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Una alianza de pequeños países frena las aspiraciones de De Guindos en el Eurogrupo
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EL HOMBRE CLAVE ES UN AUSTRÍACO

Una alianza de pequeños países frena las aspiraciones de De Guindos en el Eurogrupo

La presidencia del Eurogrupo por parte de España se complica. Una alianza de pequeños países y el papel del número dos de Dijsselbloem bloquean las aspiraciones del Gobierno

Foto: Jean-Claude Juncker bromea con el ministro español de Economía, Luís de Guindos. (EFE)
Jean-Claude Juncker bromea con el ministro español de Economía, Luís de Guindos. (EFE)

La elección del próximo presidente del Eurogrupo –del que forman parte los 19 países del euro–es algo más que un nombramiento. Hasta el punto de que el Gobierno español pusotoda la carne en el asador con un solo objetivo: lograr que el ministro De Guindos sustituyeraal holandés Dijsselbloem. Pero no ha sido posible.

No lo tendrá fácil. El recuento que hizo el Ejecutivo español hace un par de años (cuando aseguró que el ministro de Economía tenía ya los votos suficientes para presidir el Eurogrupo) ya no sirve. En aquella votación (enero de 2013) España no presentó candidato, pero en un gesto poco diplomático votó en contra de Dijsselbloem (fue el único Gobierno que lo hizo).

Ahora, ni siquiera está claro el papel de Alemania, que en teoría –y a ello se agarra como un clavo ardiente el Gobierno–debe dar su voto a De Guindos.

Aunque lo haga, sin embargo, no está clara su influencia. Entre otras cosas, porque en la última remodelación de la Comisión Europea se decidió que ninguno de los grandes países de la UE (salvo el caso de Italia con el nombramiento de la italiana Mogherini como alta representante) tuviera una posición clave en el organigrama de Bruselas. Y eso quiere decir, ni más ni menos, que una alianza de las pequeñas naciones (la votación es simple y no se pondera el peso de cada país) podría dar al traste con las aspiraciones del Gobierno español, obsesionado con el nombramiento de De Guindos para interpretarlo ante la opinión pública como un espaldarazo a su gestión económica.

Esta posible alianza de países pequeños (que incluye a Grecia, con quien España ha mantenido una línea muy dura, Malta, Austria o la República Checa) tiene un hombre clave. Se trata del austriaco Thomas Wieser,aunque nacido en EEUU, que ejerce como presidente del Grupo de Trabajo del Eurogrupo, y que en realidad, desde 2012, es el 'cerebro' del funcionamiento de la máquina del euro en términos administrativos. Por lo tanto, de la 'cocina'.

Wieser (que acumula un segundo mandato) es socialdemócrata y anteriormente ocupó puestos de relevancia en el Ministerio de Economía de Austria. Ha trabajado en los últimos añoscodo con codo con Dijsselbloem. Y lo que es más importante, forma parte de ese grupo de países que quiere alejar a las grandes potencias (ya suficientemente representadas en otras instituciones) de los grupos de poder.

El hecho de que tanto Dijsselbloem como Wieser formen parte de la izquierda europea (el presidente Juncker fue el candidato de la derecha) no parece ajeno al hecho de que Francia haya anunciado ya su respaldo al ministro holandés, duro y riguroso, como quiere Alemania en términos fiscales, pero con un perfil social que se ha echado en falta en el Eurogrupo en los últimos años. "En un periodo de grandes dificultades, lo ha hecho muy bien. Sus esfuerzos son ampliamente apreciados por sus homólogos, entre ellos por nuestro ministro de Finanzas [Michel] Sapin", llegó a asegurar el secretario de Estado francés, que incluso dio por hecho que el holandés era el favorito.

La elección de De Guindos, en este sentido, se vería como un reforzamiento de los poderes de Alemania, toda vez que el Gobierno Rajoy siempre ha encontrado en la canciller Merkel su mejor aliado. Lo cual es especialmente delicado para países como Francia, que, aunque ha logrado más tiempo para reducir el déficit público, tiene todavía hoy grandes problemas presupuestarios.

El voto francés

Tanto Dijsselbloem como De Guindos viajaron este miércoles a Helsinki para reunirse con el nuevo ministro finlandés de Finanzas, el conservador Alexander Stubb. Algunos medios como Financial Times, incluso, sugieren que Stubb podría acabar siendo el candidato de consenso si la disputa entre el holandés y el español divide al Eurogrupo. En todo caso, otro representante de un país pequeño. El propio Stubb, tras entrevistarse con De Guindos (que hoyvisitará a Schauble enAlemania), negó esta posibilidad.

El holandés Dijsselbloem no es, en ningún caso, un adversario fácil. Hace tiempo, durante una visita a Bilbao, mostró su contrariedad con que la prensa española diera por hecho que de Guindos sería el próximo presidente del Eurogrupo (mandato por dos años y medio con posibilidad de reelección). Y de hecho ha dado un pequeño 'golpe de mano' promoviendo que la votación se haga el próximo 18 de junio, una semana antes de que se reúna el Consejo Europeo, donde Rajoy podría jugar mejor sus piezas con el respaldo de Merkel.

Ahora bien, si la decisión se retrasa hasta el Consejo Europeo, eso significa que el nombramiento debería adoptarse por unanimidad, y eso complica aún más las cosas, toda vez que podría aparecer una 'tercera vía'.

El hecho de Thomas Wieser –quien además ejerce como presidente del Comité Económico y Financiero–sea presidente del Grupo de Trabajo, no parece ser ajeno a este 'adelanto' electoral, que ha pillado por sorpresa al Gobierno. Hay que tener en cuenta que tanto el orden del día como los debates de cada reunión los preparan el presidente del Eurogrupo (Dijsselbloem) y el Grupo de Trabajo (presidido por Wieser). Y en el plan de trabajo semestral no aparece la posibilidad de elegir al presidente del Eurogrupo el próximo día 18.

Las reuniones del Eurogrupo, como se sabe, son de carácter informal (su encaje institucional en la UE es verdaderamente singular) y entre sus funciones está la coordinación de las políticas económicas. En última instancia, es el garante de que se cumplen las directrices y las normas. Por lo tanto, tiene un papel relevante en la arquitectura institucional de la UE.

La elección del próximo presidente del Eurogrupo –del que forman parte los 19 países del euro–es algo más que un nombramiento. Hasta el punto de que el Gobierno español pusotoda la carne en el asador con un solo objetivo: lograr que el ministro De Guindos sustituyeraal holandés Dijsselbloem. Pero no ha sido posible.

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