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España pierde población activa a chorros: 800.000 activos menos desde 2012
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LA TASA DE ACTIVIDAD BAJA AL 58,8%

España pierde población activa a chorros: 800.000 activos menos desde 2012

España sigue perdiendo población activa. Ni siquiera la recuperación económica ha frenado un problema demográfico que influye en el PIB y en la tasa de empleo

Foto:  Varios personas salen de una oficina del Oficina del Servicio Público de Empleo Estatal en Madrid. (EFE)
Varios personas salen de una oficina del Oficina del Servicio Público de Empleo Estatal en Madrid. (EFE)

La noticia positiva es que el desempleo continúa bajando a un ritmo del 11% el año pasado. La mala, sin embargo, es que ese descenso está amparado no sólo en la creación de puestos de trabajo -408.700 en los últimos doce meses-, sino, también, en que la población activa continúa cayendo, lo que 'a priori' resulta incoherente con una economía que crece cerca del 3%. Se supone que un país que genera abundantes puestos de trabajo incentiva la búsqueda de empleo, y, por lo tanto, la población activa (que es la suma de los ocupados y los parados) tenderá a incrementarse.

Pues bien, está sucediendo todo lo contrario. En concreto, desde el tercer trimestre de 2012 -que marca un hito histórico con 23,49 millones de activos- la población en edad de trabajar (tanto la que tiene trabajo como la que lo busca de forma activa) ha caído en 799.000 personas.

Se trata de un fenómeno singular que tiene que ver no sólo con el empleo, sino con factores demográficos, lo que a larga se traduce en un descenso del paro superior al ritmo de creación de puestos de trabajo. O expresado en términos más concretos, mientras que el año pasado se generaron 408.700 empleos, el paro observado por la Encuesta de Población Activa (EPA) bajó en 536.400 personas.

La diferencia se explica por la pérdida de población activa, un fenómeno que no ha hecho más que comenzar. De hecho, si la población activa se hubiera mantenido estable en los últimos años, la tasa de paro todavía seguiría por encima del 20%. Es decir, el mayor número de inactivos (15,91 millones de españoles ni están oficialmente parados ni trabajan pese a tener edad para hacerlo) explica que el desempleo haya bajado más rápidamente de lo que indica el ritmo de creación de puestos de trabajo.

En 2013, que marca el máximo de desempleo en la reciente historia de la economía española (26,9% de parados), la tasa de actividad era equivalente al 60,2%, pero hoy es del 58,8%.

Las últimas proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) estiman que la tasa de actividad de la población española de 16 o más años pasará del 59,5% en 2016 a un 53,8% en 2029, lo que supone un descenso en el conjunto del periodo de 5,7 puntos porcentuales.

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Como sostiene el INE, los factores demográficos influyen decisivamente en la participación en el mercado de trabajo, ya que condicionan la estructura de la población general y, por consiguiente, la estructura de la población activa. Y lo que se observa es un progresivo envejecimiento de la población hasta 2029.

Nivel de empleo y pensiones

La consecuencia más grave es la pérdida de ocupación. O dicho de otra manera: en el futuro habrá menos trabajo porque disminuirá la población, no sólo debido a razones tecnológicas. Y hay que tener en cuenta que la recaudación de las las pensiones está ligada al número de cotizantes a la Seguridad Social. De hecho, España sigue teniendo hoy, pese a la creación de puestos de trabajo en los últimos tres años, dos millones de empleos menos de los que tenía en 2008 (media anual). En concreto, 18,43 millones frente a 20,46 millones al comenzar la crisis.

Los datos son más preocupantes si se tiene en cuenta que la tasa de empleo española -los ocupados en relación a la población con edades comprendidas entre 16 y 65 años- es significativamente más baja que la media de la Unión Europea. Y lo que ha pasado desde el comienzo de la crisis es altamente preocupante.

En 2008, la tasa de empleo se situaba en el 53,3% de la población en edad de trabajar, pero en el primer trimestre de este año ese porcentaje ha bajado hasta el 47,8%. Es decir, un descenso de nada menos que 5,5 puntos en un país con poca ocupación. Al menos, la tasa de empleo ha crecido en los últimos años después de haberse situado en un raquítico 44,4% en 2013, en medio de la segunda recesión de la economía española.

La tasa de paro se eleva hasta el 18,75%

Las estadísticas de la Unión Europea (UE) para medir la tasa de empleo se elaboran respecto de la población entre 20 y 64 años, pero también en este caso España sale mal parada. Los datos más recientes de Eurostat muestran que en 2016 se situó en el 63,9%, lo que supone estar sólo por encima de Grecia, Croacia e Italia. El resto de países tiene más empleo por habitante que España, con una media del 71,1%, lo que supone algo más de siete puntos que España.

La noticia positiva es que el desempleo continúa bajando a un ritmo del 11% el año pasado. La mala, sin embargo, es que ese descenso está amparado no sólo en la creación de puestos de trabajo -408.700 en los últimos doce meses-, sino, también, en que la población activa continúa cayendo, lo que 'a priori' resulta incoherente con una economía que crece cerca del 3%. Se supone que un país que genera abundantes puestos de trabajo incentiva la búsqueda de empleo, y, por lo tanto, la población activa (que es la suma de los ocupados y los parados) tenderá a incrementarse.

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