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PP y PSOE hacen fuerza común para ajustar cuentas a Grecia y no dar alas a Podemos
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AMBOS RECLAMAN FIRMEZA A BRUSELAS

PP y PSOE hacen fuerza común para ajustar cuentas a Grecia y no dar alas a Podemos

El Gobierno del PP y el PSOE temen que la política de apaciguamiento de Bruselas facilite un pacto de mínimos con Grecia que inflame los populismos en Europa y termine por dar nuevas alas a Podemos

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tras la figura de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tras la figura de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno. (EFE)

Lo que ningún debate político en España ha conseguido unir, Grecia está a punto de lograrlo. El Gobierno del Partido Popular y el PSOE como primer partido de la oposición han identificado un mismo ideario para cerrar un acuerdo que ponga fin a la crisis del país heleno sin que ello suponga ninguna concesión adicional a los planteamientos de la troika, formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. En definitiva y sin que sirva de precedente, el bipartidismo menguantese revela por primera vez con un acuerdo tácito entre las dos primeras formaciones del país para ajustar las cuentas a Grecia y, lo que es más importante, impedir que la deriva de los acontecimientos en Europa termine por disparar la cotización de Podemos en el gran mercado electoral abierto en España.

La atmósfera sofocante del día más caluroso de año se respiraba ayer con parecida intensidad en los cuarteles de Génova y también en los de Ferraz. Cada uno por su lado, los dirigentes de ambos partidos discernían los elementos claves del discurso más adecuado para hacer de la necesidad virtud y provisionar en términos políticos las peores contingencias que puede deparar la crisis de Grecia. En realidad, nadie se atreve a certificar con plenas garantías que lo peor sea realmente enemigo de lo malo, pero lo que todos tienen muy claro es la necesidad de evitar a toda costaun escenario que satisfaga directamente las aspiraciones populistas de Syriza y,por ende, de Podemos.

La salida del euro de Grecia es una alternativa que no se puede descartar y que quizá sirviera para despejar todas las dudas sobre el capital político que pueda acumular la formación de Pablo Iglesias. Con el célebre Grexit en el horizonte, la expectativas de Podemos quedarían reducidas a mínimos, pero los sufrimientos del pueblo heleno tendrían el natural efecto de contagio en toda Europa y especialmente en aquellos países que como España necesitan todavía cubrir una serie de etapas antes de alcanzar la meta final de la recuperación económica. En todo caso, la ruptura del euro es una opción que a día de hoy, y a pesar de los pesares, sigue homologada como políticamente incorrecta y que ninguno de los principales líderes europeos se atreve a plantear como baza de negociación con la tropa de Alexis Tsipras.

Las conversaciones con el Gobierno griego para un acuerdo derescate siguen abiertas, como no podía ser de otra manera y como acaba de asegurar el ministro de Economía, Luis de Guindos. A partir de esta premisa es necesario entender la legitimación de cada una de las partes para llegar a un pacto sin vencedores ni vencidos y para reforzar su posición negociadora en los próximos días. Syriza considera que el triunfo del 'no' en el referéndum del domingo le otorga un poder especial, pero precisamente esta misma convicción debe alertar a los líderes europeos para rechazar un riesgo moral que dejaría claros efectos nocivos en todos los países comprometidos a capa y espada con la estabilidad presupuestaria que reclama la Unión Europea.

Temor a la política de apaciguamiento

España figura por méritos propios en la cabeza de los manifestantes que tienen más derecho a reclamar una actitud de firmeza por parte de Bruselas. De lo contrario, el mensaje resultante podría ser demoledor para todos los contribuyentes patrios que, dentro de cinco meses, pasarán a convertirse por un día, probablemente el 13 de diciembre, en electores del futuro Gobierno de la Nación. La cólera de los sufridos ciudadanos griegos puede también contagiarse a los no menos castigados votantes españoles, que empiezan a observar con más estupor que resignación el desarrollo de los acontecimientos en Atenas. La consecuencia puede resultar nefasta para los llamados partidos tradicionales en la misma medida que dará alas a los nuevos grupos emergentes, con Podemos como principal beneficiario.

Los daños colaterales de lo que algunos analistas identifican como una política de apaciguamiento con Syriza serían mortales de necesidad para las expectativas que todavía maneja el PP en su proyecto de reconciliación nacional. Mariano Rajoy cuenta aún consuficiente munición para resarcir a los ciudadanos de los extraordinarios sacrificios que hanhabido que asumir de forma obligatoria por razones del guion escrito al principio de la legislatura. Lo último que le falta ahora alGobierno es que sus colegas comunitarios pongan en evidencia la política de austeridad cediendo ante la beligerancia de los que han decidido incumplir las reglas de la Unión.

Para el PSOE la situación podría no parecer tan dramática, pero eso no puede servir de consuelo para Pedro Sánchez ysu flamante gobierno en la sombra. Disipada la sombra de Susana Díaz, el líder socialista se juega en las próximas elecciones algo más que la opción de formar gobierno porque, si malo es salir derrotado contra el PP, mucho más grave puede ser hacerlo frente a Podemos. La hegemonía de la izquierda se ventila también de aquí a finales de año y el PSOE tiene pánico ante la posibilidad de perder la franquicia sustraída al PCE hace más de treinta y cinco años. Llevada a sus últimas e insospechadas consecuencias, la crisis de Grecia puede ser la tumba del Gobierno, pero no por ello dejaría de ser también un clavo en el ataúd político del actual PSOE.

Lo que ningún debate político en España ha conseguido unir, Grecia está a punto de lograrlo. El Gobierno del Partido Popular y el PSOE como primer partido de la oposición han identificado un mismo ideario para cerrar un acuerdo que ponga fin a la crisis del país heleno sin que ello suponga ninguna concesión adicional a los planteamientos de la troika, formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. En definitiva y sin que sirva de precedente, el bipartidismo menguantese revela por primera vez con un acuerdo tácito entre las dos primeras formaciones del país para ajustar las cuentas a Grecia y, lo que es más importante, impedir que la deriva de los acontecimientos en Europa termine por disparar la cotización de Podemos en el gran mercado electoral abierto en España.

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