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PP y Podemos anulan la tensión de las calles y traen la calma a los comicios más abiertos
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las manifestaciones han caído en picado

PP y Podemos anulan la tensión de las calles y traen la calma a los comicios más abiertos

Los populares, desde el Gobierno, y Podemos, desde fuera del Congreso, han contribuido por intereses distintos a rebajar la crispación social que llenó las calles de manifestantes al inicio de la legislatura

Foto: Miembros de la Policía Nacional, ante los manifestantes congregados en torno al Congreso de los Diputados, en Madrid, en junio. (EFE)
Miembros de la Policía Nacional, ante los manifestantes congregados en torno al Congreso de los Diputados, en Madrid, en junio. (EFE)

La votación de este domingo llega precedida por una de las campañas más convulsas de la democracia, con cuatro partidos con opciones a la Presidencia lanzando críticas en todas direcciones, debates televisados más hirientes que nunca y el puñetazo de un joven de extrema izquierda a Mariano Rajoy como punto y seguido. Pero las dos semanas de mítines han sido la excepción a un último tramo de legislatura marcadamente tranquilo. El mandato del Partido Popular comenzó con una escalada de tensión social que degeneró en una situación crítica durante los primeros meses de 2013. Sin embargo, la mejora de la economía, la labor policial, la canalización de casi todo el espectro del malestar a través de un nuevo partido, Podemos, y el natural agotamiento de las protestas provocaron el inicio de una nueva fase caracterizada por la ausencia de conflicto en el espacio público.

Los números de la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid, el territorio preferido para manifestarse contra el Ejecutivo, avalan esa lectura. Según sus registros, en los 11 primeros meses de 2015 se contabilizaron en su demarcación 2.870 manifestaciones, una cifra que casi iguala las 2.850 manifestaciones registradas durante el mismo periodo de 2014 pero que supone una drástica caída con respecto al récord histórico de 2013, cuando se celebraron 4.078 protestas en ese mismo lapso. El mes de 2015 con mayor número de manifestaciones fue marzo, con 439 protestas en los prolegómenos de las elecciones municipales y autonómicas. Al contrario, agosto registró la menor cantidad de concentraciones, con sólo un centenar.

Menos manifestaciones y menos violencia

En conjunto, la estadística de la legislatura describe una tendencia de clara desmovilización social que se ha mantenido constante hasta este domingo. Pero las cifras no son el único indicador que avala esa visión. Fuentes de las Fuerzas de Seguridad aseguran que, junto a la reducción del número de convocatorias, también se ha producido un fuerte descenso en la conflictividad. No sólo hay menos manifestaciones, sino que además, las que se celebran son menos violentas. Aún no hay datos oficiales de intervenciones de la Policía Nacional durante este ejercicio pero la percepción más extendida es que todas las protestas convocadas han tenido un carácter pacífico, siguiendo la línea que ya comenzó a apreciarse durante el segundo semestre de 2014.

La votación de este domingo se produce, por tanto, en el momento de mayor calma de la legislatura. Los expertos ya habían vaticinado que era casi imposible que se repitiera un fenómeno como el 15-M en plena campaña, y la celebración de protestas virulentas también estaba casi descartada. Las presiones al Gobierno para que aclarara hasta qué punto estaba dispuesto a involucrarse en la guerra contra el Estado Islámico y la pésima gestión del ataque a la embajada española de Kabul que dejó dos policías muertos hicieron temer a Génova que se repitieran las escenas de las horas siguientes al 11-M y que se esfumara la ventaja que le atribuían las encuestas. Pero la única tensión que se ha manifestado en estas dos semanas ha sido la protagonizada por los propios candidatos.

Medidas excepcionales de seguridad

El dispositivo habitual de seguridad en unas elecciones generales estará reforzado por la situación de alerta 4 antiterrorista decretada el pasado mes de junio y reforzada el pasado 14 de noviembre tras los atentados de París. Han sido activados 91.702 policías nacionales, guardias civiles y agentes autonómicos para garantizar la seguridad de la jornada electoral. En la demarcación de Madrid han sido movilizados un total de 12 grupos de las Unidades de Intervención Policial de la Policía Nacional, es decir, en torno a 600 efectivos. Los integrantes del servicio de información de la Policía están de guardia por si tienen que actuar.

La tranquilidad de los últimos meses contrasta con la tensión del inicio del mandato del Partido Popular. Los principales sindicatos convocaron una huelga general a los tres meses de que Rajoy consiguiera la mayoría absoluta y volvieron a la carga con una segunda huelga antes de que el líder del PP cumpliera el primer año. Al malestar de las centrales de trabajadores se sumaron también marchas estudiantiles y disturbios en Barcelona de la extrema izquierda.

Un 2013 de récord

Según los datos de la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid, a lo largo de 2012 se contabilizaron 3.419 manifestaciones, un 74% más de las que se habían celebrado en el año anterior, que cerró con 1.923 a pesar de la eclosión del movimiento 15-M. El récord mensual de manifestaciones de toda la legislatura se alcanzó en noviembre del primer año con 567 protestas. El motivo fue el efecto resaca del 25-S, la jornada de Ocupa el Congreso que desencadenó un repunte de la conflictividad en plenos ajustes presupuestarios del Gobierno.

La agitación social alcanzó su clímax durante el primer semestre de 2013. En todos esos meses se convocaron más de 400 manifestaciones, entre ellas, las mareas por la educación, la sanidad o contra la desigualdad, los escraches a políticos del PP, las protestas contra el saqueo de las cajas de ahorro y la jornada Asedia el Congreso, promovida por grupos de extrema izquierda. Todas esas citas contribuyeron a que 2013 concluyera con un récord histórico de 4.354 manifestaciones organizadas.

El liderazgo de los radicales

El punto de inflexión se registró en la primavera de 2014. Por un lado, la aparición de Podemos introdujo en el sistema a los movimientos que hasta ese momento habían apostado por la calles como único escenario posible de la política. Pero a ese fenómeno también se sumó la mejora de los principales parámetros macroeconómicos y el desgaste de los colectivos más contestatarios después de tres años de movilización sostenida. El cansancio acabó provocando que el liderazgo de la protesta fuera asumido por las minorías más radicales e irreductibles. El proceso se culminó en los altercados del 22 de marzo de 2014, en los que un millar de violentos reventó las Marchas de la Dignidad e hirió a 67 policías. El episodio restó legitimidad a las protestas, intensificó las investigacionesde la Policíacontra los radicalese inauguró una nueva fase caracterizada por la canalización del malestar a través de la fuerzas emergentes. Gran parte de ese enfadoacabará hoydentro de las urnas.

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La votación de este domingo llega precedida por una de las campañas más convulsas de la democracia, con cuatro partidos con opciones a la Presidencia lanzando críticas en todas direcciones, debates televisados más hirientes que nunca y el puñetazo de un joven de extrema izquierda a Mariano Rajoy como punto y seguido. Pero las dos semanas de mítines han sido la excepción a un último tramo de legislatura marcadamente tranquilo. El mandato del Partido Popular comenzó con una escalada de tensión social que degeneró en una situación crítica durante los primeros meses de 2013. Sin embargo, la mejora de la economía, la labor policial, la canalización de casi todo el espectro del malestar a través de un nuevo partido, Podemos, y el natural agotamiento de las protestas provocaron el inicio de una nueva fase caracterizada por la ausencia de conflicto en el espacio público.

Manifestación Mariano Rajoy Movimiento 15M
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