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El BCE pide "paciencia y prudencia" para no retirar los estímulos demasiado pronto
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Mantiene sin cambios su política monetaria

El BCE pide "paciencia y prudencia" para no retirar los estímulos demasiado pronto

Draghi considera que es necesario mantener una política monetaria laxa ante la debilidad de la inflación y los riesgos sobre el crecimiento, y pospone el debate sobre el 'tapering'

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi. (EFE)
El presidente del BCE, Mario Draghi. (EFE)

En el año 2011, el Banco Central Europeo subió en dos ocasiones los tipos de interés ante la expectativa de un repunte de la inflación, una decisión que terminó por condenar a Europa a una segunda fase de la crisis, que en los países periféricos fue más profunda y prolongada que la primera. Entonces, el presidente de la entidad era Jean-Claude Trichet, y con estas dos decisiones acabó por hundir su reputación. Su sucesor en el cargo, Mario Draghi, no quiere repetir los mismos errores, por eso ha pedido este jueves "paciencia y prudencia" antes de empezar a retirar los estímulos monetarios. La entidad ha mantenido este jueves sin cambios su política monetaria, con los tipos de interés en el mínimo histórico del 0% y el resto del corredor de los tipos sin cambios: facilidad de depósito en el -0,4% y facilidad de crédito en el 0,25%.

También ha mantenido el programa de compra de activos por el que inyecta cada mes 60.000 millones de euros al mercado. El BCE considera que "es necesario un nivel sustancial de acomodación monetaria" para estimular a la economía y la inflación, por lo que no quiere dar ni un paso en falso. Es cierto que la economía sigue "ganando momento", pero "necesitamos ser insistentes y en eso estamos ahora", ha remarcado Draghi.

Todos los miembros del consejo de gobierno han sido unánimes en esta decisión, lo que refleja la prudencia con la que vive el eurobanco la situación actual de debilidad de la inflación, que lleva meses a la baja. "Hemos sido unánimes en no comunicar ningún cambio en las perspectivas de política monetaria ['forward guidance'] y unánimes en no dar una fecha precisa a cuándo discutir los cambios en el futuro". Con este mensaje tan prudente, Draghi intenta calmar el optimismo que surgió de las conferencias que organiza la entidad en Sintra, en las que los distintos banqueros centrales mostraron una gran confianza sobre la evolución de la economía que llevaría hacia una normalización paulatina de la política monetaria.

Hemos sido unánimes en no comunicar una fecha precisa a cuándo discutir los cambios de la política monetaria en el futuro

El presidente de la entidad ha sido este jueves mucho más prudente, advirtiendo de que "las presiones inflacionistas siguen siendo bajas", lo que provocará que en los próximos meses "la inflación sea volátil". El BCE tiene como objetivo mantener la estabilidad de precios "cerca pero por debajo del 2%", por lo que este escenario estaría todavía lejos de su mandato. En este contexto, el banco no puede endurecer su política monetaria, por lo que retrasa hasta el otoño el momento en que empezará a discutirse sobre los estímulos que todavía siguen activos.

[El BCE descarta bajar más los tipos de interés y no los pondrá en negativo]

Con este discurso, el BCE trata de calmar las expectativas sobre una próxima retirada de los estímulos. Draghi ha remarcado en numerosas ocasiones que el consejo de gobierno ha sido "unánime en no dar fechas". Actualmente, todavía existen muchas incertidumbres sobre cuál será el ritmo de la inflación o la sostenibilidad de la recuperación, por lo que prefiere esperar a conocer más datos. Por ejemplo, en las próximas semanas se conocerán en la mayor parte de los países del euro los datos del PIB y del paro del segundo trimestre, cifras que serán importantes para la entidad. A partir de esos datos, el BCE podrá actualizar sus previsiones macroeconómicas, con las que revisará cuál es el impacto de la desaceleración de la inflación sobre las proyecciones de precios a medio plazo.

Recuperación robusta

Draghi ha reconocido que la economía avanza por el buen camino y "al fin experimenta una recuperación robusta", pero el problema para la entidad es que la inflación y los salarios no acompañan. Esto refleja un cambio de escenario respecto a lo que ocurría antes de la segunda recesión, ya que entonces los precios siempre acompañaban al crecimiento del PIB o incluso iban por delante. En esta ocasión, las presiones inflacionistas siguen sin aparecer, lo que impide al BCE retirar sus estímulos. De hecho, Draghi ha dejado en el aire la duda sobre si este nuevo escenario en el que el PIB y el IPC están tan descorrelacionados es una situación estructural o en el futuro se volverá a las inercias del pasado.

Una retirada temprana de los estímulos monetarios también afectaría a los mercados financieros, ya que provocaría una subida de los tipos de interés en el mercado en un momento en que la deuda pública y privada sigue siendo muy elevada. Draghi ha querido dejar muy claro que "endurecer las condiciones de financiación es lo último que quiere el BCE". Un mensaje directo a los mercados financieros para que comprendan que la entidad será muy cuidadosa para no afectar la confianza de los inversores.

La entidad pretende dejar los tipos en los niveles actuales (mínimos históricos) durante "un periodo prolongado de tiempo". Incluso cuando la entidad comience el 'tapering' (empiece a retirar el programa de compra de activos), los tipos de interés seguirán en el 0%, lo que significa que la primera subida no vendrá, al menos, hasta mediados del próximo año. Lo que podría llegar antes es una subida de la facilidad de depósito, que es la remuneración del exceso de liquidez de los bancos. Actualmente, el BCE cobra a las entidades un 0,4% por todo el dinero que depositen en el eurobanco, una tasa que afecta a sus márgenes, por lo que tiene más posibilidades de ser retirada antes.

En el año 2011, el Banco Central Europeo subió en dos ocasiones los tipos de interés ante la expectativa de un repunte de la inflación, una decisión que terminó por condenar a Europa a una segunda fase de la crisis, que en los países periféricos fue más profunda y prolongada que la primera. Entonces, el presidente de la entidad era Jean-Claude Trichet, y con estas dos decisiones acabó por hundir su reputación. Su sucesor en el cargo, Mario Draghi, no quiere repetir los mismos errores, por eso ha pedido este jueves "paciencia y prudencia" antes de empezar a retirar los estímulos monetarios. La entidad ha mantenido este jueves sin cambios su política monetaria, con los tipos de interés en el mínimo histórico del 0% y el resto del corredor de los tipos sin cambios: facilidad de depósito en el -0,4% y facilidad de crédito en el 0,25%.

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