Bruselas avisa de que España aún es vulnerable y pide profundizar las reformas

La economía española creció un 3,2% en 2015. Y creó empleo. Y siguió exbibiendo un supéravit por cuenta corriente... Pero nada de eso garantiza que la guerra contra la crisis esté ganada. Así lo expresa el último informe en el que la Comisión Europea disecciona la situación económica de España. Bruselas no duda en subrayar los progresos logrados en los últimos años, pero, sobre todo, se esfuerza en hacer un llamamiento contra la complacencia. "Asegurar un crecimiento equilibrado, duradero e inclusivo a largo plazo continúa siendo un desafío", afirma el documento.

"Aunque el retorno a la senda del crecimiento reduce los riesgos, España no ha salido indemne de la crisis", continúa la Comisión. "Los desequilibrios acumulados siguen siendo altos y su naturaleza, magnitud e interrelaciones todavía provocan que España sea vulnerable a los shocks", remacha.

En particular, el informe resalta tres focos de preocupación. El primero, la deuda, en todas sus variantes: la de las empresas y los hogares (deuda privada), la de las administraciones públicas (deuda pública) y la que aún tiene España con el exterior (deuda exterior). El segundo, una tasa de desempleo que "todavía es alta" y "el riesgo de exclusión del mercado laboral, que en especial afecta a los jóvenes y a las personas poco cualificadas".

En cuanto al tercero, afecta a distintas esferas, aunque se trata de una demanda conjunta para todas ellas: la necesidad de insistir en las reformas, que en algunos casos se han quedado a medio camino y en otros ni han comenzado. Y la Comisión concreta los puntos débiles que detecta. "No se han tomado medidas decisivas para promover la participación en el mercado laboral, la movilidad regional o simplificar los sistemas de ingresos mínimos", apunta. "Los progresos en el área de las finanzas públicas han sido limitados", agrega. Y también denuncia que no se han dado todos los pasos precisos para "incrementar la transparencia de las finanzas públicas de las regiones". Sin pasar por alto otros obstáculos, como la fragmentación regulatoria interna o la descentralización administrativa, que perjudican a la productividad del país.