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Tsipras acepta ahora un rescate duro y se enfrenta al ala más radical de Syriza
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Tsipras acepta ahora un rescate duro y se enfrenta al ala más radical de Syriza

Primero pidió el tercer rescate. Luego presentó sus propuestas. Tsipras está dando los pasos previstos, pero está por ver si sus reformas convencen en Bruselas... y en Atenas

Foto: El primer ministro griego, Alexis Tsipras. (Reuters)
El primer ministro griego, Alexis Tsipras. (Reuters)

No sobró demasiado tiempo. Ni faltó la dosis de intriga. Pasadas las 10 de la noche –es decir, a menos de dos horas de que expirara el plazo previsto–, las autoridades europeas confirmaron que habían recibido el documento con la propuesta de reformas del Gobierno de Alexis Tsipras.

Hubo suspense, eso sí, porque la Comisión Europea primero matizó que aún no le había llegado –pasaron unos minutos hasta que confirmó la recepción– y luego observó que la carta no estaba firmada –de nuevo hubo que esperar casi media hora hasta que comunicó que ya tenía la propuesta, esta vez firmada, en su poder–.

El caso es que el Ejecutivo de Syriza llegó a tiempo con la propuesta que tiene la llave para que, por un lado, el país reciba un tercer rescate que le ayude a pagar su deuda y para que, por otro, pueda permanecer en el euro. Pero no vale una llave cualquiera; debe ser la que encaje con las condiciones y las reformas que demandan los acreedores. De lo contrario, ni rescate ni permanencia en la Eurozona.

Por lo pronto, las bolsas ha recibido la propuesta como si de un acuerdo firmado y sellado se tratase. Ya ayer los inversores empezaron a salir de sus guaridas y hoy el optimismo sigue extendiéndose por los parqués del Viejo Continente con subidas superiores al 2% en el caso de Cac 40 parisino y el Eurostoxx50, y del 1,5% para el Dax alemán.

El Ibex 35, por su parte, avanzaba a media mañana más de un 2% para situarse al filo de los 11.000 puntos a la vez que la presión sobre la deuda española en el mercado secundario se desplomaba. El interés del bono español a diez años se situaba en el 2,08% frente al 2.18%, con lo que la prima de riesgo se hundía más de un 12% hasta los 127 puntos básicos mientras el bund alemán veía subir su rentabilidad al 0,8%. De esta manera, el diferencial entre España y Alemania acumula un descenso del 21% desde el martes.

Y aunque teniendo en cuenta la trascendencia de lo que está en juego –Grecia se arriesga a salir del euro (Grexit) y a sufrir una crisis aún más profunda y la Eurozona arriesga el carácter irreversible de la moneda única– el asunto de las reformas parece menor, no lo es en absoluto. Y no sólo no lo es para el Eurogrupo, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que conforman el grupo de las instituciones o acreedores antes conocido como la troika, sino que esas condiciones también resultan fundamentales en clave interna. Es decir, que Tsipras se juega el futuro de su país en Europa y el suyo en el Gobierno, porque no sólo debe tener el visto bueno de Bruselas, sino que antes debe recibir la autorización del Parlamento heleno para emplear ese documento como base para negociar.

De nuevo, puede parece un trámite menor. Pero no lo es. Primero, porque debe convencer a la parte más radical de su partido de que, menos de una semana después de que los griegos dijeran No a un rescate con nuevas condiciones, ahora sea Tsipras el que presenta unas condiciones que incluso superan en profundidad a las votadas en la consulta. Segundo, porque también debe convencer a sus socios de Gobierno, la formación nacionalista de derechas y antieuropea Griegos Independientes. Y tercero, porque luego debe recibir el respaldo de la Cámara, donde se expone a los reproches por llevar ahora esa propuesta con el referéndum aún caliente, aunque la mayoría de los partidos de la oposición ha acordado esta semana cerrar filas en torno a Tsipras en el delicado momento actual.

Tsipras anunciará ante el Parlamento griego recortes de gasto y subidas de impuestos por 12.000 o 13.000 millones de euros. “A nadie le gustan las medidas, cuando tienes un 61% de apoyo ciudadano contra ellas y tienes que aplicarlas, ¿qué sentido tiene la Constitución?”, se pregunta un alto cargo griego consultado por El Confidencial. Esta fuente de Atenas, que ha seguido de cerca las negociaciones en los últimos cinco meses, asegura que “por esto dimitió Varufakis, porque no quería firmar este tipo de medidas”.

Habrá un aumento del IVA en ciertos productos, también del impuesto a las empresas, que quedaría entre el 28 y el 29%, y también a los bienes de lujo. Estos productos o servicios ahora mismo tienen un gravamen del 23%, pero experimentarían una subida para atacar a las rentas altas, un impuesto al lujo que representan los coches de alta gama o las piscinas.

Atenas también perfila un ahorro del gasto metiendo la tijera en las pensiones. Entre este año y 2016 podría salvar cerca del 1,5% del producto interior bruto (PIB), más de 2.000 millones de euros, eliminando los incentivos a las jubilaciones anticipadas desde la próxima semana. El Ejecutivo heleno adelanta una medida prevista para octubre, una nueva concesión.

Un fin de semana para la historia

A la espera de cómo resuelve Tsipras su situación interna, los acreedores analizarán la propuesta este viernes y, si encaja con sus peticiones, el sábado será debatida por el Eurogrupo. A partir de ahí, el domingo será el turno de los jefes de gobierno, tanto de la Eurozona como de la Unión Europea.

Si el plan de Tsipras supera todas esas cribas internas y externas, será en esta última cita, la de los líderes europeos, en la que se determinará su porvenir en el euro. Un juicio favorable abriría las puertas del tercer rescate, que según las cifras que se han manejado estos días rondaría los 50.000 millones de euros; sentaría las bases para negociar una reestructuración de la deuda helena, algo que en Europa ya se empieza a aceptar más abiertamente; y, como la solvencia del país quedaría reforzada, permitiría al BCE ser más generoso con el dinero que pone a disposición de la banca griega a través de la Provisión de Liquidez de Emergencia (ELA, en sus siglas en inglés), un paso clave para levantar luego el corralito y reabrir los bancos. Grecia, por tanto, seguiría en el euro.

Por el contrario, rechazar la propuesta, considerar que el país no es solvente o desconfiar de la voluntad de Tsipras de acometer esas reformas conduciría al Grexit, que se consumaría si, tras ese veredicto, el BCE retira a la banca griega la respiración asistida que representa su acceso a la ELA.

No sobró demasiado tiempo. Ni faltó la dosis de intriga. Pasadas las 10 de la noche –es decir, a menos de dos horas de que expirara el plazo previsto–, las autoridades europeas confirmaron que habían recibido el documento con la propuesta de reformas del Gobierno de Alexis Tsipras.

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