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Hacia el 'euríbor 2.0': el viaje final de una reforma clave para los hogares españoles
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Hacia el 'euríbor 2.0': el viaje final de una reforma clave para los hogares españoles

Si todo evoluciona como está previsto, en un año los hogares tendrán que acoger en sus contratos hipotecarios a una nueva referencia hipotecaria: la versión revisada del euribor

Unas veces es China. Otras, la incertidumbre en torno a los bancos europeos. O el Brexit. O las elecciones españolas. El mundo económico y financiero ha gravitado en los últimos tiempos en torno a estos asuntos. Y aunque es normal, dada su influencia y las repercusiones que pueden provocar, lo cierto es que eclipsan otros cambios o fenómenos que también son igualmente relevantes. O más, si cabe. Uno de ellos afecta a la referencia financiera más sensible y próxima para las familias españolas: el euríbor a 12 meses.

El índice clave para la mayoría de las hipotecas a tipo variable -en abril, el 94% de las hipotecas de este tipo estuvo ligado al euríbor- está de reformas. El encargado de diseñarla, definirla y ejecutarla es el Instituto Europeo de Mercados Monetarios (EMMI, por sus siglas en inglés), que viene trabajando esta renovación desde 2014.

Como tantos otros asuntos financieros, el euríbor -en todos sus plazos- no ha estado exento de polémica durante la crisis. A finales de 2013, la Comisión Europea puso una multa de 1.710 millones de euros a seis bancos -Deutsche Bank, Société Générale, Royal Bank of Scotland, JP Morgan, Citigroup y el bróker RP Martin- por manipular el euríbor.

La clave del nuevo euríbor residirá en que sea fiable, transparente y representativo del precio que realmente tiene el dinero en los mercados financieros

Desde entonces, se removió el debate en torno al euríbor. Sobre todo, por su falta de transparencia y porque no se calculaba a partir de operaciones interbancarias reales, sino a partir de las intenciones manifestadas por los bancos con respecto al interés al que prestarían dinero a otras entidades. Esta cuestión es, precisamente, la más relevante de la reforma planteada: la pretensión fundamental de EMMI es que el nuevo euríbor se calcule sobre operaciones reales de mercado, para que así sea más transparente, más real y más representativo de lo que ocurre verdaderamente en el mercado y del precio que tiene realmente el dinero.

Tras meses de reuniones y consultas con distintos protagonistas y autoridades financieras para explorar cómo acometer la reforma, y tras ir retrasando el calendario precisamente por la sensibilidad que el euríbor tiene para los bancos, las empresas, los hogares y el conjunto del mercado de financiación, el EMMI ha anunciado en junio lo que pretende que sea la cuenta atrás definitiva hacia el 'euríbor 2.0'.

Esta hoja de ruta incluye dos fases principales. Una primera, que se desarrollará entre septiembre de 2016 y febrero de 2017, servirá de campo de pruebas. Será una etapa de verificación en la que EMMI evaluará los cambios metodológicos introducidos y el proceso de cálculo. Es decir, someterá a la teoría definida al contraste de la práctica, aunque sea en un campo de pruebas. Para ello, espera contar con la participación de al menos 40 entidades financieras. De este modo, el euríbor recuperaría parte de su esencia perdida. Actualmente, el panel de bancos a partir del cual se calcula el euríbor ha quedado reducido a 21 -The Bank of Tokyo Mitsubishi ha dejado de formar parte en julio-, cuando hasta finales de 2012 superaba los 40 bancos.

EMMI ya ha anunciado que el periodo de verificación que comenzará en septiembre será determinante no solo para poder cumplir el calendario establecido ahora, sino para saber hasta qué punto el cálculo del nuevo euríbor es representativo del mercado. A efectos prácticos, para las familias serán fundamentales tres cuestiones. La primera, la fiabilidad. Es decir, el reto de EMMI es ser pedagógico en la presentación del nuevo euríbor con la finalidad de que su cálculo quede fuera de toda duda. La segunda, que se deriva de la anterior, alude a los datos que arroje el nuevo euríbor para saber en qué medida se aleja -o no- del actual euríbor. Y no solo porque el actual se encuentre en mínimos históricos, por debajo incluso del 0%, un territorio en el que se espera que permanezca al menos hasta 2017, sino sobre todo por cómo puede evolucionar en el futuro cuando le toque subir. Y la tercera, cómo se ejecutará la sustitución de un euríbor por otro en los contratos, un relevo que estará marcado por las dos cuestiones anteriores.

El viaje ha comenzado. El viejo euríbor se hace viejo; el nuevo calienta motores. En un año, ya podría estar aquí.

Unas veces es China. Otras, la incertidumbre en torno a los bancos europeos. O el Brexit. O las elecciones españolas. El mundo económico y financiero ha gravitado en los últimos tiempos en torno a estos asuntos. Y aunque es normal, dada su influencia y las repercusiones que pueden provocar, lo cierto es que eclipsan otros cambios o fenómenos que también son igualmente relevantes. O más, si cabe. Uno de ellos afecta a la referencia financiera más sensible y próxima para las familias españolas: el euríbor a 12 meses.

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