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La hostilidad, protagonista en el debate de TVE entre Díaz, Moreno Bonilla y Maíllo
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afloran los nervios de final de campaña

La hostilidad, protagonista en el debate de TVE entre Díaz, Moreno Bonilla y Maíllo

Las constantes interrupciones de Susana Díaz a Moreno Bonilla acabaron por sacar de quicio a la moderadora. Maria Casado le espetó: “Escúcheme por lo menos a mi”

Foto: Los tres candidatos a la Presidencia de la Junta de Andalucía de los partidos con representación en el Parlamento andaluz. (EFE)
Los tres candidatos a la Presidencia de la Junta de Andalucía de los partidos con representación en el Parlamento andaluz. (EFE)

La suerte está ya casi echada. No se sabe cuántos andaluces decididos a votar no tiene aún escogida su papeleta para el 22 de marzo. Quedan cuatro días de campaña electoral en Andalucía y la tensión se nota. Se juegan mucho. La hostilidad desbordó el plató. El debate en Televisión Española fue más agresivo y menos rígido que el que una semana atrás tuvo los mismos protagonistas en Canal Sur. Aquella cita la perdió la socialista Susana Díaz. O eso ha quedado. Su propio equipo sabe que no fue su mejor día. Cambió de estrategia. Venía menos retraída y a la defensiva y mucho más provocativa, al ataque. “Cada vez que mienta le voy a interrumpir”, avisó desde el minuto uno al candidato del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla. Y lo interrumpió casi en cada turno de palabra.

“Yo aprendí una cosa cuando chica, el que calla otorga”, dijo después a los periodistas, convencida de que había seguido la estrategia correcta. Lo hubiera interrumpido más veces, sostuvo, aunque no lo dejó hilvanar ni un argumento completo sin colarse en el turno de su adversario. La moderadora, la periodista María Casado, ya no podía más. “Le estoy pidiendo por favor reiteradamente que utilice su turno para la contrarréplica. Escúcheme por lo menos a mi”, avisó a la presidenta. Tuvieron otro encontronazo. Se lo puso difícil, aunque al menos Díaz no expresó ningún tipo de queja hacia la profesional de Televisión Española. Sabía a lo que estaba jugando y quería desempeñar ese papel.

La socialista dijo al entrar que iba a mostrarse tal y como es. No mintió. La Susana Díaz que la noche del lunes apareció en las pantallas es mucho más parecida a la que camina por la calle entre besos y vítores o responde a los periodistas en las ruedas de prensa. Directa, cortante, dura. “Continúe, continúe”, decía después de no dejar hablar a su rival. El candidato popular aprovechó para enfatizar el retrato que más hace de la dirigente socialista, el de la “soberbia”. “Espero que el pueblo andaluz le dé una cura de humildad a la señora Díaz”, pidió mirando a cámara. “Mi modelo de presidencia será mucho más humilde, más cercano, lo que le gusta a la señora Díaz es escucharse a si misma”, soltó en otro momento.

No estaban ni Podemos ni Ciudadanos, los dos nuevos partidos con posibilidades de colarse en el Parlamento andaluz. Fueron los grandes ausentes. Por eso los candidatos podían dedicarse al cuerpo a cuerpo sin perder ni un minuto en alejar estas nuevas amenazas, las que de verdad tambalean el tablero político y amenazan el pimpampum del bipartidismo.

En mitad de este duelo entre la socialista y el popular, el candidato de IU, Antonio Maíllo encontró menos hueco, brilló menos, fue casi un convidado de piedra. Solo pudo meter algunas pullas. “Que poco se aprende estando en los aparatos de los partidos”, espetó a dos adversarios que proceden de las juventudes de PSOE y PP. Los llamó “Pimpinela” y se perdió en los tecnicismos al hacer propuestas. IU pelea por doblar el pulso a las encuestas y sobrevivir al embate de Podemos. Maíllo se enfrentó con la misma dureza a su socia de Gobierno hasta hace dos meses que al candidato popular. Dejó claro que no quiere que se le vea ni por asomo próximo al PSOE. Cada vez que hablaba era para aseverar que PSOE y PP son, a su juicio, lo mismo.

Moreno Bonilla arrancó recordando que el modelo del PSOE en Andalucía tiene “33 años de antigüedad” y cada vez que pudo le dijo a Susana Díaz que sonaba “exactamente igual que Chaves y Griñán”, ex presidentes imputados ante el Supremo. Cada vez que se lo decía le restregaba la parte más dudosa de su herencia a la socialista. Su equipo aseguró que quería que perdiera los nervios. La buscó. Y la encontró.

El candidato del PP definió “dolor es cuando te duele algo”. La del PSOE aseguró que venía a un debate y no a un monólogo y que si hablaba le descontaran el tiempo del “termómetro”, no terminó la palabra, “el contador ese”. Se dieron fuerte y flojo. Díaz acusó al popular de haber “dejado morir a 117.000 dependientes” cuando como secretario de Estado de Igualdad firmó los recortes en la ley de dependencia. Moreno se explayó con la corrupción mucho más y con más dureza de lo que había hecho una semana antes. Llevó una propuesta concreta a la que no halló respuesta. Lanzó la oferta de reformar el Estatuto de Autonomía para acabar con el aforamiento de los 109 diputados autonómicos. Lamentó el dinero público que en Andalucía ha ido a parar a “mariscadas, karaokes, cocaína, cenas de navidad, fiestas, clases de salsa... Es de novela negra y sin embargo nadie asume responsabilidades”. “Se han gastado el dinero de los parados en cocaína y prostíbulos”, dijo en referencia al caso de los ERE.

Moreno apelando a Chaves y Griñán. Díaz asegurando estar convencida de que ''los mejores años de Andalucía comienzan ahora''

Díaz también tuvo menos pudor. Se acordó de lo que le hizo prometer su padre cuando entró en política: “Que nadie me haga agachar la cabeza”. “No estoy dispuesta a que nadie arrastre el nombre de Andalucía por el fango”, dijo para referirse a la Gürtel y los trajes de Valencia, al ático de Ignacio González en Madrid, de a los Pujol en Cataluña y hasta de Monago. “No voy a dejar que nadie ponga en duda mi honestidad, mi decencia y mi honradez”, repetía para alejar fantasmas.

Maíllo hizo casi de espectador y jugó a equiparar a PSOE y PP. Habló de Aznar, “que se fue a Endesa y a pasearse en el yate de Berlusconi”, De González, que se fue a gas Natural y “a pasearse en el yate de Carlos Slim”. Su ejemplo, dijo, es el de Pepe Mújica, expresidente de Uruguay, o el de Julio Anguita, que regresó a dar clases en Córdoba.

Dos modelos. Moreno apelando a la antigüedad del discurso de Díaz, a Chaves y Griñán. Díaz asegurando estar convencida de que “los mejores años de Andalucía comienzan ahora”. Uno atropellado. La otra contestona. “Cuando se trata de defender a Andalucía no me va a callar nadie”, dijo la socialista. Dentro de cinco días, el domingo, los que tienen que hablar son los andaluces.

La suerte está ya casi echada. No se sabe cuántos andaluces decididos a votar no tiene aún escogida su papeleta para el 22 de marzo. Quedan cuatro días de campaña electoral en Andalucía y la tensión se nota. Se juegan mucho. La hostilidad desbordó el plató. El debate en Televisión Española fue más agresivo y menos rígido que el que una semana atrás tuvo los mismos protagonistas en Canal Sur. Aquella cita la perdió la socialista Susana Díaz. O eso ha quedado. Su propio equipo sabe que no fue su mejor día. Cambió de estrategia. Venía menos retraída y a la defensiva y mucho más provocativa, al ataque. “Cada vez que mienta le voy a interrumpir”, avisó desde el minuto uno al candidato del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla. Y lo interrumpió casi en cada turno de palabra.

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