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Contra el 'prestigio del pesimismo'
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RETOS ECONÓMICOS ESPAÑA 2017

Contra el 'prestigio del pesimismo'

El pesimismo económico tiene prestigio social. Tres economista, Sevilla, Garicano y Costas, debatieron este miércoles sobre el futuro de España. Estas son las conclusiones

Foto:  Luis Garicano. (EFE)
Luis Garicano. (EFE)

Lo dice el economista Luis Garicano con rotundidad: “Uno de los fenómenos más singulares de la economía española es su carácter dual. Pero no sólo en cuanto al mercado laboral -trabajadores fijos y temporales-, sino en la propia estructura empresarial. Hay empresas muy competitivas, las grandes o muy grandes, y cientos de miles de pequeñas empresas con menos de nueve trabajadores, cuya viabilidad es difícilmente sostenible”.

¿Qué quiere decir esto? Pues ni más ni menos que sólo aumentando el tamaño de muchas empresas, España encontrará un nuevo patrón de crecimiento, sostiene el economista de Ciudadanos. No es el único. Según la secretaria de Estado de Economía, Irene Garrido, el “reducido tamaño” de las empresas lastra la competitvidad y los avances en productividad de la economía, y de ahí que revertir esa situación sea uno de los ejes de la estrategia económica del Gobierno.

Tampoco es la única. Para Jordi Sevilla, se suele confundir “coyuntura con estructura”, haciendo mención a una célebre frase del economista José Luis Sampedro, lo que quiere decir que a menudo no se tienen en cuenta los problemas de fondo de la economía española, ahora ocultos tras las buenas cifras de crecimiento y empleo.

Garicano, Garrido y Sevilla presentaron este miércoles un documento, editado por la consultora Llorente & Cuenca, y elaborado por el exministro socialista, que viene a ser una especie de 'cara b' del optimismo que rezuma la economía. Un optimismo, según el economista Antón Costas, que contrasta con ese “prestigio del pesimismo” tan habitual en España desde que lo descubrieron los intelectuales del 98. Un país, sugiere Costas, donde las malas noticias tienen mejor acogida que las buenas.

En todo caso, un viejo dilema que esconde una doble realidad. La economía crece con fuerza, pero, al mismo tiempo, como dice Sevilla, “no se puede ser complaciente y pensar que todo está hecho”. Sobre todo, cuando han aumentado con fuerza tanto las tasas de pobreza como la desigualdad. Algo en lo que coincide con Luis Garicano, para quien el problema fundamental de España continúa siendo la baja calidad del sistema educativo.

En su opinión, esta desatención por los problemas de la educación hay que vincularla a la pirámide demográfica, que hace que la población mayor de 50 años, cada vez más numerosa, se preocupe de sus intereses (en particular el sistema de pensiones), pero no del futuro a largo plazo. Para Antón Costas, lo que se ha producido es un cambio de paradigma.

PIB y progreso social

Hasta hace poco, el crecimiento económico se vinculaba al progreso social y todo el mundo pensaba que sólo con avanzar el PIB mejorarían las condiciones de vida. Pero ese automatismo se ha roto, algo que conduce a pensar que, por primera vez en situaciones de paz, los hijos vivirán peor que los padres. Algo que el propio Costas desmiente.

No está tan seguro Sevilla de ello. En su opinión, no es razonable que un contexto como el actual los salarios no suban. Para el economista del PSOE, ahora en barbecho de la política, la realidad es que el patrón de crecimiento, pese a lo que sostiene el Gobierno, no ha cambiado.

La demanda interna sigue tirando de la economía y el sector exterior tenderá a drenar el avance del PIB a medida que aumentan las importaciones. Las fábricas, dice Sevilla, necesitan comprar fuera para sus procesos productivos, y tarde o temprano el sector exterior comenzará a deteriorarse. Y con ello, el PIB, salvo que España sea capaz de encontrar un nuevo patrón de crecimiento.

Lo dice el economista Luis Garicano con rotundidad: “Uno de los fenómenos más singulares de la economía española es su carácter dual. Pero no sólo en cuanto al mercado laboral -trabajadores fijos y temporales-, sino en la propia estructura empresarial. Hay empresas muy competitivas, las grandes o muy grandes, y cientos de miles de pequeñas empresas con menos de nueve trabajadores, cuya viabilidad es difícilmente sostenible”.

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