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Pedro Sánchez libra con el PSOE su primer asalto para ser presidente con C's y Podemos
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Ferraz prevé aprobar ESTE SÁBADO el Congreso federal para MEDIADOS DE junio

Pedro Sánchez libra con el PSOE su primer asalto para ser presidente con C's y Podemos

Los barones críticos reabren la guerra por el congreso federal mientras el líder socialista pide margen para intentar un Gobierno con Albert Rivera en una operación muy difícil, sin los nacionalistas

Foto: Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados el pasado 22 de enero, tras reunirse con el rey Felipe VI en la Zarzuela. (EFE)
Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados el pasado 22 de enero, tras reunirse con el rey Felipe VI en la Zarzuela. (EFE)

"Pedro Sánchez mira a derecha e izquierda, incluso a su espalda". La gráfica frase es del líder del PSC, Miquel Iceta. Este sábado el secretario general del PSOE libra en el comité federal su primer gran asalto en la dura batalla que tiene por delante para llegar a ser presidente del Gobierno.Tiene que convencer a Ciudadanos, a Podemos e incluso a los barones de su partido, sorteando puñaladas internas y después de más de un mes en una dura guerra fratricida con el secretario general en el punto de mira. Sus críticos ven inevitables las nuevas elecciones.

Y cuando la batalla por el próximo congreso federal -el número 39-parecía enterrada, a horas del cónclave interno, las federaciones críticas volvieron a exigir que el cónclave se celebre a principios de mayo, mientras que Ferraz tiene previsto aprobar hoy la fecha de junio. Una "imposición" que desde el otro lado podrían aceptar, avisan, "por responsabilidad", aunque quieren que se reconsidere. Susana Díaz al frente del resto de los barones de Extremadura, Castilla-La Mancha, Asturias, Aragóno Valencia, exigen un congreso antes de ir a unas hipotéticas nuevas elecciones. Por si no estaba claro, se redobla la presión: o Pedro Sánchez logra ser presidente o se acabará su liderazgo. El equipo del líder se resiste y no pretende apearse: considera que hay que resolver la cuestión interna una vez que esté totalmente despejada la formación de Gobierno. Los contrarios ven en ese argumento una excusa para "blindar" al secretario general en su puesto y garantizarse el cartel de candidato.

Cuando el próximo martes el Rey dé por concluida la segunda ronda con los partidos y si encarga a Sánchez que intente su investidura, el socialista tendrá margen para empezar a negociar. Según fuentes socialistas, intentará llegar a La Moncloa con el apoyo de Ciudadanos, el favorito, el partido al que el PSOEha situado en el centro del tablero, y con una posible abstención de Podemos o del PP. Cualquiera de las dos es casi misión imposible. Susana Díaz, al frente del bando de los barones, insiste en aislar a Pablo Iglesias porque entienden que su único objetivo es liquidar al PSOE. Para estos pesos pesados la opción es exigir al PP que les dé paso. Desde Ferraz dejan claro que se negociará "a derecha e izquierda", es decir también con Podemos. Esta es la jugada prevista y que el líder socialista ha trasladado a sus dirigentes territoriales, a quienes ha pedido un voto de confianza y ha dejado claro que no contará con los independentistas para llegar al poder.

El líder socialista buscará hoy el impulso de su partido para llegar al Gobierno. Ésta es su hoja de ruta. Otra cosa es la que le tengan preparada en el PSOE. Por mucho que se hubiera relajado en los últimos días la marejada interna -hasta el final de este viernes, cuando se reabrió el fogueo- y por más silencio que haya tenido que guardar la presidenta de Andalucía para abrir el foco y evitar que el debate interno se tradujera en una guerra por el liderazgo del partido entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, ese pulso sigue ahí, de fondo, latiendo. Si el líder socialista llega al Gobierno resistirá. Si se va a la oposición, se irá a su casa. Y si hay nuevas elecciones sus críticos quieren que no tenga una segunda oportunidad y sí la carta de despido sobre la mesa. Pero la última maniobra de su equipo, buscando el retraso del congreso hasta casi el verano, le hace más fácil resistir la tormenta.

Esta vez el secretario general ha convocado uno a uno a los barones para tratar de tomar el control del PSOE. Aprendió hace un mes, cuando ante el comité federal del 28 de diciembre se sentó a un lado de la mesa con los principales referentes socialistas enfrente pidiéndole la convocatoria de un congreso cuanto antes y un paso atrás en su liderazgo. Pedro Sánchez escuchó la misma noche del 20 de diciembre de dirigentes como Susana Díaz que lo mejor era que se quedara en la oposición y que se echara a un lado tras lograr el peor resultado de la historia del PSOE.

Si Sánchez llega al Gobierno resistirá. Si se va a la oposición, se irá a su casa. Y si hay nuevas elecciones los críticos no quieren darle otra oportunidad más

Con sus 90 diputados, en Ferraz dejaron claro desde el primer minuto que iban a intentarlo. Lejos de anunciar una retirada, Sánchez desafió a la andaluza anunciando que no iba a haber congreso hasta que no se despejara el Gobierno de España. La guerra interna estaba servida. Ahora tendrá que intentar su investidura, o incluso ir a nuevas elecciones, con un liderazgo deteriorado y cuestionado por los propios dirigentes socialistas, en una estrategia suicida y con respiración asistida, después de que los suyos le hayan dado un plazo de tres meses máximo al frente del partido.

"O llega a La Moncloa o será 'Pedro, el breve'"

La jugada política de Pedro Sánchez para tratar de formar Gobierno es a todo o nada. O es presidente o será de verdad "Pedro, el breve", como hace ya meses lo bautizaron por el sur. Y los suyos los saben. Los barones desconfían de que el secretario general, que sabe que su cabeza esta en juego, salte las líneas rojas con la que le han acotado un terreno de juego muy estrecho. No lo verbalizan pero el doble no a PP y Podemos de federaciones tan importantes como la andaluza aboca casi irremediablemente a nuevas elecciones en dos meses. Él ha asegurado, en esas conversaciones privadas de los últimos días con todos los secretarios generales, que "no llegará al poder a cualquier precio". Sin embargo, según fuentes socialistas, sí que ha dejado muy claro que va a intentarlo y que cree que puede conseguirlo. Sus interlocutores insisten en que la aritmética parlamentaria no sale y que las sumas que hace Ferraz son casi "de ciencia ficción". Con todo, aclaran, han dado luz verde a que negocie con todos sin saltar la línea roja de "la igualdad y la unidad de España".

En lo único que ahora mismo hay unanimidad en el PSOE es en el 'no'al PP. Sea Mariano Rajoy el candidato o sea otro dirigente popular, aclaran. Digan lo que digan los barones e históricos socialistas que han salido de sus despachos para decirle claramente a Pedro Sánchez que con Podemos no y que abstenerse para dejar paso al PP con Ciudadanos es la menos mala de las opciones. Ni el mensaje de Felipe González, al que los barones habían azuzado durante días para que saliera a alertar de un pacto con Podemos, ni el de otros históricos como Alfonso Guerra, ni la hiperactividad repentina de exministros con décadas en la reserva como José Luis Corcuera, han disuadido al partido. Susana Díaz, en la línea de José Luis Rodríguez Zapatero, ve casi inevitables nuevas elecciones. Pedro Sánchez se ampara además en que en ningún caso la militancia socialista entendería que prorrogaran un Gobierno del PP.

Susana Díaz y otros barones exigen a Sánchez que deje "muy claro" que no se beneficiará en ningún caso del apoyo o abstención de los independentistas

Ese 'no'al PP hasta el último minuto, reforzado además por los últimos casos de corrupción en las filas populares, debilita de rebote las opciones de Sánchez de llegar al Gobierno. Los socialistas con más experiencia saben que los populares pagarán con la misma moneda y ven casi imposible que Rajoy opte por la abstención a un Gobierno de PSOE y Ciudadanos. Con todo, es una fórmula que intentarán.

Lo mismo que desde Ferraz dejan muy claro que intentarán dialogar con Podemos para que les dé paso. La negociación con Pablo Iglesias será un campo de minas. Todos lo asumen. El propio líder de la formación morada se ha encargado de ello arrancando la oferta de negociación haciéndole el Gobierno a Pedro Sánchez, adjudicándose los ministerios más relevantes e incluso incluyendo uno de Plurinacionalidad. Iglesias casi logró que desde el primero hasta el último militante del PSOE, incluidos los que querían gobierno de izquierdas, se incendiaran contra una oferta de Podemos que entendieron como una humillación. Los barones y la vieja guardia vigilan muy de cerca que no haya concesiones ni a Iglesias ni a los nacionalistas. No avalarán ningún Gobierno de coalición con este partido.

Este es el otro gran mensaje que ha lanzado Sánchez internamente. No se valdrá del favor de los nacionalistas, lo que se puso en duda tras la operación de préstamo de senadores a ERC y DiL que de nuevo incendió el partido. Ambas formaciones han dejado además claro que votarán 'no'a Sánchez, con lo que en clave interna le han hecho un favor. Otra cosa, admiten, es el posible apoyo del PNV. Algunos baroneshan pedido a la cara al secretario general que aproveche el comité federal para remarcar este mensaje. Entre ellos, Susana Díaz este viernes, como corroboraron desde su entorno a este periódico. La presidenta de la Junta le exigióque deje "muy claro" este sábado, en su intervención,que no se beneficiará ni por activa ni por pasiva del voto de fuerzas independentistas. Su número dos, el secretario de Organización federal,César Luena, ya lo ha remarcado en estos días. Hoy Sánchez jugará esa baza para que le desaten las manos y poder intentar llegar a La Moncloa. Con Albert Rivera hay buena sintonía, dicen fuentes socialistas. Pero sólo con eso no llegará a ninguna parte. Y encima tiene al partido otra vez instalado en la crispación a cuenta de la fecha del congreso. El cuento ya es de nunca acabar.

Un enfrentamiento interno que trasciende la batalla del calendario

Ferraz quiere que el 39º Congreso Federal se celebre el 17, 18 y 19 de junio. Al límite de la primavera. Prácticamente en verano. Las federaciones rebeldes piensan en el arranque de mayo. La diferencia es apenas de un mes, pero el significado político (y las intenciones de cada bando) son radicalmente diferentes.

Al secretario general del PSOE se le elige, desde 2014, por primarias internas, a través de una consulta a toda la militancia. Una vez que sale designado por las bases, dispone de unos 15 días para armar su ejecutiva. El congreso federal ratifica al nuevo líder y procede a elegir (vía delegados) los nuevos órganos de dirección. El próximo, al tener carácter de congresoordinario, también aprueba su ponencia política y la revisión de los estatutos.

La dirección plantea que la consulta a los afiliados se haga el 29 de mayo y el congreso, del 17 al 19 de junio. Los críticos ubican la primera en el entorno del 24 de abril y el cónclave, entre el 6 y el 8 de mayo. Plantean que, en todo caso, cuando se haya resuelto la investidura y se sepa si hay Gobierno o se va elecciones -o sea, a finales de febrero o principios de marzo-, un nuevo comité federal analice la coyuntura y fije el congreso. Ferraz quiere convocar el cónclave este sábado (y cerrar los censos), y si hay nuevas elecciones en junio, podría incluso retrasarse algo.

Las federaciones contrarias a Sánchez creen que, si se repiten las generales, se ha de ir a ellas con el partido "renovado". Y en ese caso asomará la duda de si esta vez Susana Díaz afronta el reto de tomar las riendas del PSOE o se repliega a sus cuarteles de invierno (o sea, Andalucía).Ferraz discrepa y recuerda que, si hay otros comicios, lo que hay que celebrar son primarias abiertas -en las que participan militantes y simpatizantes- y no congreso. La pugna se arrastra hasta este sábado. Hasta el mismo comité federal.

[¿Qué partidos deberían pactar para formar Gobierno?]

"Pedro Sánchez mira a derecha e izquierda, incluso a su espalda". La gráfica frase es del líder del PSC, Miquel Iceta. Este sábado el secretario general del PSOE libra en el comité federal su primer gran asalto en la dura batalla que tiene por delante para llegar a ser presidente del Gobierno.Tiene que convencer a Ciudadanos, a Podemos e incluso a los barones de su partido, sorteando puñaladas internas y después de más de un mes en una dura guerra fratricida con el secretario general en el punto de mira. Sus críticos ven inevitables las nuevas elecciones.

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