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Montoro planea seguir en política tras el 20-D aunque el Partido Popular pase a la oposición
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tras esbozar una despedida en el senado

Montoro planea seguir en política tras el 20-D aunque el Partido Popular pase a la oposición

"Hay dos grupos de personas. Los que quieren que me vaya y los que quieren echarme", suele bromear el político. Pero ese momento, si de él depende, todavía no ha llegado

Foto: Montoro, en el Senado, el pasado día 30 de septiembre. (EFE)
Montoro, en el Senado, el pasado día 30 de septiembre. (EFE)

"Desde las nuevas posiciones, seguiremos cumpliendo nuestro compromiso con todos los españoles", lanzó esta semana el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, durante su comparecencia en el Senado para defender los Presupuestos Generales del Estado. La frase, última de su alocución, deslizada en tono conciliador y previa a "fuertes y prolongados aplausos de los señores senadores del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie" -según reza el Diario de Sesiones, ha sido interpretada por muchos como una suerte de despedida. De la Cámara Alta por esta legislatura lo era, sin duda. Pero, ¿también de la política?

"Hay dos grupos de personas. Los que quieren que me vaya y los que quieren echarme", suele bromear el político jienense, nacido en 1950. Pero ese momento, si de él depende, todavía no ha llegado. Lo dejó claro en los propios pasillos del Senado, cuando los pocos periodistas que por allí pululaban le asaltaron con la cuestión. Lo repiten fuentes de su entorno: "Plantear eso, para él, es casi como una ofensa. Tiene la clara intención de seguir en la vida política, más allá de que el PP gane o pierda las elecciones, forme o no gobierno. Si es en la oposición, será en la oposición. Eso sí, siempre que se le requiera y no sea percibido como un estorbo".

Montoro ya formó parte de la travesía del desierto popular durante la mayor parte de la era Zapatero, junto a los Nadal, Sáenz de Santamaría o Báñez. Con todo el tiempo transcurrido, teniendo en cuenta que él ya repite al frente del Ministerio de Hacienda, no fue casualidad que sus reflexiones en el Senado hicieran pensar en un adiós. "Si en algo he fallado, que seguro que sí -pero no como ministro, sino como persona- les pido mis más sinceras disculpas. Jamás he pretendido ofender a nadie y en ese ámbito quiero reiterarles mi compromiso para que desde la función política podamos decir que estamos haciendo un ejercicio a favor del interés general de España y de los españoles", dijo para poner la rúbrica.

"Lo que nunca haría es marcharse si las cosas van mal y no se gobierna", se insiste desde su entorno, que no duda en recordar que ya ha pasado por malos momentos, incluso en esta legislatura. Desde el primer anuncio de subida fiscal -un golpe demoledor al programa en el minuto uno del partido- hasta el escándalo Rato, pasando por puntuales manifestaciones poco afortunadas. "Pero hay que mirar los datos", subrayan. De hecho, si el ministro tuviera que resumir su gestión, utilizaría un gráfico del Banco de España: el que refleja la regularización de las administraciones en el pago a proveedores, gracias al programa de Hacienda.

La cruz de Aznar

También alentó las especulaciones sobre su marcha la libertad con la que Montoro habló tras su defensa de las cuentas públicas de José María Aznar, que la víspera había cuestionado la política del Ejecutivo a la vista del resultado de las elecciones en Cataluña. En este sentido, el titular de Hacienda cuestionó que el expresidente, entre negocio y negocio particular, aproveche para hacer declaraciones que en poco benefician al partido a las puertas de que las urnas decidan el próximo Gobierno del país. En esta línea, tiró de ironía para dar las gracias al dirigente vallisoletano por lo mucho que había ayudado durante la legislatura.

“Lo que nunca haría es marcharse si las cosas van mal y no se gobierna“, insiste su entorno, que no duda en recordar que ya ha pasado por malos momentos

En el fondo, lo que piensa Montoro es que no se ha hecho en estos años nada diferente de lo que se hizo en los ejercicios en que Aznar presidía el Gobierno, al menos en la segunda parte de la legislatura. Esto es, el denominado "círculo virtuoso de la economía" al que tradicionalmente se refería aquel Ejecutivo, que pasaba por bajar impuestos para incrementar el consumo y, así, mantener -o hasta elevar- la recaudación. Por eso se entienden mal los planteamientos de Aznar, por mucho que estos enlacen más con cuitas políticas.

Montoro cerró en debate en la Cámara Alta citando a Hayek y su 'Camino de servidumbre'. "Mientras la historia fluye no es historia, nos lleva a un país desconocido, y rara vez podemos lograr un destello de lo que tenemos por delante", resumió la obra para justificar la necesidad de hacer política como vía para, al menos, aspirar a un futuro mejor. Con la incertidumbre generada por los recientes comicios catalanes y la que se puede abrir después del 20-D, no es un mal principio general que enarbolar. En un mundo ideal, tocaría hacer mucha política y, con toda probabilidad, tener altura de miras para los pactos. El todavía ministro de Hacienda quiere formar parte de ese proceso.

"Desde las nuevas posiciones, seguiremos cumpliendo nuestro compromiso con todos los españoles", lanzó esta semana el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, durante su comparecencia en el Senado para defender los Presupuestos Generales del Estado. La frase, última de su alocución, deslizada en tono conciliador y previa a "fuertes y prolongados aplausos de los señores senadores del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie" -según reza el Diario de Sesiones, ha sido interpretada por muchos como una suerte de despedida. De la Cámara Alta por esta legislatura lo era, sin duda. Pero, ¿también de la política?

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