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El Gobierno dibuja un camino de rosas en la economía hasta 2020
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DESCARTA NUBARRONES Y BAJA EL PARO A NIVELES DE 2008

El Gobierno dibuja un camino de rosas en la economía hasta 2020

La economía española crecerá con fuerza hasta 2020 y el desempleo bajará a niveles de 2008. Esto es lo que prevé el Gobierno en las nuevas estimaciones enviadas a Bruselas

Foto: Fábrica de coches cerca de Barcelona. (Reuters)
Fábrica de coches cerca de Barcelona. (Reuters)

No hay a la vista nubarrones. Esto, al menos, es lo que dibuja el Gobierno en la economía española hasta 2020. El euríbor seguirá en mínimos históricos (en negativo hasta 2019); el PIB mundial se acelerará hasta el 3,6% dentro de un trienio; el petróleo continuará en el entorno de los 50-52 dólares en los próximos años y la rentabilidad de la deuda pública —fundamental para un país que debe el 100% del PIB— se situará entre el 2% y el 2,5%, es decir, por debajo del avance del PIB nominal (4%). Por lo tanto, la inflación se comerá parte del endeudamiento.

La consecuencia, como no puede ser de otra manera, será un crecimiento sostenido hasta 2020. Hasta el punto de que la economía habrá recuperado por entonces el nivel de los 20 millones de puestos de trabajo en términos EPA (todavía 700.000 ocupados menos que en 2007); mientras que el desempleo se habrá deslizado hasta el 12,8%, un nivel que se aproxima al que tenía España al comenzar la crisis: tercer trimestre de 2008 (11,2%). Por lo tanto, se habrá tardado una docena de años en volver a la casilla de salida.

Las estimaciones aparecen en el proyecto presupuestario que ha enviado el Gobierno a Bruselas para cumplir con los compromisos adquiridos, y dan por hecho que medio plazo la economía española no sufrirá ningún ‘accidente’. Ni siquiera en el sector exterior, que históricamente ha estrangulado el crecimiento.

Ahora, lo que sostienen los análisis que hacen los expertos del Ministerio de Economía es que el saldo entre exportaciones e importaciones —el déficit comercial— aportará entre una y dos décimas de crecimiento económico. Y como consecuencia de ello —además de por el superávit de otros componentes de la balanza de pagos— España tendrá una capacidad de financiación con el resto del mundo superior al 2% del PIB (más de 20.000 millones de euros) durante los tres próximos años.

Ni siquiera la inflación aparecerá hasta 2020. El Ministerio de Economía estima que el deflactor del consumo privado (la inflación en el sentido amplio y no solo el IPC) alcanzará un máximo del 1,5% en 2018 y 2019 pese a que el motor del crecimiento será, precisamente, el consumo privado. El Gobierno, en concreto, estima que el gasto de las familias crecerá durante el periodo siempre por encima de lo que avance el PIB.

La actividad económica, en todo caso, tenderá a debilitarse a lo largo de 2017 (crecimiento medio del 2,5% frente al 3,2% de este año), pero a medio plazo mantendrá ese ritmo, lo que permitirá crear 1,4 millones entre 2017 y 2019 (ambos años incluidos). Eso permitirá una reducción del desempleo estimada en 1,27 millones, lo que sugiere que el Gobierno espera escasos aumentos de la población activa pese a la posición cíclica de la economía española (seis años con robusto crecimiento).

La crisis demográfica, en este sentido, cuenta ahora a favor de la reducción de la tasa de paro, toda vez que las cohortes de quienes se incorporan al mercado de trabajo son cada vez más reducidas por los prolongados descensos de la natalidad.

El consumo público, por su parte, tenderá a estabilizarse en el entorno del 0,9%, aunque con un perfil descendente, mientras que la formación bruta de capital, las inversiones, crecerán algo por debajo del PIB nominal, alrededor del 3,5% en los próximos años.

Fruto de esa desaceleración del PIB respecto del cierre de 2016, el ritmo de creación de empleo tenderá a estabilizarse en el entorno del 2,3% en términos de contabilidad nacional (que mide puestos de trabajo a tiempo completo).

PIB y contexto exterior

Estas previsiones han sido avaladas por la Autoridad Fiscal Independiente, la Airef, en su informe preceptivo, y que debe acompañar a la documentación presupuestaria.

La autoridad fiscal, en concreto, estima que la composición del crecimiento reflejada en el escenario del Gobierno se considera ”verosímil”, con la demanda interna ejerciendo de principal motor de la economía, junto con una contribución ligeramente positiva del sector exterior.

La autoridad fiscal, sin embargo, es más prudente a la hora analizar las estimaciones que hace el ministro De Guindos sobre el contexto exterior. Según el organismo que preside José Luis Escrivá, los riesgos derivados del entorno exterior se consideran “más severos que los contemplados en el escenario macroeconómico del Gobierno”.

Y en particular, se considera que los riesgos derivados del entorno exterior están “infraestimados en su conjunto”. Fundamentalmente, no son consistentes con las previsiones más recientes de crecimiento y comercio mundial, así como de los precios de las materias primas. Su conclusión es que existe “una incertidumbre genuina en la estimación del impacto de la recuperación cíclica y de las medidas anunciadas sobre la previsión de ingresos”.

No hay a la vista nubarrones. Esto, al menos, es lo que dibuja el Gobierno en la economía española hasta 2020. El euríbor seguirá en mínimos históricos (en negativo hasta 2019); el PIB mundial se acelerará hasta el 3,6% dentro de un trienio; el petróleo continuará en el entorno de los 50-52 dólares en los próximos años y la rentabilidad de la deuda pública —fundamental para un país que debe el 100% del PIB— se situará entre el 2% y el 2,5%, es decir, por debajo del avance del PIB nominal (4%). Por lo tanto, la inflación se comerá parte del endeudamiento.

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