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España pincha y apenas reduce sus precios frente a la UE pese a la caída de salarios
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OCUPA EL PUESTO TRECE COMO EL PAÍS MÁS CARO

España pincha y apenas reduce sus precios frente a la UE pese a la caída de salarios

La contención salarial registrada en los últimos años apenas ha servido para que España sea un país más barato que el resto de la UE. Lo asegura Eurostat en su informe sobre la evolución de los precios.

Foto: Una mujer hace la compra en una frutería del mercado Maravilla en Madrid. (EFE)
Una mujer hace la compra en una frutería del mercado Maravilla en Madrid. (EFE)

¿Es España un país más barato tras la reducción de salarios que se ha producido en muchos sectores económicos? Las cifras no expresan precisamente eso. España ocupa hoy el puesto número trece de la Unión Europea a 28 en cuanto a carestía de la vida. Exactamente, el mismo puesto que en 2012, que es cuando comienza el ajuste de salarios de forma más intensa. Tan sólo en 2014, según Estadística, el salario anual bruto por trabajador fue de 22.605 euros, un 0,2% inferior a 2013. Y una evolución similar se produjo en los años anteriores.

Los datos proceden de Eurostat, la agencia estadística de la UE, y ponen de relieve que, con media 100 en 2014, el nivel relativo de precios se sitúa en España en 93 puntos, ligeramente por debajo de los 95 puntos registrados al comienzo del ajuste. Lo relevante es que países como Alemania o Francia -los mayores competidores en el terreno comercial- han tenido un mejor comportamiento que España, lo que significa que no se han producido ganancias en términos relativos. España, de hecho, tiene todavía un nivel relativo de precios interiores superior al que se registraba en 2004, un año de fuerte crecimiento económico.

Mientras que en Francia -sin ajuste salarial tan severo- los precios han bajado tres puntos, en Alemania han permanecido igual. Por lo tanto, la ganancia de competitividad vía precios ha sido escasa. Los precios en Alemania, de hecho, continúan siendo más baratos que en la media de la UE pese a que tanto la reducción del desempleo (niveles históricamente bajos) como la salud de la economía de las empresas germanas empujar los salarios al alza. La nóminas en muchos sectores productivos están creciendo por encima del 3%, lo que en teoría debería empujar los precios.

Incluso en países en los que se ha producido una devaluación interna a través de los salarios, como Chipre y, sobre todo, Grecia, la reducción de los precios ha sido mayor. De seis puntos en el primer caso y de cuatro en el segundo. Las cifras de Eurostat están representadas en términos de paridad de poder de compra (para evitar el efecto de la inflación) y tienen en cuenta la evolución de los tipos de cambio para países ajenos al euro. Su importancia viene dada porque los precios interiores son determinantes no sólo por la capacidad de compra de los residentes, sino que afectan, de manera significativa, a la oferta de bienes y servicios en actividades como el turismo, con un peso importante en el PIB.

No se trata de un fenómeno particular de España. Los números de Eurostat reflejan que, como consecuencia de la crisis y de las devaluaciones salariales, los precios en Europa, lejos de converger, lo que sería coherente con la existencia de la moneda única, tienden a ser divergentes. En particular, desde 2009, el año de la gran recesión. La convergencia en precios se detuvo ese año y desde entonces la divergencia no ha dejado de crecer, hasta los 28,2 puntos en 2014. Por lo tanto, un nivel similar al que existía en 2006. La divergencia, incluso, se ha producido en los países de la eurozona, lo que sugiere que la región está todavía lejos de ser una zona monetaria óptima.

Los datos de Eurostat reflejan que Dinamarca, Suecia y Luxemburgo, con sensibles diferencias, son los países más caros de la Unión Europea. Aunque si el análisis se extiende a los países con tratados de asociación, tanto Noruega (158 puntos sobre 100) como Suiza (156) tienen unos precios relativos más elevados. A años luz de Bulgaria, cuyos precios apenas representan el 43% de la media de la Unión Europea, lo que le convierte en el país más barato de la región.

La información de la agencia estadística de la UE, en todo caso, pone negro sobre blanco que los verdaderos avances en convergencia en precios se produjeron en los años anteriores al nacimiento del euro, pero desde entonces el proceso ha sido más lento. Hasta el punto de que tras estallar la crisis, incluso, se quebró ese proceso.

Efecto composición

La contención salarial registrada desde 2009 no sólo ha afectado a los niveles de renta medios y altos. Se cebó, sobre todo, en los trabajadores con ingresos bajos en consonancia con la explosión del anterior modelo productivo, basado fundamentalmente en la construcción y otras actividades de bajo valor añadido. Esto ha producido un efecto composición que distorsiona las cifras, y que incluso afecta a la cuantía del salario mínimo interprofesional, que creció un 40,1% en términos nominales (no reales) entre 2004 y 2014. Ahora, como se sabe, el Gobierno ha propuesto a los sindicatos y empresarios un incremento del 1% para 2016, lo que afectará a la capacidad de los salarios para presionar los precios.

Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2012 la proporción de trabajadores que percibieron una remuneración igual o inferior al SMI fue del 12,3%. Pero si se hace la comparación por sexo, esta situación afecta al 17,4% de mujeres y al 7,5% de hombres. Ahora bien, si se analiza solo el grupo de trabajadores a tiempo completo, la proporción de los que reciben una remuneración igual o inferior al SMI es de 1,5%. Por lo tanto, su incidencia sobre la economía y sobre los precios es relativamente escasa.

Loa datos oficiales reflejan que la remuneración media de los asalariados se situó en el tercer trimestre de este año en 23.876 euros por trabajador, sensiblemente por debajo de los 32.015 que se registraron en al zona euro. Ese nivel es, igualmente, muy inferior a las retribuciones de los trabajadores por cuenta ajena de Alemania (29.712 euros) o Francia (34.687 euros). La diferencia es significativamente mayor que el nivel de precios relativos.

¿Es España un país más barato tras la reducción de salarios que se ha producido en muchos sectores económicos? Las cifras no expresan precisamente eso. España ocupa hoy el puesto número trece de la Unión Europea a 28 en cuanto a carestía de la vida. Exactamente, el mismo puesto que en 2012, que es cuando comienza el ajuste de salarios de forma más intensa. Tan sólo en 2014, según Estadística, el salario anual bruto por trabajador fue de 22.605 euros, un 0,2% inferior a 2013. Y una evolución similar se produjo en los años anteriores.

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