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Natixis alerta a España: pocos países tienen un futuro tan incierto para las pensiones
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Peor que Portugal, Hungría, Polonia o Singapur

Natixis alerta a España: pocos países tienen un futuro tan incierto para las pensiones

El envejecimiento de la población, el endeudamiento público y la presión fiscal a las familias dejan a España en el puesto 33º del índice mundial de pensiones de los 43 países analizados

Foto: Jubilados de Jódar (Jaén), jugando al dominó. (Foto: Fernando Ruso)
Jubilados de Jódar (Jaén), jugando al dominó. (Foto: Fernando Ruso)

El futuro de las pensiones en España es ya más que un interrogante. Es un desafío que, si no se consigue abordar pronto y de la forma adecuada, tendrá graves consecuencias durante décadas. Natixis Global AM hace anualmente una comparativa de los distintos países desarrollados y emergentes, y sitúa España en el vagón de cola. La debilidad de las cuentas públicas, unida a la demografía, especialmente complicada en el país, dispara las dudas sobre el futuro de las pensiones.

El informe, al que ha tenido acceso este periódico, sitúa España en el puesto 33º de los 43 países analizados, muy lejos de los estados más preparados para asumir el reto demográfico, como son Noruega, Suiza o Islandia. Aunque ha avanzado cuatro puestos en el último año gracias a la recuperación del empleo, los desequilibrios siguen siendo profundos. La gestora no solo mide la sostenibilidad del sistema público de pensiones (que también está en entredicho), sino que tiene en cuenta la suficiencia futura de las prestaciones (que evite la pobreza en las edades avanzadas) y la calidad del ahorro como complemento para la paga futura. Un informe integral que va más allá de la mera sostenibilidad del sistema, indicador que utiliza el FMI para recomendar que se recorten las pensiones reales.

El problema más inmediato que tiene que afrontar el país es la debilidad del mercado laboral, con una tasa de paro estructural del entorno del 15% y una elevada desigualdad que pone en riesgo a una buena parte de la sociedad. Los deciles con los ingresos más bajos están en una situación de riesgo de pobreza, lo que hace que apenas puedan cotizar para su pensión y mucho menos ahorrar para el futuro. Estos factores se incluyen en el subíndice de 'bienestar material' que elabora Natixis y en el que España ocupa el puesto 39º de los 43 países analizados. Esto es, está incluso por detrás de muchos países emergentes, como China, India, República Checa, Malta, Israel, Eslovenia, Eslovaquia...

La mejora cíclica que está viviendo el empleo es positiva, pero no servirá para superar el 'gap' estructural. La debilidad del mercado laboral impacta en el corto plazo sobre las pensiones actuales, ya que no se generan los ingresos por cotizaciones suficientes para financiar los gastos y se incurre en los déficits que está viviendo España. Pero también afectará a las pensiones del futuro, ya que una cotización reducida generará una prestación igualmente baja. De este modo, los trabajadores que han perdido su trabajo en la crisis, o que han visto recortada su retribución, contribuyen menos hoy y recibirán menos cuando se retiren.

Los trabajadores que han perdido su trabajo o que han visto recortada su retribución contribuyen menos hoy y recibirán menos cuando se retiren

La gestora sitúa España como el país desarrollado con mayor desigualdad. Aunque no es el país con menor renta per cápita, su reparto es muy dispar entre las diferentes capas sociales, lo que afecta a la igualdad. Este conjunto de factores obligará a España a ser un país muy solidario en el futuro para evitar problemas de pobreza entre los jubilados y también a contar con muchos recursos públicos para financiarlo.

Natixis también alerta sobre la debilidad de las finanzas públicas para asumir el reto demográfico. La deuda pública supera el 100% del PIB, lo que limita en el futuro la capacidad para asumir déficits que financien los costes derivados del envejecimiento de la población, ya sean con más gasto en pensiones o en sanidad. Si se hubiese realizado una buena planificación de los retos del futuro, España estaría ahora con unas cuentas equilibradas y con ahorros en la 'hucha de las pensiones' para afrontar las décadas tan duras que están por venir, cuando la generación del 'boom de la natalidad' se jubile. Pero la realidad es justo la opuesta: el déficit más alto de la eurozona, una de las deudas más abultadas y el Fondo de Reserva prácticamente agotado.

Esta situación de las finanzas públicas coloca España en los últimos puestos del listado elaborado por Natixis, pero no es el único problema con las cuentas públicas, apunta la entidad. En su opinión, la presión fiscal sobre las familias está entre las más altas de los países analizados, aunque los ingresos públicos sobre el PIB sean bajos por la ineficiencia de la tributación. Una presión fiscal elevada reduce la renta disponible de las familias, lo que resta recursos para poder ahorrar. Al mismo tiempo, dificulta que en un futuro se puedan subir los tipos nominales de la tributación a los hogares, lo que deja sin muchas alternativas a Hacienda para elevar sus ingresos.

El envejecimiento

De todos los indicadores que analiza Natixis, España se encuentra en las posiciones de cabeza en sanidad, el gran punto fuerte del país. La Sanidad pública española es de las más eficientes del mundo, ya que consigue resultados punteros con un gasto inferior a la media. El resultado es el rápido avance de la esperanza de vida, que es la segunda más elevada del mundo. Una buena noticia que, por otro lado, supone elevar la presión sobre la Seguridad Social, ya que profundiza en el envejecimiento de la sociedad.

[Las líneas rojas de Sánchez en las pensiones]

España es uno de los países que más sufrirán por el efecto de la tasa de dependencia en las próximas décadas, según las estimaciones de Natixis. Actualmente, ya se sitúa en una posición complicada, pero seguirá deteriorándose hasta 2050. La tasa de dependencia mide precisamente el porcentaje de la población dependiente sobre el número de personas activas.

Según las proyecciones del INE, en el futuro habrá menos de dos trabajadores por cada pensionista, lo que obligará bien a 'estrujar' a la población activa para pagar pensiones dignas, bien a rebajar la paga para permitir una presión fiscal menor. España ocupa actualmente el puesto 27º en presión demográfica de los 43 analizados, pero en los próximos años seguirá perdiendo puestos hasta llegar al 33º en 2050, según la gestora.

La posición de España evidencia que afronta un verdadero desafío para satisfacer las necesidades de sus futuros jubilados

Esta perspectiva demográfica urge a España a tomar medidas pronto. “La posición de España en el índice general de pensiones mundial evidencia que afronta un verdadero desafío para satisfacer las necesidades de sus futuros jubilados, así como una necesidad urgente de hallar soluciones a esta cuestión”, explica Sophie del Campo, directora general de Natixis Global AM para Iberia, Latinoamérica y EEUU. "Dado que la esperanza de vida continúa aumentando, los inversores españoles realmente deben comenzar a plantearse seriamente su futuro financiero, y asumir su responsabilidad al respecto", recomienda.

La reforma de las pensiones está actualmente a debate en la comisión del Pacto de Toledo. El objetivo inicial era tener las recomendaciones listas antes del verano, pero las primarias del PSOE retrasaron las conversaciones, por lo que tendrá que ser en la segunda mitad del año cuando se alcance un acuerdo para la reforma. Estos puntos y otros muchos están sobre la mesa. Los partidos quieren que el sistema sea sostenible (como recomienda el FMI), pero la sociedad exige que también sean suficientes (para evitar el riesgo de pobreza), como analiza Natixis.

El futuro de las pensiones en España es ya más que un interrogante. Es un desafío que, si no se consigue abordar pronto y de la forma adecuada, tendrá graves consecuencias durante décadas. Natixis Global AM hace anualmente una comparativa de los distintos países desarrollados y emergentes, y sitúa España en el vagón de cola. La debilidad de las cuentas públicas, unida a la demografía, especialmente complicada en el país, dispara las dudas sobre el futuro de las pensiones.

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