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La incertidumbre política costará hasta 0,7 puntos de PIB y 126.000 empleos
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LOS INDICADORES ADELANTADOS MUESTRAN YA LA RALENTIZACIÓN

La incertidumbre política costará hasta 0,7 puntos de PIB y 126.000 empleos

Los indicadores adelantados muestra ya algunos cambios. La economía se desacelera, y eso es lo que han cuantificado los profesores Fernández-Villaverde y López Salido en un reciente trabajo

Foto: Imagen panorámica del Congreso de los Diputados. (EFE)
Imagen panorámica del Congreso de los Diputados. (EFE)

La economía española entra en una nueva fase. En enero -después de haber tocado techo durante el cuarto trimestre de 2015 con un avance del 3,5% interanual (3,2% en media del ejercicio)-, ha comenzado la desaceleración. En particular, a la luz de los llamados indicadores adelantados, que advierten sobre el comportamiento futuro de los agentes económicos. También se refleja en algunos registros observados, como la afiliación a la Seguridad Social, la demanda de energía eléctrica o la matriculación de automóviles, que muestran una ralentización que, por ahora, no puede calificarse de intensa.

El debilitado contexto internacional, el agotamiento de algunas medidas de estímulo para cebar la demanda (bajada de impuestos o paga de funcionarios) y la incertidumbre política explican la desaceleración, que puede extenderse a los próximos trimestres. Un estudio realizado por los economistas Jesús Fernández-Villaverde (Universidad de Pensilvania) y David López Salido (director adjunto del departamento de Asuntos Monetarios de la Reserva Federal de EEUU) concluye, a partir de la evidencia empírica, que las consecuencias de la incertidumbre política sobre la evolución de la actividad económica, la prima de riesgo y el desempleo “pueden ser serias”.

En concreto, estiman que la situación política “se puede comer” en el entorno de 0,4 a 0,7 puntos porcentuales de PIB en los próximos trimestres; generar una subida de la prima de riesgo de la deuda pública de 70 puntos básicos frente al bono alemán a 10 años, y llevar a perder algo más de 126.000 empleos. No acaban ahí sus estimaciones. Consideran que “con subidas de la incertidumbre más persistentes, los efectos serían consiguientemente mayores”.

Los indicadores adelantados van en esa dirección. Como sostienen los técnicos del Ministerio de Economía en su último boletín de coyuntura, entre los indicadores cualitativos, el Indicador de Sentimiento Económico (ISE) perdió en enero 4,1 puntos respecto de diciembre de 2015, hasta situarse en el nivel 107,8 (media 1990-2015=100). Todos sus componentes se orientaron a la baja: la confianza de la construcción (11 puntos), la del consumidor (6,3 puntos), la de la industria (4,3 puntos), la del sector servicios (2,6 puntos) y la del comercio minorista (dos décimas).

Según el trabajo de Fernández-Villaverde y López Salido, el aumento en la incertidumbre observado en diciembre y enero reduce el indice de actividad económica elaborado por Fedea en 0,7 puntos porcentuales. De esta manera, aseguran, puede preverse una caída de la actividad y un crecimiento del desempleo. Es decir, el aumento de la incertidumbre en 173 puntos aumenta la tasa de paro en algo más de 70 puntos básicos. Por lo tanto, si la tasa de desempleo está situada actualmente en el entorno del 20%, el 'shock' de incertidumbre la aumenta hasta el 20,7%. Traduciendo estos números a la cifra de población activa, salen esos 126.000 empleos menos de los que se crearían sin incertidumbre.

Incertidumbre vs. inestabilidad

Los efectos, sostienen, “son muy persistentes y alcanzan su máximo valor no de forma inmediata sino 10 o 12 meses después del 'shock”. Los autores distinguen entre el término 'incertidumbre' (no se sabe si habrá un Gobierno de derechas o de izquierdas) e 'inestabilidad'. Se pueden tener gobiernos inestables (como en Italia) pero poca incertidumbre sobre la composición del futuro Ejecutivo.

Para su análisis, utilizan los trabajos de investigación de los economistas Baker, Bloom y Davis, que elaboran el Índice de Incertidumbre Económica, y su resultado más reciente es que entre noviembre de 2015 y enero de 2016, el índice para España ha pasado de 104 puntos a algo más de 276, “lo que constituye un nivel de incertidumbre política incluso más alto que el registrado durante los peores momentos de la crisis financiera”.

Su conclusión es obvia. Una situación económica internacional que se va deteriorando “no es algo que le venga bien a España”. Las consecuencias de la incertidumbre pueden ser significativas y pueden contribuir a desacelerar tanto el crecimiento como la reducción del desempleo observados durante 2015, aseguran Fernández-Villaverde y López Salido.

El Índice IESE de incertidumbre económica camina en esa dirección. Sube, en concreto, nueve puntos, y es frenado por el buen comportamiento de la deuda pública. En opinión del profesor Miguel Ángel Ariño, “los mercados siguen confiando en la solvencia de la economía española, sin embargo, las dudas sobre la evolución de la situación económica internacional si están afectando a nuestra economía”. Aun así, este índice lleva tres meses consecutivos al alza.

En concreto, la incertidumbre sobre el precio del petróleo se ha disparado, aumentando 34 puntos para situarse en 163. También la incertidumbre sobre el comportamiento de la bolsa ha aumentado significativamente (ha subido 15 puntos, situándose en 110). No obstante, la incertidumbre sobre el tipo de cambio dólar euro ha bajado 14 puntos hasta los 76 y la incertidumbre sobre la deuda española ha bajado dos puntos, situándose en cero.

Los datos observados muestran una dirección similar de clara tendencia descendente. Así, por ejemplo, el consumo de energía eléctrica corregido de variaciones estacionales muestra un descenso del 3,2% en términos anuales. Las altas temperaturas pueden explicar en parte este retroceso, pero también la ralentización de la industria.

El Índice de Confianza Industrial, según el Ministerio de Economía, está cayendo un 1,3%, mientras que la utilización de la capacidad productiva (que mide qué parte de la industria está ociosa) ha caído dos décimas, hasta los 77,6 puntos en el primer trimestre del año. Se trata del primer retroceso desde la recuperación a mediados de 2014. Igualmente, las ventas de automóviles ya crecen a un ritmo del 6% una vez descontados la estacionalidad de enero y el efecto del distinto calendario, según BBVA Research. Por debajo de los dos dígitos que llegaron a crecer en trimestres precedentes.

La economía española entra en una nueva fase. En enero -después de haber tocado techo durante el cuarto trimestre de 2015 con un avance del 3,5% interanual (3,2% en media del ejercicio)-, ha comenzado la desaceleración. En particular, a la luz de los llamados indicadores adelantados, que advierten sobre el comportamiento futuro de los agentes económicos. También se refleja en algunos registros observados, como la afiliación a la Seguridad Social, la demanda de energía eléctrica o la matriculación de automóviles, que muestran una ralentización que, por ahora, no puede calificarse de intensa.

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