elemento de 'distorsión' en estos regates previos a la reunión del jueves: la exigencia de entrar en el Ejecutivo.

C's pide ministerios a Sánchez y luego matiza. Y en la primera proposición de ley de la legislatura, la de la parálisis de la Lomce, PSOE y naranjas votan distinto

"En este momento, la idea es que ese Gobierno para el que pedimos el apoyo tiene que estar constituido por miembros del PSOE y de Ciudadanos", porque un Gabinete monocolor del PSOE "sería demasiado débil" para sacar adelante las reformas comprendidas en el acuerdo suscrito con Albert Rivera.

Eso fue por la mañana. Por la tarde, fuentes oficiales de C's precisaron que no descartan entrar en un Gobierno, "pero ni se ha hablado, ni negociado ni es un objetivo político" del partido. "Hay suposiciones e hipótesis de política ficción, pero la realidad es que eso no está encima de la mesa". Además, los naranjas exigieron el sí de Podemos al pacto, y no la mera abstención. El secretario de Comunicación de Rivera, Fernando de Páramo, advirtió a la formación de Iglesias que "se levantará de la mesa" y dejará las negociaciones si no acepta "la totalidad" del acuerdo firmado con el PSOE y sin cambiar ni una "coma" de las reformas contenidas en él. Iglesias contestó que las "amenazas", el "tono maximalista y el radicalismo verbal" no son los mejores mimbres para sentarse a hablar del Gobierno. "Yo les pediré el jueves que se relajen un poquito y que entiendan que lo mejor para España es que se abstengan y faciliten un Gobierno de coalición progresista", a la valenciana.

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También la financiación de Podemos

Al secretario general de Podemos vino a ayudarle la realidad de las votaciones de este martes en el Congreso. Iglesias se fijó en la proposición de ley de los socialistas de paralización del calendario de implantación de la LOMCE, la polémica ley educativa del PP. El arranque de la negociación salió aprobado por 186 votos a favor, 112 en contra y 41 abstenciones. En el bloque del sí estaban PSOE y Podemos, pero no estaba Ciudadanos, que prefirió abstenerse. "No se ha cumplido" la alianza de Rivera y Sánchez, denunció el líder morado. La posición de los centristas chocó porque es una de las medidas incluidas en el pacto de gobierno de las dos fuerzas, aunque fuentes del partido señalaron que suspender una ley no resuelve ningún problema ni cambia nada hasta que no haya una nueva legislación y un pacto educativo. La cúpula socialista atribuyó el desmarque de su socio a su necesidad de diferenciarse en ciertas ocasiones, y a que no se trataba más que de una iniciativa parlamentaria, no de un proyecto impulsado por el nuevo Gobierno, porque Sánchez ni siquiera ha sido investido.

La dirección de Sánchez entiende algunos gestos como "postureo", aunque también ve "algo de verdad", puesto que el tiempo se agota y el momento se acerca

Todos estos gestos fueron entendidos, por la dirección socialista, como "postureo", gestos de cara a la galería que C's precisa hacer de cara a su electorado, pero sin mayor trascendencia. "Hay parte de teatro y parte de verdad, no obstante -matizaba uno de los negociadores-, porque el momento se acerca. Y, por ejemplo, no es igual estar fuera que dentro del Gobierno". Distintos dirigentes añadían que en Rivera también han pesado las informaciones sobre la supuesta financiación ilegal de Podemos por parte de Venezuela. En el PSOE quitaban hierro a esas noticias y las separaban del proceso de conversaciones. Eso sí, los dirigentes del partido morado han de dar explicaciones y llevarse a cabo las investigaciones pertinentes, en palabras de Antonio Hernando, el portavoz parlamentario.

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"Nosotros, a lo nuestro -señala otro de los miembros del equipo de diálogo socialista-. Ya lo hicimos la otra vez, cuando cerramos el acuerdo con Ciudadanos. Es normal que todo el mundo quiera marcar paquete antes de sentarse a la mesa, pero lo que me interesa es ver qué defiende cada uno cuando estemos los tres sentados".

La presión de las encuestas

Hernando derrochó optimismo en declaraciones públicas, llamó a los emergentes a convertir sus "incompatibilidades" en "afinidades" y puso el acento en que los tres partidos pretenden recorrer un camino juntos "e incluso hacer historia". Esas buenas vibraciones son compartidas por los sanchistas. Ven muy seguro a su jefe -él transmite a su equipo que será presidente del Gobierno en pocas semanas- y aprecian síntomas de que las cosas van por buen camino. Los miembros de la ejecutiva apuntan hacia los gestos de distensión protagonizados por Podemos y la mala marcha de las encuestas, que creen que finalmente convencerá a Iglesias de que es mejor no tentar a la suerte con unas segundas generales el 26 de junio.

"Sí empezamos a intuir que las encuestas hacen mella, pero de forma desigual: debilitan la prepotencia de Podemos y elevan el ego a C's"

En el equipo negociador, no obstante, el escepticismo es mayor. "Es verdad que está muy complicado -sentencia uno de ellos-. A pesar de todo, un acuerdo no va a dejar satisfecho a nadie y a todo el mundo le quedará la duda de qué resultado obtendría en una segunda vuelta. Si se repiten las generales, está claro que nadie querrá ir a unos terceros comicios, y entonces el acuerdo será más fácil. Sí empezamos a intuir que las encuestas hacen mella, aunque de forma desigual, porque debilitan la prepotencia de Podemos y elevan el ego a Ciudadanos". O sea, que ahora es Rivera quien no teme una nueva convocatoria.

El PSOE llama a Podemos y C's a convertir las incompatibilidades en afinidades

Los designados por Sánchez han ido recibiendo 'inputs' de sus interlocutores en los últimos días. Pese a que la reunión formal no será hasta este jueves, sí ha habido contactos informales que, entre otras cosas, han permitido poner fecha a la 'cumbre' a tres. Conversaciones que les han permitido colegir que Podemos ha "reculado algo" en sus posiciones, aunque "siguen estando muy lejos" de las pretensiones socialistas, que a su vez deben casarse con los límites a los que está dispuesto a llegar C's.

Que quepan las consultas

En la dirección y en la comisión negociadora están convencidos de que las conversaciones a tres bandas seguirán después del jueves. Que será "la primera de varias" citas, probablemente ya más discretas y con grupos de trabajo más reducidos. "No esperamos que nadie se levante de la mesa hasta el 21-22 de abril, tanto para constatar que haya acuerdo como desacuerdo, porque nadie querrá ser culpable de haber frustrado el diálogo. Iremos juntos hasta el final, y no veo descarrilamientos por el camino", perciben fuentes del equipo del PSOE.

En la dirección y en el equipo de diálogo hay seguridad de que los tres partidos irán "juntos hasta el final", sin "descarrilamientos", hasta constatar si hay o no pacto

Lo cierto es que los plazos son cada vez menores. No solo porque el primer encuentro a tres llegue una semana después de la entrevista de Sánchez e Iglesias, sino porque a la semana que hay que dejar libre a finales de abril para el cumplimiento de los trámites constitucionales -despachos del Rey con los partidos, convocatoria de pleno, debate de investidura y previsión de dos votaciones separadas por 48 horas-, hay que añadir los días precisos para que Podemos y PSOE puedan organizar sus respectivas consultas a sus bases. Es decir, que las cosas tendrían que estar ya muy claras hacia el 20-21 de abril. "Tampoco se trata de que sea un proceso agónico", del último minuto, aducen fuentes socialistas.

Zapatero: "No seré de los que digan que sería horrible si no hay acuerdo"

Ferraz emite señales en positivo, aunque con cautelas, pero las federaciones siguen estando en la misma dinámica. Mucho más escépticas y más convencidas de que el camino hacia las elecciones es el más probable. Este martes, el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los coroneles del sector crítico con Sánchez y de los más activos promotores de Susana Díaz, subrayaba que no sería él quien calificara de "horrible" ni de "desgracia" que no hubiera acuerdo finalmente. Ese es el peor escenario por delante que baraja la cúpula federal. Si el líder es presidente, la tormenta parará por completo. Si no logra su objetivo, el ruido de sables reverdecerá.

"Intentamos que el ruido nos resbale. Nosotros debemos intentar llegar a un acuerdo. Esa es nuestra función. Tenemos que hacer abstracción de todo lo de fuera". Lo dicen en el equipo negociador socialista, que quiere encapsular el tramo final (y decisivo) de las conversaciones para que no sea permeable al fuego cruzado de Podemos y Ciudadanos, con los que Pedro Sánchez quiere contar para la investidura. La dirección del PSOE no quiere que le afecte la "teatralización" que entiende normal dentro de un proceso en el que todos miran con un ojo al diálogo y con otro a las elecciones. Lo importante, para Ferraz, es lo tangible, la primera cita a tres bandas de este jueves, de la que espera que se sucedan más reuniones y que nadie se levante de la mesa.

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