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Faes achaca el aumento de la desigualdad al paro y cuestiona la 'doctrina Piketty'
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REIVINDICA LA DESIGUALDAD 'LEGÍTIMA'

Faes achaca el aumento de la desigualdad al paro y cuestiona la 'doctrina Piketty'

Faes, la Fundación de Aznar, ha entrado en el debate de la desigualdad. Y lo ha hecho con un estudio que achaca su aumento al paro. Al tiempo que cuestiona las tesis del economista francés Piketty

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El debate sobre la desigualdad ha llegado al campus de verano Faes. Y según la Fundación que preside el expresidente Aznar, la causa de que haya aumentado en los últimos años tiene que ver con la crisis. Y en particular, con el crecimiento del desempleo. No tiene que ver, por lo tanto, con políticas económicas liberales ni con el reparto de la renta y la riqueza, como propone el economista francés Piketty en su célebre libro.

En España, según los autores del estudio, el factor más determinante de la distribución de la renta es el empleo y su retribución. Y en la medida en que, a raíz de la crisis, ha aumentado mucho más el desempleo entre los trabajadores con menos ingresos y de peor cualificación y mucho menos entre los de más ingresos y mayor cualificaciones “aumentará la desigualdad”.

A partir de estas conclusiones, el informe estima que “no debería sorprender” que con un mercado de trabajo caracterizado por la dualidad, que expulsa cíclicamente a los trabajadores temporales, generalmente en empleos de peor calidad, “la pérdida de renta se concentre en los niveles más bajos”.

Según sus datos, utilizando como medida el índice de Gini, en periodo de bonanza económica (2005-2008), las transferencias monetarias (para favorecer la igualdad) recortan un máximo de 10,8 puntos en Dinamarca; 10,6 puntos en Irlanda; 9,3 puntos en el Reino Unido o 7,8 puntos en Suecia, mientras que el “modelo mediterráneo” de bienestar se muestra mucho más ineficaz, recortando solamente 1,6 puntos en Italia, 1,7 puntos en Grecia o 2,2 puntos en España.

¿Qué quiere decir esto? Pues que las políticas públicas son ineficientes a la ahora de abordar la redistribución. Un ejemplo. La diferencia de desigualdad medida por el indice de Gini antes de transferencias monetarias entre España y Suecia es de 1,2 puntos, y después de las transferencias esta diferencia se amplía hasta los 8,3 puntos.

Los expertos de Faes lo achacan al modelo de estado de bienestar existente. En España, las principales transferencias sociales de índole monetaria, con gran diferencia sobre el resto, son las pensiones y los subsidios y prestaciones por desempleo. Y resulta que ambas están directamente relacionadas con el tiempo trabajado y los salarios obtenidos; cuanto más prolongada sea la vida laboral y mejor sea el sueldo percibido, mayores serán las pensiones y las indemnizaciones por pasar al paro. En sentido inverso, quienes no acceden al mercado de trabajo o lo hacen de manera intermitente y con bajos salarios, no alcanzan los mínimos de cotización exigidos o se quedan en los niveles más bajos de aseguramiento.

El informe ha sido dirigido por el economista Miguel Marín, y en él han colaborado Fernando Fernández Méndez de Andés, María Blanco, Juan Carlos Rodríguez, Gabriel Elorriaga, Ismael Sanz, Jorge Sainz, Juan José Toribio e Ignacio Muñoz-Alonso. La conclusión que sacan es que España, a raíz de la crisis económica, presenta un crecimiento de los indicadores de desigualdad y de pobreza mayor que en la mayor parte de los países de su entorno.

La culpa: el mercado laboral

Esa evidencia, aseguran, no es consecuencia de una insuficiente dimensión del sector público ni de la escasez de gasto social, sino que se explica fundamentalmente por “una determinada configuración del Estado de bienestar, por la ineficiencia del mercado laboral y por el insuficiente rendimiento de aquellos componentes del gasto social que tienen una finalidad netamente igualadora”. De esta forma, sostienen, determinados segmentos de la población, como los jóvenes, “están excluidos de los mejores resultados del sistema de bienestar, puesto que no se benefician suficientemente de su potencial nivelador”.

Responsabilizan de ello al sistema educativo, que, en su opinión, no acaba de proporcionarles las necesarias capacidades para ser competitivos. Al tiempo que el mercado de trabajo dual los relega a empleos de baja calidad o al desempleo, “lo que los aboca a unas prestaciones sociales de la misma baja calidad, perpetuando su situación de desventaja”.

Los economistas de Faes aportan otra idea al debate sobre desigualdad. Si se toma como referencia las desigualdades de riqueza -medida que suele deparar resultados mucho más dispares que las desigualdades de ingresos- España sería de los países con menores desigualdades de la Unión Europea a 15. Algo que achacan a la extensión de la propiedad de la vivienda habitual. Sostienen que en los últimos 30 años la concentración de riqueza en el 1% más rico de la población “no ha experimentado cambios sustantivos, poniendo en duda muchos de los planteamientos que con demasiada ligereza se trasladan a menudo a la sociedad española”.

En opinión de la Fundación FAES, lo relevante, a efectos sociales, no es tanto la desigualdad en sí misma como la existencia de bolsas inaceptables de miseria. Si toda la desigualdad se diera a partir de niveles aceptables de renta, no existiría quizá tanto motivo de inquietud. Su conclusión es que en un mismo país “pueden coexistir bajos niveles de desigualdad con amplias bolsas de pobreza”. De ahí que Faes entienda que “desigualdad y pobreza son problemas netamente distintos”.

Ahora bien, los autores del estudio reivindican una “desigualdad legítima” fruto de las diversas capacidades, méritos, talentos o grados de aversión al riesgo de las personas. Esta desigualdad, aseguran, “lejos de ser negativa o una rémora para el crecimiento económico representa un potente incentivo a la innovación, a la inversión y al desarrollo del capital humano y, por tanto, un necesario elemento dinamizador de la actividad económica y del progreso de cualquier sociedad”.

Otras cosa, aseguran, es cuando la fuente de la desigualdad tiene que ver con “la captura de rentas, la corrupción o las instituciones excluyentes que impiden la movilidad social y la movilidad intergeneracional”. En todo caso, cuestionan que las medidas tradicionales de la desigualdad como el indice de Gini o la curva de Lorenz, que han sido y son utilizadas para realizar comparaciones internacionales sobre la dispersión en la distribución de la renta en distintos países, “no aportan toda la información necesaria para entender este complejo fenómeno”.

El debate sobre la desigualdad ha llegado al campus de verano Faes. Y según la Fundación que preside el expresidente Aznar, la causa de que haya aumentado en los últimos años tiene que ver con la crisis. Y en particular, con el crecimiento del desempleo. No tiene que ver, por lo tanto, con políticas económicas liberales ni con el reparto de la renta y la riqueza, como propone el economista francés Piketty en su célebre libro.

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