Caos a la vista para los consumidores por el 'lado oscuro' del nuevo recibo de la luz

El tándem Soria-Nadal amenaza con provocar un caos fenomenal en el sector eléctrico con su nuevo modelo para fijar el precio de la luz, a la sazón flamante sustituto de las polémicas subastas. Por si fuera poco, muy pocos usuarios se beneficiarán de la supuesta bajada que trae consigo. Ya no son hipótesis, lo dejó claro ayer la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). “Tan solo los consumidores informados y que tengan equipos de medida con telegestión tendrán capacidad, por el momento, para utilizar eficientemente la señales de precio que se deriven del mercado, de modo que éstas repercutan en una reducción del precio medio que pagan por su consumo eléctrico”, expone en su informe. No se puede decir más claro.

Y es que Industria parece haber puesto la carreta antes que los bueyes. El nuevo modelo sustituye la fijación del precio a priori, en las llamadas subastas Cesur, por un mecanismo que factura lo consumido en cada momento, incluso cada hora en función del llamado mercado de contado (spot). ¿Problemas? Varios. Para empezar y como expone la CNMC, el sistema cuenta con 27 millones de consumidores con derecho al denominado Precio Voluntario –regulado para la baja tensión con potencias inferiores a 10 kilovatios–. De ese contingente, 11 millones quedan fuera al haber optado por el mercado libre. De los 16 restantes, sólo siete millones tendrán el 31 de diciembre de 2014 contadores inteligentes para sacar partido a la nueva tarifa del Gobierno.

Además, incluso para los afectados a los que acompaña la tecnología, el cambio es tan complejo que se hace imprescindible “una labor informativa dirigida al consumidor para que conozca donde puede consultar los precios”. Un esfuerzo continuo en el tiempo, hasta que en 2018 todos los hogares dispongan de los contadores pertinentes… y de formación para evitar abusos. “Esta labor informativa cobra especial relevancia a media en que se vayan generalizando los equipos de medida con telegestión, de manera que los consumidores puedan conocer cómo afectan sus decisiones de consumo horario a su factura eléctrica y dónde pueden comprobar que se les ha facturado correctamente”, subraya la CNMC.

La preocupación de la CNMC sobre posibles errores en el arranque del nuevo modelo es en apariencia tal que el propio supervisor “mantendrá un sistema en su web que permita al consumidor comprobar que su factura es correcta, tal y como establece la propuesta”. Como telón de fondo, el papel de las comercializadoras, en manos de las grandes eléctricas. Y es que el supervisor no tiene ni mucho menos claro que tengan capacidad de adaptarse rápido al nuevo modelo y parece querer ponerse la venda ante posibles excesos. “La nueva fórmula complica la elaboración de las facturas al comercializador y la comprobación de la misma al consumidor, al incorporar 1.480 valores (horas de dos meses). Por ello, se considera insuficiente el plazo de un mes previsto (…) para la adaptación de las comercializadoras”, remachael documento en cuestión.

En esta línea, plantea para estas compañías obligaciones extra en defensa del consumidor. “La CNMC va a promover el desarrollo de un Código de Buena Conducta para los comercializadores. Adicionalmente, se considera necesario introducir una obligación en la normativa que exija al comercializador que, con carácter previo a la firma del contrato, informe al consumidor del impacto en su factura que supone la nueva oferta, así como de la exigencia de la contratación de servicios adicionales. El comercializador deberá contar con la documentación precisa que acredite el cumplimiento de dicha obligación”, subraya el informe sobre la propuesta de real decreto planteada por el Ministerio de Industria.

La factura también subirá

Y es que la información parece clave en un sistema en que el recibo de la luz sufrirá más oscilaciones que antes cada dos meses. “El mecanismo de fijación del coste de la energía vigente determina el coste para el siguiente trimestre, mientras que el mecanismo propuesto es el resultado de aplicar los precios registrados en el mercado. En consecuencia, la comparación de las facturas de los consumidores entre bimestres presentará una mayor variabilidad”, indica el documento. Según las estimaciones del supervisor, la variación podría alcanzar los seis euros, en los meses de mayor consumo o con mayor lluvia o viento. Esto es, pese al mensaje que ha deslizado Industria, puede que hayatambién modificaciones al alza.

Por el momento, la mayoría de clientes, que no disponen de los contadores, verán como su recibo se basa en una estimación. En esta línea, serán acoplados a un perfil de consumo diario, multiplicándose el gasto de cada hora por el precio horario del mercado. El planteamiento de Industria también obliga a las comercializadoras a ofertar una tarifa anual, con un precio fijo durante doce meses. Una obligación que, de acuerdo con el criterio de la CNMC, debe tender a desaparecer. Como debe hacerlo el propio Precio Voluntario -antigua Tarifa de Último Recurso (TUR)-, en aras a una liberalización real del mercado. Claro que con empresas que agrupan generación, distribución y comercialización, el resto de problemas se difuminan.