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Juncker pacta que un socialista sea comisario de Finanzas y despeja el camino a Guindos
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eSPAÑA SE ECHA EN BRAZOS DE ALEMANIA

Juncker pacta que un socialista sea comisario de Finanzas y despeja el camino a Guindos

¿Quién será el próximo comisario europeo de Asuntos Económicos? El nombre es un misterio. Pero hay una cosa clara: el sucesor de Olli Rehn: será un socialista.

Foto: Jean-Claude Juncker (i), propuesto por los líderes de los Veintiocho para presidir la CE. (Reuters)
Jean-Claude Juncker (i), propuesto por los líderes de los Veintiocho para presidir la CE. (Reuters)

¿Quién será el próximo comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros? El nombre es todavía un misterio. Pero hay una cosa clara: el sucesor de Olli Rehn será un socialista. Y los dos nombres mejor colocados son el actual presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, y el exministro francés de Finanzas Pierre Moscovici.

La buena noticia para España es que si sale Dijsselbloem –cuyo cargo expira en junio del año que viene–, el camino quedará expedito para que Luis de Guindos sea el próximo presidente del Eurogrupo, pero la mala es que España se queda al margen del nuevo eje que se ha creado en la Eurozona favorable a suavizar las políticas de rigor presupuestario que promueven Francia e Italia. Y la primera escaramuza se produjo ayer.

Mientras que el primer ministro italiano, Matteo Renzi, presidente de turno de la UE, habla de utilizar la flexibilidad que incorpora el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, Guindos manifestó ayer que las normas de la UE han nacido para ser cumplidas. O lo que es lo mismo, nada de relajaciones presupuestarias. Es decir, en línea con lo que plantea Alemania.

Un aliado de Renzi, el nuevo presidente del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, Gianni Pitella, advirtió ayer que “la designación de un comisario socialista para los asuntos económicos es una buena noticia, pero es necesario también asegurar un mejor uso de la flexibilidad ya prevista en el pacto de estabilidad".

Roma y París han intentado promover una relajación de las reglas para reducir el déficit, ya que consideran que estas medidas coartan el crecimiento. Sin embargo, según De Guindos, es necesario mantener las normas estables. “Eso sí –aseguró–, haciendo uso de la flexibilidad que permiten, como ya hizo España en dos ocasiones”. Una vela a Dios y otra al diablo.

Manos libres

Hay quien achaca la postura española a que el voto germano es clave para la elección del propio De Guindos como presidente del Eurogrupo de forma exclusiva y permanente (ahora se compatibiliza con el cargo de ministro nacional), y de ahí que España –todavía con alto nivel de déficit público– se ponga a favor de Alemania. La posición española, en todo caso, contrasta con la que hasta ahora ha ejercido el presidente Rajoy, que siempre ha presumido de que España ha tenido las manos libres para negociar con unos y con los otros.

Ahora lo único que está claro es que la presencia de De Guindos en Europa es un objetivo prioritario de la política exterior española, y el propio ministro de Economía dijo ayer en Bruselas que la presidencia del Eurogrupo “tiene que formar parte de una negociación global”.

Aunque no sólo eso. Guindos, por primera vez, habló de “cambios institucionales”. Es decir, que el presidente del Eurogrupo lo sea a tiempo completo y no a tiempo parcial. Hoy se elige por un mandato de dos años y medio, e históricamente el seleccionado ha formado parte del núcleo duro del euro (Luxemburgo u Holanda). O lo que es lo mismo, bajo la tutela directa de Alemania. No en vano, su misión es guardar el tesoro de la Unión Europea, que no es otro que la moneda única. Y por primera vez un país con fuertes desequilibrios, como es España, ocuparía esa plaza.

En la UE, sin embargo, todo es relativo, y es probable que el próximo 16, cuando se celebrará el Consejo Europeo ya con la presencia de Juncker tras obtener el respaldo de socialistas y populares en la Eurocámara, se apueste finalmente por una solución intermedia que hoy nadie es capaz de dibujar con precisión.

Aunque también es cierto que es probable que en caso de que Dijsselbloem no sea comisario, su sustituto dentro de un año sea el propio De Guindos, lo que retrasaría cualquier crisis de Gobierno hasta poco antes de las elecciones. Holanda ha dicho por activa y por pasiva que quiere agotar el mandato de Dijsselbloem, pero a nadie se le escapa que se trata de pura táctica negociadora. Entre otras cosas porque Holanda tiene un Gobierno de coalición, y los socios de los socialistas también tienen aspiraciones por lograr alguna cartera en la Comisión.

Mayor calado político tiene la legitimidad de la troika (la UE, el FMI y el BCE). Y ayer Juncker admitió que habrá que “reflexionar” sobre cómo se puede dar una “dosis de legitimidad democrática”. No apuntó ideas.

¿Quién será el próximo comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros? El nombre es todavía un misterio. Pero hay una cosa clara: el sucesor de Olli Rehn será un socialista. Y los dos nombres mejor colocados son el actual presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, y el exministro francés de Finanzas Pierre Moscovici.

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