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González alerta del “engaño” de Podemos, los “pseudorevolucionarios de Venezuela”
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“leninismo 3.0”

González alerta del “engaño” de Podemos, los “pseudorevolucionarios de Venezuela”

El cierre de campaña de los socialistas andaluces se convierte en el ataque más duro que hasta ahora se había escuchado contra Pablo Iglesias

Foto: El expresidente del Gobierno Felipe González durante el acto de cierre de campaña en Sevilla. (EFE)
El expresidente del Gobierno Felipe González durante el acto de cierre de campaña en Sevilla. (EFE)

Era el invitado de honor y no defraudó. Felipe González irrumpió en la campaña con un duro ataque a Podemos y ha cerrado redoblando su ofensiva e identificando directamente a la formación de Pablo Iglesias con Venezuela y el régimen de Nicolás Maduro. El “leninismo 3.0”. Aseguró que tras sus ataques hay un “respeto profundo” a sus militantes y votantes porque “no saben, los están engañando” el papel que han jugado sus dirigentes en el país venezolano. Arrancó pidiendo la libertad para los presos políticos en este país y preguntándose por qué no la piden ellos “si son tan amigos de Maduro”. “No se les conmueve el alma porque no creen en la libertad”, proclamó. A partir de ahí, se explayó.

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El expresidente aseguró que cuando fue recibido en Venezuela meses atrás con insultos fue uno de los dirigentes de Podemos quien estaba detrás de ese argumentario y defendió que Podemos nació de la campaña de Maduro hace tres años. “Entonces utilizaron el mismo eslogan y la misma tipografía, a partir de ahí se creo este partido político”, sostuvo. “Creen en la pseudorevolución que ha arruinado al país más rico de América Latina”, advirtió, “aunque ahora lo escondan”. Dudó que sepan lo que es la democracia y se temió que el voto de los venezolanos el pasado 6 de diciembre sea pervertido por el sistema. “Sin votos pero con botas”.

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El expresidente socialista estaba en su casa, aclamado como sólo lo hacen los socialistas sevillanos, y no dejó perder la oportunidad de una dura embestida final contra el partido que, según algunas encuestas, podría ser capaz de adelantar a los socialistas en las urnas el próximo domingo. Dio réplica a los líderes de la formación morada que lo acusan de usar las puertas giratorias y se haberse beneficiado en consejos de administración como el de Gas Natural.

En el mitin que Podemos celebró en Sevilla un día antes al mencionarse el nombre de Felipe González sonó una gran pitada. “Cuando hablan de incompatibilidades sugiero que la primera incompatibilidad que haya para representar a nuestros ciudadanos sea asesorar a un gobierno extranjero cobrando”, dijo asestando otro golpe. “Para mí esto no es una cuestión de Monedero”, ironizó, “esto es gratis”, aseguró sobre su asesoramiento a los presos políticos.

“Hace tres años estaban en ese régimen como la solución para España y ahora no quieren que se hable de eso. Tampoco de Tsipras o Syriza, yo les tengo más respeto que ellos. Mis amigos son amigos cuando les va bien y mal, lo demás es oportunismo barato” o “estoy en contra de estos tipos que llevan una máscara”. “Y que no les olvide, han sido becarios y universitarios de un sistema educativo puesto en marcha por nosotros”, remató. Durísimo.

Susana Díaz cerró en Sevilla junto a González una campaña en la que se ha volcado para que nadie pueda reprocharle que no ha dado todo lo posible por la victoria de Pedro Sánchez. Arrancó dejando claro que solo el PSOE andaluz podría llevar al candidato socialista a la presidencia del Gobierno. Dos semanas después, ese sentimiento de que únicamente desde Andalucía, la aldea gala del partido, el bastión que el PP no ha sido capaz de asaltar, puede evitarse la caída socialista que auguran las encuestas seguía más presente que nunca.

Díaz lleva semanas recorriendo la comunidad andaluza, con actos muy medidos fuera de sus fronteras, en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Aragón, pero con el foco, quiera o no quiera, sobre cuál será su decisión y su papel en caso de que los peores augurios para el PSOE se confirmen en las urnas.

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Los socialistas andaluces eligieron un valor seguro para echar el telón. González sigue enardeciendo a los militantes sevillanos, que lo aclaman como en pocos sitios. Si el PSOE ha puesto en valor su historia y su trayectoria frente a los nuevos partidos que pelean por ocupar su espacio en el mapa político el expresidente encajaba a la perfección para defender el legado social del partido y poner el broche final. Le debió de saber a poco aquello de que no pensaba admitir lecciones de los nuevos partidos y remató la faena con un ataque directísimo a Pablo Iglesias.

En la misma línea Susana Díaz también mencionó al líder de Podemos, que un día antes había decidido en Sevilla ignorar a los socialistas y ni siquiera mencionarlos, presentándose como la única alternativa al PP. Sus empellones fueron duros contra el PP y Mariano Rajoy, de quien se mofó por su campaña “comiendo churros y viendo el debate en Doñana”, “entre belenes, luces de navidad y polvorones”. Un escaparate de felicidad contrario “a los últimos cuatro años de sufrimiento”. “La fiesta grande la tendremos el domingo cuando mandemos a Rajoy a su casa”, proclamó.

También repartió contra la formación morada y mucho. “El adversario del PSOE es el PP y sus recortes pero el adversario de Podemos es el PSOE”, avisó. La presidenta de la Junta utilizó la situación del Parlamento andaluz y los 80 días que tardó en lograr su investidura para volver a la idea de la pinza de PP y Podemos, a los que situó “de la mano de la derecha rancia de Andalucía nueve meses, un embarazo completo”.

El otro gran objetivo era alejar la sombra de la gran coalición entre PP y PSOE que había lanzado el equipo de campaña de Mariano Rajoy. Eso sí, con Susana Díaz al frente de los socialistas, no con Pedro Sánchez. Los populares aprovecharon una llamada de la líder andaluza al presidente del Gobierno tras la agresión sufrida en Pontevedra para recalcar la buena sintonía con la socialista. “Ahora dicen que el PP se entendía mejor conmigo, pues no lo parece, en estos dos años de presidenta siempre me ha cerrado las puertas. Que se deje de cuentos”, espetó. También Felipe González, que fue el primero que en público había abanderado esa gran alianza, se desmarcó de esa gran coalición. Pero su obsesión fue Podemos.

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Era el invitado de honor y no defraudó. Felipe González irrumpió en la campaña con un duro ataque a Podemos y ha cerrado redoblando su ofensiva e identificando directamente a la formación de Pablo Iglesias con Venezuela y el régimen de Nicolás Maduro. El “leninismo 3.0”. Aseguró que tras sus ataques hay un “respeto profundo” a sus militantes y votantes porque “no saben, los están engañando” el papel que han jugado sus dirigentes en el país venezolano. Arrancó pidiendo la libertad para los presos políticos en este país y preguntándose por qué no la piden ellos “si son tan amigos de Maduro”. “No se les conmueve el alma porque no creen en la libertad”, proclamó. A partir de ahí, se explayó.

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