El PP votará en contra de Díaz para que el PSOE se 'retrate' con Podemos o Ciudadanos

El Partido Popular tiene decidido votar en contra de la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía y no se abstendrá en ningún casopara dejar claro que es alternativa única de gobierno. De esa forma, los socialistas se verán abocados a buscar algún tipo de arreglo con los nuevos partidos bisagra (Podemos o Ciudadanos) para que su candidata siga al frente del Ejecutivo autonómico.

En fuentes del PP andaluz ya habían matizado desde el principio de la campaña electoral que Díaz no podía contar con sus votos ni con su abstención para instalarse en el Palacio de San Telmo. Insistían en los mismos medios en que la heredera de José Antonio Griñán tendría que buscarse aliados para ser presidenta de la Junta o pedir permiso (abstenciones) en otras formaciones de izquierda o centro izquierda si no llegaba a la mayoría absoluta y pretendía gobernar en minoría.

Mariano Rajoy defendió en la misma campaña el derecho a gobernar de la lista más votada, principio clásico del PP frente a la práctica del PSOE de organizar “gobiernos de progreso” con IU, grupos nacionalistas de izquierda o nacionalistas de derechas cuando puede sumar mayoría alternativas de partidos perdedores en autonomías o ayuntamientos. Es exactamente lo que hicieron los socialistas en Andalucía en 2012 después de que la lista de Javier Arenas fuera la más votada: pactar con IU para que Griñán siguiera en el poder.

Después del fracaso en los comicios andaluces, los dirigentes regionales y nacionales del partido coinciden en que el presidente del Gobierno se refería a que el PP en ningún caso buscaría acuerdos con otros partidos para evitar un ejecutivo socialista en minoría si la candidatura de Díaz era la más votada. Pero no que los populares estuvieran dispuestos a abstenerse para librarla de pactar con Podemos, IU o Ciudadanos.

En fuentes de los populares andaluces atribuían a “los cenáculos de Madrid” la teoría de que Rajoy estaba dispuesto a facilitar a Susana Díaz la continuidad en la Junta de Andalucía a cambio de que luego el PSOE le devolviera el favor en las generales a final de año. Es lo que empezó a hacer el PP en Cataluña desde los tiempos de José María Aznar (el apoyo indirecto a CiU a cambio de respaldo al Gobierno) hasta difuminar su papel de oposición y hacer hueco para la aparición de Ciudadanos.

Al Partido Popular le toca ahora ser oposición y demostrar que es alternativa única de cambio en Andalucía, según insisten sus dirigentes, y la primera demostración será votar en contra de la candidatura de Susana Díaz. Juan Manuel Moreno defenderá públicamente esa posición en cuanto sea consultado o requerido para ello.

El Estatuto de Autonomía andaluz fija un plazo de dos meses desde la primera votación de la Cámara regional para elegir presidente. En primera instancia, la dirigente del PSOE precisa una mayoría absoluta que no tiene porque se quedó a 8 escaños. Ha obtenido los peores resultados en porcentaje de voto de la historia de los socialistas en la región y los mismos parlamentarios que Griñán en 2012 (47 en una Cámara de 109), y ya no cuenta con el socio tradicional de IU, que se ha quedado en 5 diputados.

Como se propone gobernar en minoría y sin pactos, la presidenta de la Junta necesita al menos que en posteriores votaciones PP, Podemos o Ciudadanos se abstengan para salir elegida. Está obligada a negociar esa salida y, si no convence a ninguno de los partidos de la oposición en el citado plazo, el Parlamento se disolvería y se convocarían nuevas elecciones.