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Garamendi maneja un suelo de 325 votos y lleva al límite la pelea por presidir CEOE
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la victoria requiere 383 sufragios

Garamendi maneja un suelo de 325 votos y lleva al límite la pelea por presidir CEOE

Juan Rosell no tiene garantizada la victoria en las elecciones de CEOE, pese a controlar en aparato de la patronal y ser el claro candidato del

Foto: El candidato a la presidencia de CEOE, Antonio Garamendi. (EFE)
El candidato a la presidencia de CEOE, Antonio Garamendi. (EFE)

Juan Rosell no tiene garantizada la victoria en las elecciones de CEOE, pese a controlar el aparato de la patronal y ser el claro candidato del establishment. Al menos eso se desprende de los números que se manejan en la candidatura de su adversario, Antonio Garamendi, que a estas alturas de la contienda maneja un suelo de votos entre 300 y 325, unos guarismos que al menos le permiten albergar esperanzas de que peleará el partido hasta el final el próximo día 17. El número de electores que decidirán el próximo jefe de la patronal se sitúa en 764, lo que sitúa la victoria en 383 sufragios.

“Eso si no hubiera abstenciones o votos nulos –explican fuentes próximas al equipo del ejecutivo vasco–. En anteriores comicios se rondaron los cien. El triunfo podría estar en torno a los 350 electores”. Garamendi tiene su principal apoyo en las asociaciones sectoriales más pequeñas, con menos de seis vocales. Eso sí, se trata de colectivos que sólo aglutinan el 25% del censo, lo que obligará al aspirante a pescar en otros caladeros. Por ejemplo, las territoriales suman el casi 29% y las grandes sectoriales, el principal nicho, aglutinan más del 46% del censo. La batalla la ganará o perderá en ese frente.

Sin ir más lejos, Cepyme –la organización que preside el propio Garamendi y cuyo capo es vicepresidente nato de CEOE– cuenta con 83 electores, un buen porcentaje de los cuales serán en buena lógica para él. En las sectoriales, el rival de Rosell puede contar con el grueso de los 40 votos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) y de Confemetal, otros 25. Su candidatura espera incluso poder arrancar votos en la patronal eléctrica (Unesa), que atesora 30 sufragios, y que la tradicional pasividad de la banca en estos procesos –50 electores entre AEB y CECA– juegue a su favor. A día de hoy, se ve por delante de Rosell entre 100 y 125 votos.

Eso sí, fuentes internas de la patronal advierten de que, tradicionalmente, una cosa es lo que las asociaciones transmiten a los equipos y otra bien distinta lo que finalmente votan. No en vano, el voto es secreto y son muchas las presiones en forma de promesas y concesiones futuras que entran en juego. Tampoco pierden de vista en el entorno de Garamendi que puede haber apoyos explícitos a la candidatura de Rosell que decanten el voto de asociaciones indecisas. Sobre todo si pesos pesados en el ámbito político o empresarial toman partido según la campaña se acerque a la recta final.

¿Lluvia de avales?

La primera piedra de toque será el trámite de la presentación de avales, cuya fecha límite es el 10 de diciembre, una semana antes de los comicios. Aunque ambas propuestas no tendrán problemas para aportar los requisitos que demandan los Estatutos, véase el apoyo de 20 electores de cuatro asociaciones diferentes, el número de respaldos que presenten los candidatos será visto por muchos como un indicativo de las fuerzas en liza. Y no hay que descartar exhibiciones para marcar el territorio y enseñar el camino a quienes tengan dudas. Siempre es tentador subirse en el caballo en apariencia ganador, en previsión de lo que pueda pasar el día después.

Por eso y con habilidad, Garamendi se desvinculaba de esa pelea en una carta remitida al conjunto de la organización esta misma semana. “Ni queremos ni debemos forzar a nadie, ni solicitamos ni exigimos sus avales, e insistimos en que a partir del día 17, con independencia del resultado obtenido, quienes creemos en CEOE seguiremos siendo los mismos", escribía el presidente de Cepyme para buen entendedor. “A pesar de que personalmente me enorgullecería poder contar con tu aval, los necesarios ya los disponemos, por lo que no consideramos ni conveniente ni justo implicar o forzar a prestar un apoyo expreso y público frente a otra candidatura” remataba.

La candidatura de Garamendi surge –y tiene sus principales apoyos– en asociaciones descontentas por la forma de organización que atisban en Rosell, más vinculado a las necesidades de las grandes empresas y alejado de los servicios que precisan –y por los que pagan en sus cuotas– las pymes. Por ejemplo y como publicó El Confidencial, el hasta ahora presidente de la patronal hacía llegar recientemente a los responsables del Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC), el lobby del Ibex, una propuesta para intercambiar directivos en los órganos de gobierno de ambas instancias. La decisión del próximo día 17 no es sólo una elección de nombres, sino también de modelo.

Juan Rosell no tiene garantizada la victoria en las elecciones de CEOE, pese a controlar el aparato de la patronal y ser el claro candidato del establishment. Al menos eso se desprende de los números que se manejan en la candidatura de su adversario, Antonio Garamendi, que a estas alturas de la contienda maneja un suelo de votos entre 300 y 325, unos guarismos que al menos le permiten albergar esperanzas de que peleará el partido hasta el final el próximo día 17. El número de electores que decidirán el próximo jefe de la patronal se sitúa en 764, lo que sitúa la victoria en 383 sufragios.

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